Los impactos de a COVID-19 en al economía afectan los resultados del Presidente, además «de acuerdo con su estrategia económica y sus decisiones de política económica», es imposible alcanzar el 4 por ciento de crecimiento que se propuso al inicio de su sexenio.
Además, la relación de la iniciativa privada con el mandatario ha estado llena de asperezas y ha dicho que no tiene oídos para las propuestas del sector privado en materia económica. «La relación ha sido desgastante, ha sido una relación en la que el Presidente ha hablado más de lo que ha podido ejecutar», destacaron analistas.
Por Juan Luis García
Ciudad de México, 1 de septiembre (Economía Hoy).- La falta de resultados en materia económica ensombrecen los dos años de gestión del Presidente Andrés Manuel López Obrador quien tras los impactos más fuertes de la pandemia hoy entrega su informe de Gobierno sin generar expectativas de que habrá un giro de timón, coincidieron expertos.
«Esta es una presidencia que hoy podríamos decir que está naufragando», apuntaló Marco Arellano Toledo, investigador de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), principalmente, por la falta de ejecución de políticas económicas y de desarrollo.
Aún como candidato López Obrador prometió que la economía crecería en el orden de 4 por ciento por año. El primer año de Gobierno de la administración federal cerró con un estancamiento de -0.1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y el segundo, marcado por la epidemia, se prevé que termine con una contracción 8.8 por ciento, según el último estimado del Banco de México (Banxico).
«Lo que es importante es decir que antes de la pandemia ya estábamos en crisis, incluso tenemos cinco trimestres con crecimiento negativo. La pandemia apenas van dos trimestres. De acuerdo con su estrategia económica y sus decisiones de política económica es imposible alcanzar ese 4 por ciento», resaltó Abraham Vergara, consultor de negocios y director de la Maestría en Finanzas de la Universidad Akali.
La pandemia sepultó las esperanzas de un crecimiento sostenido, mas la intervención del Presidente ante la COVID-19 también ha dejado al sector empresarial y de instituciones financieras sin respaldo.
El domingo 5 de abril López Obrador ofreció un discurso más cercano a un balance de su Gobierno, que a un plan económico para enfrentar la pandemia. Ofreció dar 2 millones de créditos a micro negocios y amplió esta oferta hasta 4 millones en mayo, así como prometió crear 2 millones de empleos en nueve meses.
Hacia agosto, la realidad es opuesta. El Presidente dijo que se han entregado 1 millón 567 mil créditos sin detallar el desglose.
«La forma que conocemos en los medios y sus charlas, es que por internet tú te puedes dar de alta y recibir ese dinero pero las empresas micro, pequeña no están muy ligadas a la información que se da en un sentido federal, en vez de ello están muy ligadas a las dinámicas de las colonias y del municipios, aquí lo que falta es una coordinación del Gobierno federal y los Gobiernos locales», dijo Leonel Carranco, profesor de Economía Política en la Facultad de Estudios Superiores (FES).
A pesar de las grandes brechas que hay en el país, Carranco expuso que en promedio, a una micro empresa obtener 25 mil pesos puede servirle para sostener 2 meses de renta; para una pequeña empresa podría ser una liquidez para 20 días; y para una mediana empresa ya no resulta significativo.
El escenario del empleo también es contrario a la promesa de López Obrador. Se perdieron de marzo a junio 1 millón de empleos y el Banxico refirió que el año cerrará con al menos 750 mil puestos de trabajo perdidos.
«Este Gobierno es de ocurrencias. Dijo 2 millones, pero pudo haber dicho tres… Lo que dijo en aquella ocasión fue un decálogo de buenas intenciones y no de acciones», dijo Vergara.
En agosto se han recuperado 90 mil empleos, según datos del Presidente ofrecidos este lunes. Para cumplir su meta de generación de empleos del 5 de abril México tendría que generar un ritmo 500 mil empleos mensuales entre septiembre y diciembre.
INCERTIDUMBRE
En su toma de protesta, el Presidente leyó una serie de promesas para su Gobierno. En el ámbito de las inversiones dijo en público: «Las inversiones estarán seguras y se crearan condiciones para obtener buenos rendimientos por que en México habrá Estado de Derecho».
Pero una vez en pleno dominio de sus funciones el Presidente ha echado para atrás proyectos con inversiones, como es el caso de la cervecera Constellation Brands en Mexicali. La compañía había invertido 1 mil 400 millones de dólares y pese a contar con un avance del 70 por ciento el Presidente respaldó una consulta popular en la que 36 mil personas votaron y ganó el rechazo al proyecto.
«La decisión de cancelar Constellation Brands es una de las peores decisiones en la historia del país, igual o más grave que la cancelación del aeropuerto de Texcoco. Si se tenía duda de que el aeropuerto era una decisión aislada, esta es una forma cíclica de tomas de decisiones», expuso en su momento Carlos Serano, Economista Jefe de BBVA México.
El Gobierno federal ha decidido apostar por sus propios megaproyectos, como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el Aeropuerto de Santa Lucía. Sin embargo, en términos generales la inversión pública en infraestructura del Gobierno federal se ubicó en 485 mil 282 millones de pesos en el primer año de López Obrador, esto es un desplome de -8 por ciento en relación al 2018.
«Esta idea de que el Gobierno gastando manos ahorraba más lo que hizo fue una contracción económica importante. El Gobierno dejó de invertir en muchos sectores», dijo Arellano Toledo.
Este gasto del Gobierno Federal en construcción ha tenido una recuperación en 2020. En los primeros siete meses del año ascendió a 276 mil 273 millones de pesos, esto es 20.8 por ciento más que el mismo periodo del año pasado.
Pese a la entrada en vigor del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), aún no hay una discusión de parte de las autoridades para asentar las bases que sirvan para atraer inversiones o cadenas de valor de Asia a México, dijo Carranco.
DEUDA
El Presidente López Obrador ha mantenido en sus discursos que su Gobierno no ha adquirido deuda. Sin embargo, las cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) muestran el alza de la deuda.
«Se asentó una línea de crédito de cinco ministraciones por parte del Banco Mundial. Esto es nueva deuda, estoy de acuerdo que hubo un incremento por el tipo de cambio, pero es lo mínimo, el mayor porcentaje es nueva deuda, así que no mienta que no se ha endeudado el país porque claro que se ha endeudado», dijo Vergara.
El 31 de mayo el Banco Mundial aprobó un préstamo por mil millones de dólares al Gobierno federal para impulsar que los mexicanos menores de edad puedan contar con cuentas bancarias.
La expresión más amplia de la deuda, el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP), se ubicó en 12 billones 25 mil 900 millones de pesos en julio, esto es un incremento del 10.6 por ciento en relación al mismo periodo del año pasado.
La deuda representa el 51.9 por ciento del PIB, esto es más de 10 puntos porcentuales que en el cierre del 2018, cuando era de 48.8 por ciento. Se espera que este 2020 cierre en 55.4 por ciento.
«Una cosa es lo que se dice y otra es que ha aumentado el saldo de la deuda. Tanto extranjera, como interna. Vemos que ha aumentado en consideración del año pasado», dijo Carranco.
El investigador de la FES detalló que López Obrador ha evitado créditos del Fondo Monetario Internacional porque no hay problemas de balanza de pagos (desbalance entre ingresos e egresos).
RELACIONES FRÁGILES
La relación de la iniciativa privada con el Presidente Andrés Manuel López Obrador ha estado llena de asperezas. Y es recurrente que el Presidente aproveche sus conferencias matutinas para reiterar que no tiene oídos para las propuestas del sector privado en materia económica.
«La luna de miel del Presidente con la ciudadanía, los grupos organizados y los sectores de la iniciativa privada se ha acabado. Duró poco, generalmente, casi alcanza dos años y aquí al Presidente le ha tocado un año. La relación ha sido desgastante, ha sido una relación en la que el Presidente ha hablado más de lo que ha podido ejecutar. Se ha visto claramente que tiene sus empresarios favoritos»,dijo Arellano.
El Presidente ha seleccionado un grupo de empresarios con quienes intenta mantener una simpatía dentro del sector privado.
Durante su viaje a Washington para visitar al Presidente Donald Trump, López Obrador invitó a una cena junto con el mandatario de Estados Unidos a los empresarios mexicanos: Carlos Slim de Grupo Carso, Patricia Armendáriz Guerra de Financiera Sustentable; Carlos Bremer Gutiérrez de Grupo Financiero Value; Daniel Chávez Morán de Grupo Vidanta; Bernardo Gómez Martínez de Grupo Televisa; Francisco González Sánchez de Grupo Multimedios; Carlos Hank de Grupo Financiero Banorte, Miguel Rincón de Bio Pappel y Ricardo Salinas Pliego de Grupo Salinas; Marcos Shabot de la arquitectura y construcción; y Olegario Vázquez Aldir de Grupo Empresarial Ángeles.
En tanto que el Presidente ha aprovechado para batallar con otros sectores como la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) y señala a su presidente Gustavo de Hoyos de operar con base en aspiraciones políticas, al tiempo que ha mantenido una relación de altibajos con Carlos Salazar, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE).
Las grescas también han trascendido a otros poderes. Pese a que su promesa número 33 en la toma de protesta fue respetar la autonomía del Banxico, el Presidente ha insinuado que el gobernador del Banxico, Alejandro Díaz de León, ha jugado un papel en entramajes de corrupción. La semana pasada el Presidente señaló que Díaz de León aprobó créditos a Etileno XXI, una empresa vinculada al caso Odebrecht, cuando Díaz de León era funcionario en la banca de desarrollo.
El gobernador del Banxico desligó de estas acusaciones: «Los créditos a los que se hacen mención fueron aprobados en octubre del 2015 yo ingresó el 25 de noviembre, ahí los tiempos son los que señalo, son cosas que se aprobaron previo a que yo llegara a esta institución».
México necesita un programa de emergencia económica, que involucrase a la banca comercial y a la de desarrollo, apuntó Carranco. Este plan necesitaría concentrarse en a amortiguar el golpe de la epidemia.
«Es tremendo que no ha habido una reunión entre el Gobierno y bancos, y cómo se puede ayudar a amortiguar la caída tan grave de la economía y también una coordinación de la inversión pública en los tres niveles de Gobierno», dijo Carranco.
CAPITAL POLÍTICO
La encuesta Mitofsky de Roy Campos realizada para El Economista mostró en julio que la aprobación de López Obrador se sitúa en 53.8 por ciento y la desaprobación en 44.3; la aprobación es 9.1 puntos más baja que en junio del 2019.
Parte del capital político del Presidente es respaldado por sus programas sociales. Fueron 131 de 150 programas sociales los que continuaron en el primer año de su gobierno.
En 2019 estos programas sumaron un presupuesto de 899 mil 477 millones de pesos, apenas 2.5 por ciento menos que los 150 programas de último año del Presidente Enrique Peña Nieto, de acuerdo con un análisis del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo (Coneval).
Durante la epidemia los programas sociales han continuado, y se hicieron entregas por adelantado de las ministraciones para sus beneficiarios.
«Si bien no es exitoso, el estar repartiendo el dinero de manera directa, es políticamente redituable, Y eso es lo que mantiene una popularidad cautiva al Presidente . El legado del Presidente es asistencialista, en la entrega de recursos directos pero no en las grandes políticas ni grandes programas sociales, que por ejemplo, de 2000 a 2006 lo llevaron a tener tanto éxito como Jefe de Gobierno. Me parece que la presidencia pasa por un mal momento y que en 2021 va haber facturas», dijo Arellano.
