Con base en un sistema que combina clases en línea, educación por televisión abierta y programación por radio en lenguas indígenas, las autoridades tratan de evitar que los estudiantes se atrasen en su formación en un país definido de antemano por sus profundas desigualdades.
Por Félix Márquez y Christopher Sherman
VERACRUZ, México (AP) — Millones de niños de México regresaron a clases el lunes pero no a las escuelas, como parte del intento del Gobierno federal de iniciar un nuevo año académico pese a los desafíos de la pandemia de coronavirus.
Con base en un sistema que combina clases en línea, educación por televisión abierta y programación por radio en lenguas indígenas, las autoridades tratan de evitar que los estudiantes se atrasen en su formación en un país definido de antemano por sus profundas desigualdades.
Como otros países lo han comprobado, no existe un reemplazo perfecto para las clases presenciales, y para algunos estudiantes significó un final prematuro a sus carreras académicas.
El Secretario de Educación, Esteban Moctezuma, subrayó el lunes que algunos países optaron por abrir las escuelas y se han registrado brotes de COVID-19, mientras que otros decidieron suspender definitivamente el año escolar.
“Quizás otros países no cuenten con el compromiso del magisterio mexicano», dijo Moctezuma durante la conferencia de prensa diaria del Presidente Andrés Manuel López Obrador. «Tal vez otros países no poseen el tamaño de corazón de madres y padres como los nuestros, quizás nuestros niños, niñas y jóvenes deseen aprender más que nadie en el mundo.”
El Gobierno mexicano empleó a las televisoras privadas más grandes del país para dedicar canales a programación educativa las 24 horas al día. Las autoridades educativas desarrollaron la programación a fin de ofrecer a los estudiantes de todos los niveles académicos varias oportunidades para tomar sus clases.
Moctezuma indicó que las autoridades decidieron apoyarse en la televisión porque la población tiene mucho más acceso a ella que a internet. Pese a ello, surgen dudas sobre la manera en que las familias, especialmente aquellas con más de un hijo, lograrán combinar clases con empleos que requieran que ambos padres salgan de casa, frecuentemente llevando con ellos a los menores.
Más del 50 por ciento de los mexicanos trabaja en la economía informal, empleos que por lo general no es posible realizar desde casa.
Se teme que la pandemia implique el final de la educación formal para muchos alumnos que interrumpirán sus estudios. Una gran cantidad de escuelas privadas han tenido que cerrar debido a que padres de familia con problemas económicos han dejado de pagar las matrículas.
En la ciudad de Veracruz, en el Golfo de México, Leonardo Herrera Montoro, de cinco años de edad, inició sus clases de primero de primaria el lunes. En preparación para el nuevo ciclo escolar, su familia lo cambió de una escuela privada a una pública, reordenó su habitación, instaló un escritorio con una computadora y colgó una televisión del techo, contó su madre Martha Montoro, de 29 años.
Leonardo comenzó a ver sus clases programadas en la televisión —un segmento de educación física lo puso a hacer flexiones al lado de su madre—, pero algunos problemas lo forzaron a continuar con el resto de su jornada escolar por la computadora. Su madre también contrató a un maestro como tutor privado para mantener la atención a sus tareas y complementar sus clases con otras actividades.
En tanto, en la misma ciudad, Guillermo Argueta Luna ayudaba a su abuelo a preparar su bote pesquero para una jornada en el mar, en lugar de prepararse para el inicio de un nuevo año escolar.
Al final del ciclo escolar pasado, el joven de 17 años visitaba a diario un café internet para mantenerse al día con sus clases.
“Es muy diferente estar con la maestra en vivo enfrente, con todos los compañeros, que estar en una videollamada», declaró Guillermo. «Hay veces que el internet se satura, tantos que están conectados en las casas y se traba eso.”
También es un gasto adicional.
“Si me daban 30 de escuela diarios y ahora me tienen que dar 50 y 60, el doble de gasto. Pues es muy difícil eso, y por eso mejor lo que decidí fue abandonarlo y mejor venir a trabajar, así ayudar a mi familia a ahorrar”, añadió.
Su abuelo, Guillermo Luna Mendoza, dijo que si no lo vigilaba, su nieto no siempre aprovechaba las clases por internet. “Preferí mejor traérmelo a que me eche la mano”.
Manuel López Pereyra, un investigador en educación por la Universidad Iberoamericana en la Ciudad de México, dijo que la pandemia ha puesto en evidencia las carencias del sistema educativo del país, tal como ha ocurrido en otras partes del mundo.
“Hay una ausencia de políticas educativas eficaces que puedan conectar las necesidades tanto de los docentes como de las familias, así como las de las niñas y los niños”, comentó. La interacción en un aula no se puede reemplazar por los cursos por internet, mucho menos con la pasividad de la instrucción por televisión, dijo.
“Estos programas educativos deben ser acompañados por un docente”, recalcó López. “No pueden estar solos, necesitan de una persona, una pedagogía que les permita a las niñas y a los niños, pues, usar estos elementos que aprenden de la televisión”, comentó. Recalcó que muchos de los padres o tutores de los menores no tienen las herramientas suficientes para proporcionar dicho apoyo. “Entonces los dejamos allí solos”.
Moctezuma señaló el lunes que su agencia ha instalado 160 líneas telefónicas para estudiantes que busquen ese apoyo o tutoría. Sin embargo, con alrededor de 30 millones de alumnos, dichos recursos resultarían insuficientes. El funcionario recomendó a los padres mantenerse en contacto con los maestros de sus hijos.