Gustavo De la Rosa
14/07/2020 - 12:02 am
Una buena semana para la justicia mexicana
Como decíamos en el barrio “así es la vida y sin llorar”.
El 23 de septiembre de 2014, Jaime García Chávez presentó una denuncia penal contra César Duarte Jáquez, entonces Gobernador del Estado de Chihuahua, pues repentinamente se hizo de 70 millones de pesos; en aquel entonces, muchos chihuahuenses consideraron que la demanda de García Chávez era un atrevimiento con muy pocas posibilidades de éxito.
En 2014 Duarte tenía todo el poder del Estado y era un político que presumía el ejercicio autoritario del mismo, acosó a Jaime mediante seguimiento policiaco, le colocó guardias permanentes afuera de su casa y despacho, lo amenazó vía telefónica y ordenó agresiones físicas contra él cuando las circunstancias eran favorables; no fue fácil para Jaime resistir, como líder de Unión Democrática, con las reacciones abusivas del entonces Gobernador, pero lo hizo y hasta la fecha sigue empujando para lograr el trámite correcto y jurídicamente válido para su denuncia.
Incluso, políticos de alto nivel que simpatizaban con la causa anticorrupción encabezada por Jaime, después de acercarse a la entonces Procuraduría General de la República, opinaron que era mejor esperar otras condiciones para hacer avanzar el juicio; los elementos que esgrimían eran que, en los últimos años, no se había enjuiciado a algún gobernador en ejercicio y que, en todo caso, los juicios procederían cuando el gobernador dejara el puesto.
Y tal cual lo dijeron, Duarte pudo terminar su periodo de Gobernador y trasladarse tranquilamente a Estados Unidos.
La denuncia de Jaime fue una verdadera losa de concreto que le impidió al candidato a gobernador del PRI levantarse del piso y, a contrapelo, fue el combustible que impulsó a Javier Corral al triunfo electoral como mandatario del Estado.
Ya como Gobernador de Chihuahua, Corral abrió una serie de investigaciones en el fuero común que llevaron a la obtención de varias órdenes de aprehensión en contra del ahora exmandatario, que finalmente provocaron su detención en Miami, en su propio yonke Chávez.
Con los años, uno descubre que las coincidencias en el mundo de la diplomacia y la política no existen, más bien son mensajes para el buen entendedor, por eso no creemos que haya sido coincidencia que el día de la visita de Andrés Manuel López Obrador a Estados Unidos se haya detenido a este político acusado de alta corrupción, más bien fue resultado de la buena gestión de AMLO y el mensaje que dio fue para los corruptos del pasado, “no la van a librar, aunque muchos ingenuos hagan caravanas”.
Los detalles de la persecución, juicios, fallos contradictorios de la justicia mexicana, errores de las fiscalías y demás, son conocidos y se han escrito tanto sobre estos de tal suerte que sólo quiero subrayar las ideas que manejo líneas arriba.
Debemos reconocer el valor civil y la decisión política y jurídica de Jaime García Chávez en esta lucha contra la corrupción concreta y específica de un gobernador cuando aún era peligrosamente poderoso, también debemos reconocer que hay datos para suponer que la gestión diplomática e internacional de Andrés Manuel López Obrador permitió su detención en Estados Unidos, para después someterlo al procedimiento de extradición (que ojalá tenga éxito).
También es menester subrayar que el gobernador Corral ha sido muy poco leal con quien, en años de pobres, se portó con él como un buen amigo pero que, una vez candidato a gobernador, se le descompuso el teléfono, se le perdió el directorio y se le olvidó el domicilio de Jaime, quien inició la guerra contra la corrupción duartista.
En fin, así es y ha de ser la política, como decíamos en el barrio “así es la vida y sin llorar”.
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