Los ciudadanos temen salir y no es por la pandemia del coronavirus sino por la violencia. Hace una semana vieron a sujetos en vehículos y a pie tomar las calles y con bombas caseras quemar llantas, autos y negocios. El Cártel de Santa Rosa de Lima se apoderó de ese estado del Bajío con la venia de la autoridad. «Guanajuato está en guerra», aseguraron los afectados en el municipio de Celaya.
Ciudad de México, 27 de junio (SinEmbargo).– Las calles de Celaya, Guanajuato, lucen vacías. Los ciudadanos temen salir y no es por la pandemia del coronavirus. Ha pasado una semana de que sujetos con bombas molotov a bordo de vehículos cercaron el municipio y quemaron todo a su paso en represalia por la detención de integrantes del Cártel de Santa Rosa de Lima (CSRL). «Guanajuato está en guerra», aseguraron algunos afectados de negocios, quienes en unos minutos perdieron su patrimonio sin que haya responsables y bajo la omisión de las autoridades.
Sobre el boulevard Adolfo López Mateos incendiaron varios negocios, entre ellos la mueblería Florence Art. El edificio de tres pisos repleto de muebles quedó severamente dañado. Nada material se salvó. El patrimonio construido en más de 40 años de trabajo quedó en cenizas.
En otro punto de Celaya dos tiendas OXXO, ubicadas en la avenida Paseo del Bajío en la colonia Jardines, también resultaron afectadas luego de que sujetos arrojaron bombas caseras. Lo mismo le ocurrió a dos centros comerciales en la colonia San Antonio. También quemaron una gasolinera, pero el fuego no alcanzó a extenderse.
Las pérdidas en cada establecimiento se cuentan en millones.
«Era nuestro patrimonio de 47 años de trabajo», contó una de las afectadas en entrevista. «No se vale que hagan esas cosas».
Celaya, el tercer municipio más grande de Guanajuato con casi medio millón de habitantes, fue el más afectado con al menos 21 vehículos incendiados y siete negocios. A unos 20 kilómetros de ahí está el municipio de Villagrán, donde se ubica la comunidad de Santa Rosa de Lima, cuna del cártel del mismo nombre.
Esta cercanía con Villagrán hizo de Celaya uno de los municipios más afectados en los hechos violentos del sábado 20 de junio, luego de la detención de familiares (madre, hermana y prima) de José Antonio Yépez Ortiz, alias «El Marro», líder del Cártel de Santa Rosa de Lima, y otros presuntos miembros de la organización.
Para evitar las detenciones, los presuntos delincuentes causaron pánico en la población al bloquear carreteras con vehículos incendiados. También quemaron negocios en al menos 14 de los 46 municipios de Guanajuato sin que se reportaran personas fallecidas.
Pero aunque no hubo víctimas humanas, decenas de familias perdieron su patrimonio en unas horas y ahora buscan la ayuda del Gobierno para recuperar algo de lo perdido.
«Pedimos justicia por lo que está pasando», exigió la propietaria de un negocio en Celaya que quedó en cenizas . «Guanajuato era uno de los estados más productivos y ahorita la gente no quiere invertir por tanta violencia».
La violencia desbordada el pasado fin de semana en Guanajuato fue la cúspide de una serie de delitos que desde hace años son víctimas sus habitantes, entre ellos pequeños empresarios cuya poliza no cubre los ataques del narcotráfico. Cobro de piso, asaltos y secuestros son el pan de cada día, según sus testimonios.
«Mataron a mis vecinos por no dar la cuota y hay otro al que le secuestraron a su hijo», narró una de las víctimas. «Les quitan los coches, los bajan de los carros. Guanajuato está en guerra. Es una guerra de cárteles. Todo mundo dice no hay que salir a la calle, pero no por la pandemia, sino por lo que está pasando».
Guanajuato, estado gobernado por el panista Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, se coloca como el más violento de México. De 14 mil 632 personas asesinadas en el país, entre enero y mayo del presente año, el 13 por ciento (1 mil 903 víctimas) se concentra en esa entidad federativa.
La violencia se disparó en Guanajuato a partir del año 2018, el último de Miguel Márquez Márquez como Gobernador. Los homicidios dolosos crecieron 140.68 por ciento con respecto al año anterior inmediato, pues pasaron de 1 mil 84 delitos de homicidio en 2017 a 2 mil 609 en 2018.
Con seis millones de habitantes, Guanajuato es conocido por ser un centro turístico e industrial, y también una zona de contrabando de drogas y combustible.
A pesar de la pandemia de COVID-19, la extendida batalla de los cárteles Santa Rosa de Lima y Jalisco Nueva Generación por el control del territorio ha provocado una escalada de violencia en esta región otrora segura.
El objetivo de ambas organizaciones criminales es controlar en el estado el mercado del robo de hidrocarburos (la zona está llena de oleoductos por la Refinería de Salamanca), del tráfico a pequeña escala de drogas y la extorsión a pequeños y medianos empresarios en ciudades como Celaya, Irapuato y Salamanca.
En diciembre pasado dos camionetas llenas de sujetos con rifles llegaron a un negocio en Celaya, amagaron al guardia y se llevaron parte del inventario.
En otros negocios han secuestrado a locatarios por no pagar el famoso derecho de piso, que no es otra cosa que una cuota mensual cobrada por delincuentes a cambio de no hacerle daños a los establecimientos.
«Hemos sabido que los que no pagan sus cuotas acaban con sus familias. A una tortillería la explotaron. Si se niegan a pagar hacen de las suyas. Las agencias de carros cerraron por el temor», denunció una de las víctimas.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró esta semana que su Gobierno no permitirá «que se caiga en la anarquía, en el desorden ni mucho menos en que se pierdan vidas humanas».
Recordó que donde más se padece de la violencia es en el corredor industrial de ese estado, que es la parte más poblada, y señaló que las acciones violentas de mayor grado de este fin de semana ocurrieron en la ciudad de Celaya.
Precisamente en Celaya los pequeños empresarios piden ayuda.
«No tuve ningún apoyo del Gobierno de Celaya. Necesitamos hacer algo. La situación está mal», pidió una de las afectadas.
–Con información de EFE