La política del FCE es salir a la calle, con los lectores. Volveremos, pero con calma: Paco Taibo
PorNadia Virgilio García
30/05/2020 - 12:04 am
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La crisis originada por la pandemia de coronavirus ha golpeado a varios sectores económicos, incluyendo a la industria editorial. Sobre las medidas y la “nueva normalidad” a la que se adaptarán la editoriales habló Paco Ignacio Taibo II, escritor y director del Fondo de Cultura Económica (FCE).
El autor también expuso la importancia de la literatura en estos tiempos: “El libro es buen compañero para enfrentar el desasosiego, el desconcierto, la ausencia de perspectiva, los miedos. Siempre encontrarás un libro que te ayude a ver las cosas de manera diferente, a tomar distancia, a gozar”.
Ciudad de México, 29 de mayo (SinEmbargo).- La crisis originada por la pandemia de coronavirus ha golpeado a varios sectores económicos, incluyendo a la industria editorial. Sobre las medidas y la “nueva normalidad” a la que se adaptarán las editoriales habló Paco Ignacio Taibo II, escritor y director del Fondo de Cultura Económica (FCE).
«Cuando tengamos posibilidad de salir estaremos muy golpeados económicamente, entonces hay que prepararse para eso. Además, tiene que ser una operación muy medida para no poner en peligro a la gente”, opinó el autor y detalló que el primer paso para el FCE será la reapertura de librerías, aunque tendrá un proceso lento, dependiente de muchos factores.
«La calle es el espacio natural donde se encuentran los lectores, los escritores y los libros. La política del Fondo es llegar a donde no se llegaba, hacer tianguis en ciudades que nunca habían tenido una librería, llegar con librobuses a escuelas que no tenían publicaciones a la mano”, agregó en esta entrevista para Puntos y Comas.
Sobre la importancia de la literatura en tiempos de cuarentena, Paco expresó: “El libro es un buen compañero para enfrentar el desasosiego, el desconcierto, la ausencia de perspectiva inmediata, los miedos. Siempre encontrarás un gran libro que te ayude a ver las cosas de manera diferente, a tomar distancia, a gozar».
—¿Cuál es la importancia de la literatura durante el confinamiento?
—Tiene un efecto balsámico, cura, abre nuevos horizontes, te da una dimensión diferente. Una novela te permite salir de los límites del confinamiento y recorrer planetas, ponerte en otras cabezas, ver el mundo de otra manera. La literatura siempre ha tenido la virtud de romper el aislamiento, y ahora el confinamiento forzoso que estamos viviendo con la pandemia. En la noche enciendes tu lamparita, haces una cuevita de luz y ahí te vuelves parte de una historia que sucede en la Antártida.
—¿Cómo está aprovechando el FCE este momento?
—Hemos tenido una respuesta muy espectacular en el tema de los regalos de libros; hemos regalado libros en grandes cantidades en internet, descargas gratuitas. Llevamos más de medio millón de libros regalados, es muy sorprendente la respuesta de la gente. Medio millón son muchos libros para un país del que se dice que no se lee, y además usando solo un instrumento como es la red, sin que haya en medio libro en papel. Para mí ha sido una sorpresa muy positiva esta operación que lleva ya dos meses largos corriendo. Te doy la cifra exacta de cuántos libros llevamos regalados: al día de hoy son 506 mil 661 y siguen.
La otra sorpresa fue ver qué títulos de regalo pegaron más; me tiene muy sorprendido. Las primeras descargas que se realizaron son libros infantiles, y es normal porque si tienes un chavito en casa, bajas un libro para leérselo. Pero luego están Apuntes para mis hijos, de Benito Juárez; está Elena Poniatowska; está Guillermo Prieto, están los cuentos de Dostoyevsky, lo cual me tiene muy sorprendido por el interés. Estás hablando de 200 mil personas, 100 mil, 50 mil, 15 mil que bajaron un mismo libro. Además el próximo miércoles vamos a lanzar nuevas ofertas de libros, bajo todas las modalidades.
Esta es la parte más positiva de lo que estamos viviendo, aparte de que tenemos trabajando la librería virtual, vendiendo libros en papel, con dificultades de envío, pero ahí vamos.
—Durante los días de cuarentena, la salud mental y emocional es un tema importante que a veces no atendemos ¿Crees que la lectura ayude a manejar la ansiedad y el miedo?
—Yo digo que sí, por lo menos a mí me ha funcionado. Si hago memoria personal sobre mi vida, en momentos de gran ansiedad, de soledad, desamor, de crisis personal y económica, el refugio del libro siempre estuvo ahí, siempre estuvo la posibilidad de irte a otro mundo. Algunos materialistas vulgares decían que «eso es literatura de evasión», y yo digo: ¡cuál es la bronca! Evadirte es fugarte de la cárcel.
En ese sentido, en tiempos como estos el libro es un buen compañero para enfrentar el desasosiego, el desconcierto, la ausencia de perspectiva inmediata, los miedos. Siempre encontrarás un gran libro que te ayude a encontrar otro universo, a ver las cosas de manera diferente, a tomar distancia, a gozar.
Yo he leído como nunca en estos meses. El único problema es que estoy leyendo tanto que de pronto tengo tres libros empezados al mismo tiempo y me digo: «¡Paco, disciplínate hombre!» ¡Pero no puedo! Ahorita ya llevo cuatro libros empezados, lo cual está más arriba de mi récord habitual.
—¿Como autor, cómo has llevado el encierro? ¿Escribes con frecuencia, tienes algún hábito o esquema de lectura en particular?
—No, ya ni sé cuándo es de día y cuándo es de noche. El primer efecto del encierro es que perdí los horarios. Me despierto a las 4 de la tarde, me acuesto a las 5 de la mañana… estoy desquiciado. He tratado de mantener rutinas porque el Fondo sigue funcionando; hay más de centenar y medio de personas conectadas por red, haciendo portadas, corrigiendo, traduciendo, preparando nuevos libros, preparando las condiciones del regreso a las librerías y, por supuesto, en administración; hay que pagarle el salario a todo el personal del FCE. Tengo alrededor de 200 mensajes entre Telegram, Whatsapp, tuits, correos y llamadas de teléfono con todo esto.
Leo sí, en ratos, mucho. Terminé un libro, que se lo entregué a la editorial, sobre el Levantamiento de Varsovia y ahora estoy haciendo una colección de relatos históricos, historia narrativa. Yo me encuentro tiempo y placer en este encierro. Para mí el encierro no es tan trágico. Lo lamento porque hay muchos que lo están viviendo de una manera muy terrible, pero uno está acostumbrado a encerrarse para escribir.
—¿Puedes recomendarnos algunos títulos para leer en las siguientes semanas?
—La semana que viene vamos a poner de oferta una novela policiaca de un autor español, que me gusta particularmente: La noche del caimán, de Diego Ameixeiras, un escritor joven de origen gallego. Durante una semana va a estar gratis este libro de la Colección Popular para que lo descarguen.
También un libro que me gusta particularmente es Los yanquis en México, que escribió Guillermo Prieto. Es una crónica de cómo los gringos entraron a la Ciudad de México y la respuesta del apedreamiento que la gente les hizo en las calles. Es un libro chiquito, estupendamente escrito. Igualmente lo pueden bajar gratis.
Toda esta información la pueden recibir en «Desde el fondo», el programa que estamos haciendo todos los miércoles a las 8 de la noche. Se transmite por Facebook y Youtube.
—La crisis económica también le ha pegado a la industria editorial. ¿Cuál es el panorama a futuro? ¿Cuáles serán las nuevas formas en las que se adaptarán las editoriales?
—No te puedo hablar por todos, pero lo que sí es cierto es que cuando tengamos posibilidad de salir estaremos muy golpeados económicamente, entonces hay que prepararse para esto. Tenemos que proteger no sólo al público sino a nuestros libreros, a nuestros «librobuseros», a los que organizan los tianguis. Tiene que ser una operación muy medida para no poner en peligro a la gente.
De hecho el primer paso será la reapertura de algunas librerías, pero nos va a tomar tiempo y nos tenemos que ir con calma: ¿cuántas personas pueden entrar al mismo tiempo en la librería?, ¿cómo se debe sanitizar el lugar?, ¿cuánto personal que no esté en condiciones de riesgo podemos tener ahí? Yo calculo que va ser un proceso muy lento.
Vamos a tener que volver a producir las charlas, los encuentros con autores. Ahorita estamos haciendo todo eso de manera virtual, pero en algún momento tendremos que salir a la calle. La calle es el espacio natural donde se encuentran los lectores, los escritores y los libros. Y la política del Fondo durante los primeros meses de este año, que es la continuidad del año pasado, es salir a tomar las calles, llegar a donde no se llegaba con libros, hacer tianguis en ciudades que nunca habían tenido una librería, llegar con librobuses a escuelas que nunca habían tenido un libro, regalar libros en las comunidades en donde nunca llegaban libros. Vamos a volver a esta política, lo que pasa es que hay que hacerlo de una manera cautelosa.
Es complicado, cuando dices «volver a la normalidad», yo creo más bien que es volver a una normalidad diferente porque de entrada y en principio la pandemia no habrá desaparecido.
—Independientemente de la pandemia, ¿cómo ves el panorama de la cultura en México en este nuevo Gobierno?
—Híjole, ¡no me hagas preguntas tan complicadas! No tengo una perspectiva global de la crisis cultural. De repente veo a mis colegas actores sin teatro, lo cual es terrible, veo a los músicos que no pueden hacer presentaciones. Es complicado para ellos porque no tienen los espacios en vivo, que es lo que les genera más ganancias. De nuestra parte, como editorial, ha avanzado mucho con acciones como bajar los precios, llegando a lugares donde no se llegaba, cambiando el modelo hacia una editorial popular. Y así seguiremos.