Llamadas por algunos investigadores «ratones glaciares», son descritas como una especie de almohadas de consistencia blanda y húmeda que proporciona un «hábitat clave» para los invertebrados.

Ciudad de México, 24 de mayo (RT).- La presencia de extrañas bolas de musgo en ecosistemas glaciales ha llamado la atención de la comunidad científica, que desde hace décadas intenta comprender su origen y cómo coexisten entre las bajas temperaturas y las extremas condiciones de ese entorno. Recientemente, un grupo de científicos estadounidenses ha revelado nueva información sobre estas particulares formaciones, que han resultado ser diminutos ecosistemas para la vida microbiana e importantes componentes de la actividad biológica en los glaciares.

En un estudio publicado en la revista Polar Biology, esos expertos analizaron esas bolas en un glaciar de Alaska (EU) y descubrieron que pueden persistir por años y son capaces de moverse —como las famosas plantas rodadoras de las películas del oeste— de manera coordinada y como si se tratara de un rebaño. «Toda esta agrupación se mueve aproximadamente a la misma velocidad y en las mismas direcciones», asegura uno de sus autores, Timothy Bartholomaus.

Bartholomaus y su equipo etiquetaron 30 de esas formaciones en el glaciar Root y rastrearon su movimiento durante 54 días en 2009. En los tres años siguientes, regresaron y evidenciaron que este musgo se movía «relativamente rápido», a un ritmo de un centímetro por día. Asimismo, demostraron que muchos de ellos, los más maduros, podían tener una vida media de más de seis años.

Estas bolas han sido llamadas por algunos investigadores «ratones glaciares«, siendo descritas como una especie de almohadas de consistencia blanda y húmeda, compuestas por diferentes especies de musgos. «Realmente se ven como pequeños mamíferos, pequeños ratones o ardillas o ratas o algo que corre por el glaciar, aunque obviamente corren en cámara muy lenta», comenta la bióloga Sophie Gilbert, coautora del trabajo.

Hasta el momento se sabe que estas agrupaciones pueden desarrollarse a partir de las impurezas de las superficies de hielo y proporciona un «hábitat clave» para los invertebrados. Son consideradas un «fenómeno biológico relativamente raro» visto no sólo en Alaska, sino también en Islandia, Noruega y Sudamérica, aunque no crecen en cualquier glaciar y al parecer sólo lo hacen en ciertas condiciones.

El equipo no pudo dar explicación al patrón de dirección del movimiento, que creían era producto del derretimiento del hielo donde crecen o de las corrientes de viento o a razón de seguir la luz del sol. «Probablemente la explicación esté en algún lugar de la física de la energía y el calor alrededor de la superficie del glaciar, pero todavía no hemos llegado allí», señala Ruth Mottram , científica del Instituto Meteorológico de Dinamarca.

De cualquier manera, el largo periodo de vida de las bolas de musgo reitera su importancia como unidad ecológica «relativamente estable» en los glaciares, que siguen siendo vistos como territorios estériles, y podría explicar su colonización por parte de algunos invertebrados, que incluyen gusanos simples y osos de agua, que han sido detectados en su interior.

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Redacción/SinEmbargo

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