Desde el inicio de la crisis por el coronavirus, médicos, enfermeras, riders y trabajadoras del hogar han estado en el primer frente de batalla. Ahora WASH los ha representado en la serie Tiempo de Superhéroes, de la mano de 15 ilustradores españoles que se han viralizado en redes sociales.
Por Mónica Zas Marcos
Ciudad de México, 22 de mayo (ElDiario).- La tienda se inauguró en 2016, pero tanto el nombre que eligieron entonces como el proyecto que tienen ahora entre manos son de una actualidad estremecedora. WASH no es una advertencia para lavarse bien las manos, sino las siglas de We Are Super Heroes, una librería online de cómics que ha dejado de vender historias ajenas para contar otras olvidadas, pero universales.
Desde el inicio de la crisis de la COVID-19 se ha dicho que los médicos, las enfermeras, los riders, las limpiadoras del Metro o los reponedores de supermercado han sido los salvadores de esta época traumática, y ahora WASH los ha representado como tal en Tiempo de Superhéroes.
La serie consta de quince tapas diseñadas por ilustradores e ilustradoras españolas que se han viralizado en redes sociales y han conformado una suerte de cómic sobre la lucha que aún libramos contra el coronavirus.
«Olvídate de Sin City. Olvídate de Gotham. Olvídate de Batman y también de Hulk. Tus héroes de hoy no llevan disfraz, sí uniforme. El súper lo llevan de serie junto a sus mercados», reza el texto de presentación de Superhéroes de supermercado, los primeros de la iniciativa. Junto a ellos, Midnight Trucker, Las aventuras del cartero en la ciudad fantasma o Escuadrón UME forman un batallón de Vengadores que no nace de Marvel, sino de una empresa española y mucho más humilde.
«Aunque somos un negocio online y podíamos hacer pedidos, decidimos no poner a nadie en riesgo, ya fuera al repartidor, al que prepara los paquetes o al cliente», dice Nacho Marugán, dueño de WASH y uno de los cerebros tras Tiempo de Superhéroes, a eldiario.es.
«Al no poder vender historias, pensamos ¿y por qué no las creamos?», rememora. Así, con el virtuosismo de varios ilustradores amigos y otros a los que contactaron por las redes, surgió este homenaje a «gente que nos salva todos los días con pequeños gestos que forjan grandes hazañas». Para él, la clave del éxito y de la gran acogida del público reside en la cotidianidad porque todo el mundo se siente identificado con sus personajes, incluyendo los propios ilustradores.
Ese es el caso de Marcos Álvarez, la mano que firma The golden cleanersy se inspiró en su madre, trabajadora de la limpieza en las estaciones de Renfe y que lleva más de 60 días enfrenándose al virus. Pero también de Loreto Manzanera, que se inspiró en su serie de animación favorita, La banda del patio, para su Fantastic Teacher, o de Jaime González, Jimmy, que ha rendido homenaje a los riders que han pedaleado sin descanso desde el inicio de la pandemia porque hace no mucho él fue uno de ellos.
«Mientras unos se hacen más pobres, otros se enriquecen. Siempre es así. Después de salir a aplaudir al balcón, muchos piden su hamburguesas por Glovo o Deliveroo y se dejan la empatía en los aplausos», cuenta Jimmy a eldiario.es. «Yo he sufrido la lluvia, la presión y esa misma falta de reconocimiento», explica. Como amante de los cómics norteamericanos, la estética de Los riders del apocalipsis se inspira en dicho imperio, pero Marugán incide en que cada ilustración tiene las técnicas, el gusto y la impronta particular de los ilustradores, tanto en continente como en contenido.
«Algunos colectivos los hemos propuesto desde WASH, pero otros muchos, como los anteriores, beben de historias personales», dice el dueño de la tienda de cómics. Esa naturalidad es la que ha llamado la atención a posteriori de empresas como Correos, cuyos carteros protagonizan una de las portadas, o Ecoembes, que también aparecen en forma de Trash Hunters -personal de recogida de basuras-, y que les ayudan a dar voz a la iniciativa.
En cuanto a los planes de convertir Tiempo de Superhéroes en una tirada en papel, Nacho Marugán no lo desmiente pero se resiste a dar detalles. Lo que sí asegura es que serán los ilustradores quienes decidan el precio y a qué destinan los beneficios del proyecto. «Nosotros no nos quedamos nada», asegura desde WASH.
Tampoco contempla ampliar la tirada con más ilustraciones, aunque algunas ideas se hayan quedado en el tintero como la del «Samur social, los conductores de transporte público o esos pobres perros que han sido explotados como salvoconducto», bromea.
Y, aunque no hay superhéroe sin supervillano y alguna de sus portadas tengan rostro reconocible, nombre y apellidos (como las dedicadas al doctor Parra, a Spiriman o a la enfermera Amparo Bahamontes), Marugán se resiste a señalar a otro que no sea «el zorro de la Covid-19». Sin embargo, hay veces que sobran menciones porque el enemigo se termina desenmascarando él solo.
EL CASO DE SPIRIMAN: DE SUPERHÉROE A ANTIHÉROE
Hay una ilustración en concreto que los responsables de Tiempo de Superhéroes preferirían obviar: la dedicada a Super Spiriman. El mediático doctor cordobés Jesús Candel, más conocido como Spiriman en redes sociales, fue el protagonista del tercer volumen, lanzado el 24 de marzo, por «su poder de dar la cara de hablar claro y de mojarse».
Pero quien fuera el rostro políticamente incorrecto del «quédate en casa», mensaje necesario al principio de la pandemia, ha virado hacia algo que no apoyan ni el ilustrador encargado, Nache Ramos, ni WASH. «Yo fui el autor y me arrepiento mucho de haberla hecho, en esos momentos me pareció lógico lo que proponía, pero a día de hoy lo veo fatal. Lo siento de verdad», piensa Ramos.
«Si me preguntas si daría luz verde a esa portada hoy en día, la respuesta es no», dice con rotundidad Nacho Marugán. «Las cosas tienen sentido en su contexto, pero ahora el personaje ha superado a la persona, las formas no son las correctas e incluso hay denuncias en firme. Nos planteamos sacar una imagen extra, pero no eliminarla, y en última instancia depende del ilustrador», cuenta el dueño. Lo que sí afirma es que ni en un primer momento ni ahora han tenido contacto con Spiriman, sino que «la idea salió de forma espontánea, lo mismo que con Amparo o con el doctor Parra».
«Siempre pasa cuando trabajas en publicidad o en imagen. Alguien que puede ser un ejemplo hoy, y mañana es lo contrario, como en política. No representa que vayamos de la mano de ese tío, porque al final lo que debería calar es el mensaje», piensa por su parte Jimmy. Ambos coinciden en que ese es el peligro de personificar y en que serán más imperecederas las que rinden homenaje a un colectivo amplio: héroes sin rostro pero con voz y cuyo eco alcanza incluso al noveno arte.