Con poco dinero en salud y con pobreza, mexicanos han librado ya tifo, influenza, cólera, polio…
PorIvonne Ojeda de la Torre
27/04/2020 - 8:30 pm
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México ha resistido desde su origen el embate de epidemias, aun cuando un sector importante de la población no cuenta con seguridad social y los gobiernos anteriores inyectaron pocos recursos al sector salud.
Ciudad de México, 27 de abril (SinEmbargo).- El pueblo mexicano ha resistido a pandemias y epidemias a lo largo de 20 décadas a pesar de la pobreza, la desigualdad social y la falta de acceso a la salud.
Casi un siglo después de que la influenza A (H1N1), llamada gripe española, azotara a la población mexicana en 1918, otras epidemias se han presentado, la mayoría con una tendencia similar a la desventaja de la población con escasos recursos.
Desde el periodo de posterior a la Revolución mexicana y hasta las políticas de ajuste del ex Presidente Miguel de La Madrid Hurtado (1982-1988) y el incremento de éstas durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) sostuvieron la brecha de salud.
En 1980, se redujeron en un 47 por ciento las inversiones en materia de salud por parte del Estado mexicano, según señala el antropólogo social Eduardo L. Menéndez.
Para 1990, investigadores de la Dirección General de Estadística Informática y Evaluación de la Secretaría de Salud estimaron que en esa década, el 76.5 por ciento de la población no derechohabiente se concentraba en los municipios con mayor pobreza del país.
En 1994, Al finalizar el sexenio de Carlos Salinas, el perfil epidemiológico del país mostró un incremento considerable de enfermedades respiratorias agudas y diabetes melitus, según los anuarios de morbilidad de la SSA.
La tendencia a la reducción del presupuesto a la salud y a la desatención de aspectos importantes acompañó a las administraciones priistas durante todo el siglo XX.
Con estas políticas y el incremento de casos de enfermedades no transmisibles, el pueblo mexicano resistió durante el siglo pasado el embate de diversas epidemias.
–1915-1916/TIFO
El tifo y la viruela fueron epidemias frecuentes durante la primera mitad del siglo XX. Entre 1910 y 1915 la inestabilidad social que surgió con la Revolución Mexicana trajo consigo hambrunas y una serie de brotes de enfermedades que afectaron sobre todo a las poblaciones más empobrecidas.
También las grandes ciudades sufrieron numerosas muertes por estos brotes epidémicos. La Ciudad de México fue afectada por el tifo. Entre octubre y diciembre de 1915, el Consejo Superior del Gobierno del Distrito Salubridad e Higiene, calculó que fallecieron mil 658 personas a causa de esta enfermedad y 9 mil 793 entre enero y octubre de 1916.
1918/INFLUENZA A (H1N1)
Para 1918, la gripe española golpeó todavía con más fuerza al país. Esta pandemia global está vinculada a la Primera Guerra Mundial. Los registros hemerográficos reportan entre mil 500 y 2 mil muertes por día durante este episodio. Molina del Villar, menciona en una investigación que en la Ciudad de México, la población más afectada fueron los pobres, escenario que se ha repetido en la mayoría de los brotes epidémicos.
En 1918, con los hospitales colapsados de enfermos, y el número de médicos y personal de salud insuficiente. Las crónicas de la prensa señalan que los cadáveres comenzaron a ser apilados en las calles. La peor parte la llevaron los más humildes que no contaban con el dinero para pagar los féretros. Otra medida que se recomendó fue aislar a los pacientes de bajos recursos jacalones en el parque de Valbuena de la Capital.
Las primeras medidas que se tomaron para enfrentar a la influenza de aquel periodo fueron suspender el tránsito de los trenes, también se clausuraron todos los centros de reunión, se desinfectaba las calles durante la noche, se recomendó el uso de cubrebocas impregnados con crenolina y tapones de algodón en la nariz.
También empleaban una solución de sublimado para desinfectar las manos, se fumigaron las habitaciones donde descansaban enfermos, y se recomendaba evitar exponerse al frío y no saludar de mano entre otras medidas, de acuerdo con la investigación de Molina.
–1940-1950/FIEBRE AMARILLA
Entre 1940 y 1950 dos décadas después de la influenza A (H1N1) que mermó a la población mexicana en el periodo post-revolucionario. Chiapas, Oaxaca y Tabasco fueron afectadas por la fiebre amarilla, una enfermedad que se contagia por medio del mosco Anopheles y que de acuerdo con datos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dejó 24 mil muertos cada año durante esa década.
En la Red se encuentra disponible un artículo de la revista Salud Pública de México, firmado por los doctores Juan Ramón Blancarte Melendez y Noe de Jesús Cabrera Palma y titulado “El Programa de Erradicación del Paludismo en México”, se menciona que la fundación Rockefeller colaboró con el Gobierno mexicano para rociar con Dicloro Difenil Tricloroetano (DDT) en las paredes de las casas con la intención de eliminar al mosco.
Se menciona también que una investigación realizada en Estados Unidos, determinó que el efecto de esta sustancia permaneció activo por cuatro meses. La sustancia fue prohibida en 1972 por su elevada toxicidad, a la que estuvieron expuestos los afectados por la enfermedad.
–1948-1955/POLIOMIELITIS
La doctora Sonia B. Fernández Cantón publicó en un artículo de la Revista Conamed que entre 1948 y 1955 se registraron mil 100 casos de poliomielitis. Tras una fuerte campaña de vacunación, el último caso se presentó en 1990.
En marzo de 1984, el Boletín de Epidemiología de la Secretaría de Salud publicó que 87 niños se contrajeron poliomielitis en Yucatán entre enero y octubre de 1980. 25 casos se presentaron en una colonia con deficiente saneamiento.
Sin embargo, la mayoría de los menores había sido vacunado contra la poliomielitis, 40.2 por ciento de los casos habían recibido hasta tres dosis de Sabin.
Por lo que el personal de la SSA inspeccionó los refrigeradores de almacenamiento y encontró que los termómetros no funcionaban, que la vacuna era mal estibada, y que con frecuencia se empleaban para guardar alimentos. La SSA tuvo que iniciar una intensiva campaña de vacunación y capacitar al personal del laboratorio.
–1991/CÓLERA
En 1991 el cólera resurgió después más un siglo sin brotes importantes. De acuerdo con un artículo de la Gaceta Médica de México, en el primer año de la epidemia se presentaron 2 mil 690 casos con una tasa de incidencia del 3.1 por cada 100 habitantes.
En 1992, el número de casos nuevos ascendió a 8 mil 162 contagiados, un incremento del 300 por ciento con respecto al año anterior. Para 1993, ya sumaban 11 mil 901 casos y en 1994 la cifra llegó a 4 mil.
Se atribuyó al consumo de mariscos y al agua contaminada la transmisión del virus causante de esta enfermedad. El Gobierno de Carlos Salinas lanzó una intensa campaña para enfrentar el virus. De acuerdo con el texto, se repartieron entre 1991 y 1995 un millón 28 mil, 586 sobres de Vida Suero Oral, lo que equivalente a 113 sobres por cada caso registrado.
–1983-1995/VIH
Entre 1983 y 1995 se presentaron 22 mil 312 casos de contagios por el virus del VIH que ocasiona el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida). La epidemia fue de carácter global y al igual que en otra países en México se generaron diagnósticos con retardo o hubo subregistro.
Un artículo de Salud Pública señala que en 1995 permanecían 86 mil casos asintomáticos. En la década de los años 80 en grupo más vulnerable a esta enfermedad fue la comunidad LGBT.
En el primer año, este grupo correspondió al total de los casos presentados. En 1988 correspondió al 80 por ciento y en 1994 al 6o por ciento. La campaña para contrarrestar al Sida se prolongó durante toda esta década.
A esta epidemia se le debe el cierre de los bancos de venta de sangre debido a que se generaron contagios a través de ellos.
En 1986 los donadores de sangre proveían una tercera parte de las unidades que requería el sistema de salud. Ese año se analizó la sangre de 9 mil 100 donantes y se encontró que 659 estaban infectados. Se determinó que los bancos de sangre privados habían sido contaminados. En 1987 se eliminó la comercialización de la sangre.
–2009/INFLUENZA A (H1N1)
En 2009 la Influenza A (H1N1) cobró aproximadamente mil vidas de acuerdo a registros oficiales. La SSA, señala que este virus presenta mutaciones cada 40 años.
En abril del 2009 se dieron las primeras muertes por esta epidemia en la Ciudad de México y San Luis Potosí. Sin embargo las autoridades determinaron que el virus no fue tan dañino como se esperaba debido a que no observó mutaciones durante la pandemia.
–2011/CÁNCER
En el 2011 el Gobierno de Jalisco ocultó un estudio que revelaba una crisis sanitaria que propició un repunte de casos de cáncer en una comunidad. El informe fue realizado a petición del Gobierno estatal a la Universidad de San Luis Potosí, a raíz de que se intensificaran las protestas por la contaminación del Río Santiago, el principal afluente de la cuenca Lerma-Santiago.
El estudio confirmó que los altos índices de contaminación estaban relacionados con las patologías que presenta la población, entre ellas el cáncer. La muestra se conformó 330 niños de 6 a 12 años de edad que habitaban en las inmediaciones del Río Santiago, en donde varios corredores industriales realizan descargas residuales con poca o nula vigilancia de las autoridades.
El estudio fue ocultado por 11 años, según explicó a los medios de comunicación Gabriela Domínguez, la investigadora que lo realizó. Los resultados indicaron que el 40 por ciento de los menores presentaban padecimientos relacionados con el cáncer, daño neurológico, y en los riñones.
El Gobierno de Jalisco negó que se ocultara información sobre este informe. Sin embargo, las autoridades permanecieron durante esa década omisas al daño medioambiental, en tanto que las personas que habitan la región muestran una alta tendencia a padecer cáncer y enfermedades renales desde hace una década.