Las imágenes son impactantes y se repiten en todas las funerarias del país: cadáveres trasladados en cápsulas especiales; personal vestido con overol de protección con capucha, protector facial, goggles y guantes de uso clínico. «No es un juego: quédate en casa», se lee en las camionetas fúnebres. Las medidas son extremas que incluso se recomienda a las funerarias que toda muerte por neomonía sea tratada con el mismo cuidado que las de COVID-19.
Ciudad de México, 12 de abril (SinEmbargo).– «No es un juego: quédate en casa», se leía en una camioneta de servicios funerarios en Ciudad Juárez (Chihuahua) mientras trasladaban el cadáver de una mujer –quien presuntamente murió de COVID-19–, en medio de medidas extremas. Cápsulas, guantes, overol con capucha, cubrebocas N95, protector facial y goggles, forman parte del equipo que las autoridades exigen para el manejo de los cuerpos, incluso se les ha recomendado que toda muerte por neomonía sea tratada con el mismo cuidado que las de coronavirus, señalaron funerarias en la Ciudad de México.
Más de 200 personas han muerto en México (entre ellas dos embarazadas) a causa del coronavirus desde el pasado 18 de marzo, y van más de 3 mil los casos positivos, de acuerdo con cifras oficiales. Si bien el número de muertes es menor al que tienen en otros países del mundo, las autoridades y las 4 mil 918 funerarias registradas quieren estar preparadas para cuando se llegue la Fase 3 y las muertes aumenten. Aunque en la clandestinidad también operan alrededor de 3 mil 300 agencias que además de cometer fraudes, no tienen los lineamientos de salubridad para el manejo de cadáveres por COVID-19.
Al igual que en Ciudad Juárez, las imágenes de las funerarias en la Ciudad de México se repiten y también son impactantes: cadáveres trasladados de los hospitales hasta las funerarias en cápsulas especiales; personal vestido con overol de protección con capucha, protector facial, goggles para protección de ojos y guantes de uso clínico. Y para sanitizar las carrozas fúnebres usan aspersores con productos químicos cuaternarios (viricida, fungicida y alguicida) que permiten la eliminación de hasta un 99.99 por ciento de virus y bacterias.
«Cuando viene un cuerpo y la causa de defunción es COVID-19 o el fallecimiento nos parece por causas sospechosas, accionamos este protocolo de actuación», dijo a SinEmbargo Alejandro Sosa, director de Operaciones de Grupo Gayosso. «Nuestro personal tiene equipos completos como mascarillas, goggles, guantes, son trajes de alta seguridad que se tienen que colocar antes de llegar al hospital».
EL MANEJO DEL CADÁVER
Las ocho sucursales de Funeza y las nueve de J. García López, ubicadas en la Ciudad de México y Área Metropolitana, también siguen el mismo protocolo, el cual se puede consultar en la «Guía de Manejo de Cadáveres por COVID-19» que esta semana presentó la Secretaría de Salud y que fue distribuida en todas las funerarias del país.
El protocolo refiere que el personal que intervenga en el transporte del cadáver deberá ser informado del manejo del cuerpo, así como del procedimiento a seguir en el caso de producirse un incidente.
«La disposición final del cadáver será lo más pronto posible, preferiblemente mediante cremación; de no ser posible, se practicará la inhumación en sepultura o bóveda», refiere la guía de la Secretaría de Salud. «Si el destino final es entierro este se da en las condiciones habituales. Las cenizas pueden ser objeto de manipulación sin que supongan ningún riesgo».
«Se supone que los cuerpos nos los entregan en bolsas plásticas de 150 micras que estén selladas, que sean biodegradables y que estén desinfectadas, si no es el caso, nosotros tenemos las bolsas, y una vez que el cuerpo está aislado, se traslada directamente a nuestros centros de cremación para que haya una cremación directa», explicó Alejandro Sosa de Grupo Gayosso.
Al 31 de marzo, Grupo Gayosso había recibido siete cadáveres confirmados por fallecimiento de COVID-19 a los que se les práctico el estricto protocolo de salubridad.
«Dado que el COVID-19 es una enfermedad en proceso de investigación, no se tiene una total certeza sobre su alcance y entonces Grupo Gayosso tomó la decisión de hacer cremaciones directas únicamente», refirió el director de Operaciones de la agencia funeraria que por el momento tampoco lleva a cabo velaciones cenizas o urnas.
Las funerarias Funeza también prefieren la cremación directa de los cadáveres por COVID-19.
«En el caso del servicio funerario estamos aplicando algunos protocolos internacionales que señalan que lo mejor es no hacer velación sino cremación y tratar de manipular en la menor medida posible a la persona que falleció», dijo Óscar Morales, directivo de Funeza. «Una vez realizado el servicio de cremación se le proporciona a la familia los restos de cenizas para que ellos posteriormente hagan la ceremonia que consideren conveniente».
La funeraria J- García López, que en los últimos 15 días recibió ocho servicios de muertes por COVID-19, también extrema medidas mediante tres etapas, aunque da la opción de preservar el cuerpo con el embalsamamiento.
«La primera consiste en garantizar la correcta desinfección con todo el equipo de protección personal, tenemos el traje plástico, los goggles, guantes, cubrebocas y productos químicos que nos permiten lograr la desinfección de todo aquello que haya tenido contacto con el cuerpo que falleció a causa de COVID-19, como la carroza y la canastilla», mencionó Manuel Ramírez, director general de J. García López.
La segunda etapa, que es la preservación del cuerpo, se aplica en las instalaciones de la agencia. «La Secretaría de Salud nos permite embalsamar los cuerpos que hayan fallecido por cualquier tipo de enfermedad infectocontagiosa».
En la tercera etapa se lleva a cabo la presentación del cuerpo ante la familia, si es que se quiere hacer un servicio funerario o bien proceder a la cremación o sepultarlo.
J. García López aseguró que su personal recibió capacitación por parte de la Secretaría de Salud para implementar los protocolos.
Las tres funerarias consultadas por SinEmbargo confirmaron que el costo de sus servicios no aumentaba en los casos de COVID-19.
«No existe una razón lógica para hacer un incremento. Tenemos un código de ética de no discriminación», dijo Funeza; mientras que Grupo Gayosso aseguró que su finalidad no es sacar provecho de esta situación.
J. García López, por su parte, consideró que «es el momento de ser empáticos con la población que requiere este servicio» y alertó de las funerarias pirata o informales.
De acuerdo con el último dato disponible (2017) en el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas (DENUE) del Inegi, en México hay 4 mil 918 unidades económicas en toda la República dedicadas a servicios funerarios. El Estado de México y Jalisco son las entidades con el mayor número.
A la par de esta estadística se tiene otro registro, el de las funerarias piratas. Datos del Consejo Mexicano de Empresas de Servicios Funerarios (Comesef) señalan que alrededor de 3 mil 300 trabajan en la informalidad y es difícil que cumplan con todos los protocolos de salubridad para el manejo de cadáveres por COVID-19. Tampoco son supervisados por la autoridad.
MUERTES POR NEUMONÍA Y COVID-19
Además de seguir las medidas para la manipulación de los cuerpos por COVID-19, en la Ciudad de México las autoridades capitalinas recomendaron a las funerarias aplicar este mismo protocolo en las muertes por neumonía, de acuerdo con J. García López y Funeza.
«La Secretaría de Salud nos sugirió dar el mismo tratamiento, yo no puedo hablar por ninguna funeraria, solo por J. García López», indicó Manuel Ramírez, director general de la agencia. «Estamos extremando las precauciones en todas las defunciones que se presentan por neumonía atípica, hospitalaria y le estamos dando este tratamiento que pidió la Secretaría de Salud».
El directivo de J. García López desconoce la razón de la dependencia capitalina para que se implemente el mismo protocolo de salubridad en cadáveres por COVID-19 y neumonía, pero cree que se debe a que no a todos los cuerpos se les practica la prueba para detectar la pandemia.
«Yo presumo que esto obedece a que posiblemente no a todos los cuerpos se les pudo haber practicado la prueba de COVID-19, por eso es que nos hacen este importante señalamiento para tener todas las precauciones posibles al tratar estos cuerpos que presentan esta patología. No a todos los cuerpos se les está practicando la prueba del COVID-19, quizá no tienen ni tiempo de practicársela», consideró.
En esto coincidió Óscar Morales, directivo de Funeza. «El tema es lo complicado de hacer pruebas antes de la complicación del paciente, el protocolo sanitario es preservar la vida y en caso de que no se pueda, por cuestiones de salubridad no se puede hacer necropsia para conocer las causas de muerte, por eso es mejor dar por hecho que la muerte pudo haber sido provocada por COVID-19 y tomar todas las medidas».
«Es por cuestiones de tiempo y práctica que se toman estas medidas, porque para las familias sería muy doloroso que además de pasar por el tema de la enfermedad, también se le someta a una cuestión de buscar la causa de muerte. Ningún país lo está recomendando, no se hacen estudios post mortem para saber la causa de la defunción», agregó.
Para Funeza, la decisión del Gobierno de seguir el mismo protocolo en muertes por COVID-19 y neumonía no se debe a que las autoridades escondan número, «sino que es muy complicado conocer durante todo el proceso de atención si realmente coronavirus fue la causa de muerte».
El directivo de Funeza informó que en enero y febrero de este año se incrementaron entre un 7 y 10 por ciento los casos que llegaron a la funeraria de muertes por neumonía, neumonía atípica e insuficiencias respiratorias.
«Normalmente estos casos llegan en época de invierno, pero ahorita se están disparando entre un 7 y 10 por ciento en lo que va de enero y febrero, y creemos que en abril se incrementará», indicó.
En el año 2018 se registraron 28 mil 332 muertes por causas de neumonía e influenza, de las cuales, 15 mil 504 (54.72 por ciento) fueron hombres y 12 mil 826, mujeres (45.27 por ciento), en tanto que sólo dos (0.01 por ciento) se incluyeron dentro de este grupo como causa no específica, de acuerdo cifras de la Secretaría de Salud federal.
Por entidad federativa, la Ciudad de México tuvo el mayor número de muertes por neumonía e influenza, con 2 mil 346 (11.81 por ciento), le siguió el Estado de México con 3 mil 253 (11.48 por ciento) y Jalisco con 2 mil 779 (9.81 por ciento). El 66.47 por ciento de las defunciones ocurrieron en personas con 65 años y más.
Las muertes por infecciones respiratorias agudas (bronquitis, bronquiolitis aguda, laringitis o amigdalitis) en el año 2018 fueron de 1 mil 262, de las cuales, 640 eran hombres (50.71 por ciento) y 622, mujeres (49.29 por ciento). Las personas de 65 años y más representaron el grupo con más defunciones, con el 66. 64 por ciento.
El Estado de México fue la entidad con mayor número de muertes por infecciones respiratorias agudas, con un total de 159 (12.60 por ciento), Veracruz con 145 (11.49 por ciento) y la Ciudad de México con 125 (9.90 por ciento).
De acuerdo con datos de la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud, hasta la semana 13 de este 2020, se habían reportado 6 millones 804 mil 801 casos de personas con infecciones respiratorias agudas, mientras que los enfermos por neumonías y bronconeumonías sumaban 38 mil 802.