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Adela Navarro Bello

26/02/2020 - 12:04 am

Bonilla y el regreso de lo peor del PRI

Lo que es un hecho, es que con personajes como Leyva Mortera y decisiones como las que hoy toma Bonilla Valdez a su favor, en Baja California los ideales que postula López Obrador no existen y de la llamada cuarta transformación, el regimen morenista local no tiene nada. Nada.

El Gobernador Jaime Bonila Foto Cuartoscuro

En 1989 inició el declive político electoral del Partido Revolucionario Institucional, que poco a poco los llevaría, 20 años después, a perder la presidencia de la República que había retenido durante 71 años ese instituto político fundado por Plutarco Elías Calles.

Sucedió en Baja California cuando en las elecciones estatales de aquel año, le fue reconocido oficialmente el triunfo al panista Ernesto Ruffo Appel, cuya victoria sería validada por quien entonces encabezaba la dirigencia nacional del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta, con una frase que por insólita en el contexto electoral tricolor, automáticamente ocupó un lugar en el argot político mexicano: “la tendencia electoral no nos favorece”, dijo por primera ocasión un dirigente nacional priísta.

Pero no todo fue el arrastre electoral de Ruffo Appel, hoy convertido en diputado federal por el PAN; también influyó en el electorado bajacaliforniano, el hartazgo sobre uno de los gobiernos más corruptos de los que se tenía memoria (luego llegaría el sexenio de Francisco Vega de Lamadrid), el que encabezó quien hasta la fecha es el último gobernador priísta de Baja California, Xicoténcatl Leyva Mortera.

Xico, apodado también “Hic-o”, por su afición a la bebida cuando fue gobernador, destacó en Baja California por titular una administración estatal que cometió actos de corrupción, de represión hacia ciudadanos, líderes de oposición y periodistas, entre otros, y por ser consecuente con el narcotráfico.

Los hermanos Arellano Félix entraron con su criminal negocio a Baja California, precisamente durante el gobierno de Xico Leyva, cuando era conocido por muchos que su hermano, Edgardo “El Bombi” Leyva Mortera, era el poder tras el trono en la Procuraduría General de Justicia del Estado y en el Poder Judicial.

Una de las primeras portadas que el periodista don Jesús Blancornelas dedicó en el semanario ZETA al tema del narcotráfico, el 20 de septiembre de 1985, fue precisamente una donde daba cuenta con una investigación periodística, de cómo un agente del Ministerio Público del Fuero Común, asociado de hecho a Edgardo Leyva Mortera, Miguel Ángel Rodríguez Moreno, había asignado a Policías Judiciales al resguardo de una bodega de mariguana propiedad de los hermanos Benjamín y Ramón Arellano Félix, quienes entonces trasegaban una tonelada de la hierba hacia los Estados Unidos por la garita de San Ysidro, California.

Posteriormente se dictaría una orden de aprehensión federal contra Rodríguez Moreno, el protegido de Edgardo Leyva que había huido a los Estados Unidos. Después sería asesinado.

En el año 2006, ya muerto Ramón Arellano Felix y Benjamín encarcelado, su hermano menor, Francisco Javier Arellano Félix, que para entonces era uno de los mafiosos más buscados en los Estados Unidos (en México no tenía cuentas pendientes a pesar de encabezar el cártel desde el 2002), fue aprehendido “en aguas internacionales” cercanas a Baja California Sur, cuando en un yate departía con otros narcotraficantes de su estructura criminal, como Arturo Villarreal Heredia “El Nalgón”, junto a Francisco Javier, señalados de ser los autores intelectuales del asesinato del periodista y Editor General de ZETA, Francisco Javier Ortiz Franco en julio de 2004.

El yate del junior Arellano Félix había zarpado de San Diego, California, Estados Unidos, y el intermediario para conseguir la nave –también detenido en el operativo norteamericano- había sido Edgardo Leyva Escandón, sobrino del ex gobernador Xicoténcatl Leyva Mortera e hijo de su hermano Edgardo.

El junior Leyva, hoy de 50 años de edad, apodado “Ed” y/o “24”, fue dejado en libertad en los días posteriores a la captura del menor de los Arellano Félix. Los investigadores de los Estados Unidos se darían cuenta muy tarde, de la participación del sobrino del ex Gobernador en el Cártel Arellano Félix.

A pesar que en algún momento en años recientes, se deslizó la posibilidad de que el gobierno de los Estados Unidos retirara los cargos sobre Leyva Escandón, dejando entrever que podría haberse convertido en un testigo protegido, existe una ficha criminal ofreciendo una recompensa de dos millones de dólares a quien proporcione información al FBI, que lleve a la captura de Edgardo Leyva Escandón. Se lee así en los archivos del Departamento de Estado de los Estados Unidos:

“Edgardo Leyva-Escandón ha sido un alto miembro de la Organización Criminal de los Arellano Félix desde 1994. Se ha reportado que él ha servido como asistente personal de los líderes de la organización criminal, que ha sido entrenado como francotirador para llevar a cabo asesinatos contra rivales de la Organización Criminal Arellano Félix, y que es uno de los principales proveedores de armas y balas de las que son utilizadas por la organización para llevar a cabo actividades ilícitas en su empresa criminal. Desde la captura, el 14 de agosto (2006), de Francisco Javier Arellano Félix, Leyva-Escandón ha desaparecido y es un fugitivo de la justicia. Leyva-Escandón tiene una averiguación previa en el Distrito Sur de California por posesión ilícita de grandes cantidades de balas. El Departamento de Estado ofrece una recompensa de arriba de los dos millones de dólares por información que lleve al arresto de Edgardo Leyva-Escandón”.

Al tiempo que Edgardo Leyva dejaba de ser buscado por las autoridades (en México tampoco tiene pendientes con la justicia), su tío el ex gobernador se encaminaba hacia la cima del poder, otra vez.

En 1989, Xicoténcatl Leyva Mortera no concluyó el sexenio para el que fue electo en 1983. El 3 de enero de aquel año, fue depuesto del Gobierno del Estado de Baja California, por el flamante Presidente de la República, Carlos Salinas de Gortari. Cuenta la historia política, que fue Manuel Camacho Solís (1946-2015), entonces el hombre de confianza de Salinas, quien informó a Leyva que debía solicitar licencia al cargo de gobernador.

Más que los actos de corrupción, muchos de los cuáles serían investigados por el Gobernador Interino y posteriormente por Ruffo Appel, lo que llevó al ex Presidente Salinas a retirar a Leyva del Gobierno, y enviarlo a una inexistente Dirección Adjunta de Nacional Financiera en Washington, Estados Unidos, fue que el ex gobernador priísta había apoyado en la precampaña tricolor a la presidencia de la República, a Manuel Bartlett Díaz, entonces titular de la Secretaría de Gobernación en el sexenio del Presidente Miguel de Lamadrid Hurtado.

Con ese compromiso de Xicotécantl Leyva hacia Bartlett y el desaire a la candidatura de Salinas, Baja California fue uno de los pocos Estados donde le fue reconocido el triunfo en las elecciones presidenciales de 1988, al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Tales situaciones, analizarían entonces, fueron consideradas por el ex Presidente Salinas para retirar de la gubernatura y exiliar a Leyva Mortera.
Pero si por apoyar a Bartlett, Leyva salió del poder, esa misma cercanía le regresó al poder. Aparte claro, del padrinazgo que desde sus tiempos de gobernador entabló con Jaime Bonilla Valdez, el primer mandatario estatal de Morena en Baja California.

Siendo Manuel Bartlett líder del ala del PRI en la que estuvo alineado el hoy Presidente de la República, Xicoténcatl Leyva Mortera se volvió un asiduo en las visitas del candidato Andrés Manuel López Obrador a Baja California. En su momento se dijo que Jaime Bonilla, fue uno de los beneficiarios de los negocios al amparo del poder de su Padrino en Baja California durante “el quinquenio infame” (así llamaron a la administración de Leyva Mortera). Hoy, su ahijado Jaime Bonilla le está pagando desde la gubernatura con gran generosidad política.

A escasos dos meses y medio de haber asumido el Gobierno de Baja California, el 21 de enero de 2020, Jaime Bonilla Valdez creó y le regaló una Notaría al octogenario Xicoténcatl Leyva Mortera. En el Diario Oficial de Baja California, edición del 21 de febrero, se lee lo siguiente:

“Jaime Bonilla Valdez, Gobernador del Estado, en ejercicio de la facultad que me confiere el artículo 49 fracción I, de la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Baja California, y con fundamento en los artículos 2 y 13, de la Ley Orgánica de la Administración Pública del Estado de Baja California, y 23 y 33 del reglamento de dicha Ley, tengo a bien expedir: Patente de Notario Titular de la Notaría Pública Número treinta y nueve de la municipalidad de Tijuana, Baja California… al licenciado Xicoténcatl Leyva Mortera…”. Firman, Bonilla Valdez, Gobernador del Estado, y Amador Rodríguez Lozano, Secretario de Gobierno de Baja California.

Así, con el amparo de la lealtad del intocable y renovadamente poderoso Manuel Bartlett, la pasiva complacencia del Presidente Andrés Manuel López Obrador, y el pago de facturas recatadas del añejo padrinazgo político sobre ahijado Jaime Bonilla Valdez, uno de los peores y más corruptos gobernadores de Baja California, Xicoténcatl Leyva Mortera está de nueva cuenta, 30 años después, en el escenario político y de gobierno en el Estado que alguna vez desgobernó. Lo que es un hecho, es que con personajes como Leyva Mortera y decisiones como las que hoy toma Bonilla Valdez a su favor, en Baja California los ideales que postula López Obrador no existen y de la llamada cuarta transformación, el régimen morenista local no tienen nada. Nada.

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