Diego Petersen Farah
20/12/2019 - 12:02 am
Mañaneras, ¿qué nos ahorramos?
«Las mañaneras son un mecanismo de comunicación política muy eficiente, pero están lejos, muy lejos de ser, como nos la venden, un acto de transparencia y rendición de cuentas».
De las cosas altamente positivas que han sucedido en el gobierno de López Obrador es el cambio en la política de comunicación. La forma en que fue escalando el gasto publicitario con los gobiernos de Fox, Calderón y Peña fue exorbitante; de cerca de los 2,500 millones en 2004 a más 10 mil en 2017. Pero más que el monto, sin duda exagerado y fuera de toda proporción, lo más grave era la forma en que se gastaba, pues este recurso no se aplicaba en informarnos a los ciudadanos sobre los temas que teníamos que saber sino en “convenios” donde primero se definía el monto, que era proporcional a la capacidad de presión del medio en turno, y luego el contenido. Era un mecanismo perverso de compra venta de lealtades que por lo demás, siempre terminaba en traición.
Dicho esto, la siguiente pregunta es si, como dice el Presidente López Obrador, las mañanera ahorraron cinco mil millones de pesos. Este es uno de los típicos casos en que el Presidente echa a andar el INOD (Instituto Nacional de Otros Datos) para acomodar la realidad. El ahorro está, en todo caso, en dejar de gastar en publicidad innecesaria, en reducir el presupuesto de comunicación social y gastarlo solo en aquello que beneficie a la población, como son las campañas de salud, prevención, etcétera, y no en propaganda del gobierno en turno. Pero eso nada tiene que ver con la mañanera cuya dinámica es totalmente otra cosa.
Lo que tendríamos que comparar en todo caso es cuánto cuesta la mañaneara no solo en su organización cotidiana, que por poco que sea implica un gasto, sino en el tiempo de los medios de comunicación de Estado usados como replicadores del mensaje presidencial y, sobre todo, cuánto dinero que antes se destinaba a medios tradicionales hoy se destina a campañas de redes sciales. Esto último es el gran hoyo negro de información de los gobiernos, no solo el federal sino los de los estatales y municipales.
Las mañaneras son un mecanismo de comunicación política muy eficiente, pero están lejos, muy lejos de ser, como nos la venden, un acto de transparencia y rendición de cuentas. Todos los días hay datos contradictorios, mentiras flagrantes, verdades a medias, dichos sin sustento y una que otra pregunta zalamera que distorsionan la realidad. Las conferencias de prensas diarias son un mecanismo de propaganda innovador y mucho más eficiente que las notas pagadas y entrevistas a modo de los gobiernos anteriores, fruto de una legitimidad y un apoyo popular muy importante. ¿Tienen límite? Sí, cuando la popularidad presidencial baje, que más allá de filias y fobias será una tendencia natural por el desgaste mismo del ejercicio de poder, la eficiencia de la conferencia de prensa matutina tenderá a caer y con ello la tentación de usar el presupuesto para generar apoyos en la opinión pública. En vía de mientras, las mañaneras son hoy por hoy el mecanismo de comunicación social más innovador, más eficiente y barato, aunque ello nada tenga que ver con el ahorro en el gasto en medios no con la obligación gubernamental de informar.
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