La sociedad civil está preocupada por la cercanía del mandatario con las empresas de alimentos, muestra de ello, dijo, es que en marzo, cuando se conformaron mesas para iniciar el diálogo sobre la Ley de Etiquetado, se presentó como asesor de la Presidencia José Manuel Madero, entonces SEO del grupo empresarial Bepensa, un centro de estrategia y desarrollo del Sistema Coca-Cola y que tiene presencia en Yucatán.
Ciudad de México, 2 de noviembre (SinEmbargo).- La Alianza por la Salud Alimentaria llamó al Presidente Andrés Manuel López Obrador a dialogar con la sociedad civil y personas expertas que promovieron la Ley General de Salud en materia de etiquetados para conocer a fondo sus beneficios y no sólo escuchar a las empresas que se oponen a la legislación, como lo ha hecho en los últimos meses.
Representantes de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (CANACINTRA), el Consejo Mexicano de la Industria de Productos de Consumo (ConMéxico) y la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos (CONCAMIN) han mantenido reuniones con el Jefe del Ejecutivo, aseguró Alejandro Calvilllo, director de El Poder del Consumidor (EPC), y alertó en una conferencia con periodistas de investigación que los empresarios buscan replicar las tácticas de desprestigio y presión política contra la legislación como lo hizo en su momento el sector privado en países como Brasil y Perú.
«La propuesta de etiquetado es muy buena, está en consulta pública pero el tema es que paralelamente se están haciendo reuniones con la Presidencia y las empresas y que se han expuesto intereses contrarios», denunció Calvilllo, y precisó en breve entrevista con este medio digital que el Presidente López Obrador debería recibirlos antes del 10 de diciembre, cuando terminará la consulta pública digital para definir el proyecto de la Norma Oficial Mexicana 51 (NOM 51), que regula la legislación.
La sociedad civil está preocupada por la cercanía del mandatario con las empresas de alimentos, muestra de ello, dijo, es que en marzo, cuando se conformaron mesas para iniciar el diálogo sobre la Ley de Etiquetado, se presentó como asesor de la Presidencia José Manuel Madero, entonces SEO del grupo empresarial Bepensa, un centro de estrategia y desarrollo del Sistema Coca-Cola y que tiene presencia en Yucatán.
«El tema es de qué lado está la autoridad. ¿Va a ceder ante las presiones de la industria ante un supuesto temor de afectaciones a la economía o va a aprobar la Ley?», cuestionó el defensor de los derechos de las y los consumidores.
Por su parte, Kennia Velázquez, periodista de investigación en POPLab y especialista en el tema recordó la importancia de no ceder a los tientes de las empresas por la epidemia de obesidad y diabetes que vive el país, tan sólo ésta última fue la causa de 98 mil 521 muertes en 2015 de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Entre las estrategias que las grandes productoras de alimentos comienzan a usar en México está una carta que Nestlé envió a sus provedores para solicitarles espaldo y presionar al Gobierno mexicano a frenar el nuevo etiquetado.
En la carta develada el 20 de noviembre pasado por EPC, Nestlé pide intervenir y expresar a las autoridades “nuestra preocupación por el proyecto de la norma”.
Kennia Velázquez resaltó los intereses que tendría la empresa toda vez que sus ingresos anuales en país se estiman en 55 mil millones de pesos y por delante de ella están otras como Bimbo, Coca-Cola FEMSA y Pepsi.
Por su parte, Alejandro Calvillo denunció que legisladores ya han mostrado la propuesta que apoyan y que incluso desde Movimiento Regeneración Nacional (Morena) ya ha habido intentos de frenar la propuesta.
«Los intereses contrarios se manifestaron desde el momento que se empezó a presentar la propuesta para el etiquetado. A través de Tatiana Clouthier se trató de introducir un [artículo] transitorio para que el centro de la propuesta quedara impune al Consejo del Grupo Plenus, un organismo que preside Alfonso Romo», expuso, y recordó que hay posición de diputadas como Xóchitl Gálvez, Sylvana Beltrones, y Vanessa Rubio.
El dictamen de reforma fue aprobado el pasado 22 de octubre por Senado y ahora lo revisa el Presidente. El etiquetado de productos ultraprocesados y bebidas azucaradas ha sido calificado por la Alianza por la Salud Alimentaria como “un avance histórico” porque impulsa la presentación de etiquetas sencillas de entender a través de un sistema de seis sellos octagonales. El modelo propone alertar a los consumidores si un producto tiene exceso de calorías, azúcares, grasas saturadas, grasas trans, sodio y si contiene edulcolorantes contempla precisar que no es apto para el consumo de niñas y niños.
La consulta pública se realiza a través de un sitio web impulsado por la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (CONAMER) y la Secretaría de Economía para definir la NOM 51 que regulará la Ley, sin embargo, el proyecto aún puede cambiar drásticamente y ser menos eficaz al que se aprobó en el Senado.
ETIQUETADO EN BRASIL Y PERÚ
En Brasil y Perú comenzó la discusión del etiquetado de alimentos y bebidas procesadas desde 2013, pero hasta la fecha está ha encontrado trabas por parte del poder legislativo y las empresas.
El periodista brasileño João Peres alertó que las empresas lucharon por cambiar el modelo de triángulos para alertar sobre el exceso de azúcares, grasas saturadas y sodio en los productos por otro que muestra lupas. Sus investigación han revelado que el cambio no se basó en evidencias científicas, pues no se ha comprobado que las lupas en los productos sean fáciles de entender por la población.
También alertó que como en su país, las empresas podrían patrocinar encuestas y sondeos son bases para probar que los nuevos etiquetados causarán afectaciones en la economía por que las ventas podrían bajar.
Mientras que Elizabeth Salazar, periodista de Perú en el medio Ojo Público, llamó a seguir la relación y los conflictos de interés entre personajes de la política y empresarios, pues en su país esto frenó casi seis años la discusión del etiquetado y se volvió más laxa con las empresas.