Alejandro Calvillo
22/10/2019 - 12:04 am
Ganan cabilderos, aumentarán enfermedades y muertes
En Rusia donde la Organización Mundial de Salud refirió una “crisis de mortandad” por alcohol, las políticas redujeron el consumo en un 40 por ciento teniendo como eje central las medidas fiscales.
Las notas periodísticas relatan que la madrugada del viernes pasado, cabilderos de la industria del tabaco, los refrescos y la comida chatarra festejaron en un restaurante de la Cámara de Diputados haber logrado que no se aumentaran los impuestos a estos productos.
Los impuestos al tabaco, al alcohol y a las bebidas azucaradas están mostrando ser una de las medidas más efectivas para reducir el consumo de estos productos que provocan la muerte de decenas de miles de personas cada año en nuestro país. Por tabaco se considera que cada año mueren en México 60 mil personas y por consumo de bebidas azucaradas más de 24 mil, es decir, cada hora mueren 9.5 personas por consumir estos productos. Cualquiera de estos productos, por si mismos, matan más personas que el crimen organizado.
Al reducir el consumo de estos productos los sectores más beneficiados son los jóvenes, los niños y las familias más pobres, porque son los en los que más reaccionan al incremento de precios. Si los impuestos al tabaco han salvado decenas y cientos de miles de vidas alrededor del planeta, los impuestos a las bebidas azucaradas, donde se han establecido en un 20 por ciento o más de su valor, muestran una reducción muy efectiva en consumo.
Los cabilderos reunidos en la Cámara de Diputados, al festejar que los impuestos no aumentarán al tabaco, al alcohol y a las bebidas azucaradas, no sólo impidieron que esta medida contribuyera a proteger la salud de la población mexicana que se encuentra bajo una emergencia epidemiológica de obesidad y diabetes que colapsa el sistema de salud, también impidieron que muy importantes recursos financieros se destinaran a proteger la salud de la población más vulnerable, recursos que deberían ir a prevención y atención.
En la nota de prensa se destaca que en la mesa, entre los cabilderos que festejaban, se encontraba Shirley Camacho, hija de Yeidckol Polevnsky. Shirley trabajó durante años como cabildera de la industria del tabaco, para British American Tobacco, y actualmente lo hace para CANACINTRA en el área de alimentos y bebidas, enfocada en bloquear todas las políticas de salud pública que puedan afectar las ventas de esa industria. En la misma mesa, festejando, se encontraba también Rosemary Safic Samour, que se señala cabildea tanto para la industria del tabaco como para la de alimentos, esposa del alcalde de Morena en Azcapotzalco, Vidal Llerenas.
La propuesta de aumentar los impuestos establecía que los recursos se etiquetaran al sector salud, lo que representaba un enorme paso en la política fiscal para transparentar el destino de los recursos, especialmente, de los impuestos especiales a productos que generan un daño en salud y cuyas consecuencias las pagamos todos. Sería la primera vez que en México se establecería el etiquetado de un recurso fiscal importante a un objetivo preciso, una política de transparencia que se ejerce en muchas naciones democráticas.
En varias naciones los impuestos al tabaco están etiquetados directamente a los servicios de salud. Lo mismo ha comenzado a ocurrir con el impuesto a bebidas azucaradas. En Berkeley, California, la comunidad participa en elegir el destino de los recursos, como en Berkeley, California. En la ciudad de Filadelfia, la alcaldía ha decidido los programas en los que se aplican los recursos recaudados: nuevos establecimientos de educación preescolar y centros de barrios en las comunidades más pobres de la ciudad, en los que se atienden casos de drogadicción y se apoya a madres solteras, entre otros programas. En Filadelfia, al tiempo que se redujo el consumo de bebidas azucaradas en más de un 30 por ciento, se crearon empleos que dan servicio y benefician a las comunidades más vulnerables.
El incremento de los impuestos a estos productos, cuyo consumo genera daños a la salud que provocan altos costos a las finanzas públicas y a la economía de las familias, no pasó en la Cámara de Diputados. La Diputada Martha Tagle escribió en su tuit: “Se había aprobado una reserva para aumentar IEPS a las bebidas azucaradas, alcohólicas y tabaco, pero Fernández Noroña sirvió a los intereses de las empresas para tirar la modificación”.
El caso del consumo de alcohol es otro más cuyas consecuencias comienzan a agudizarse en extremo en nuestro país. Datos oficiales indican que el consumo de alcohol comienza cada vez más a menor edad, estableciendo que actualmente niños y niñas mexicanas comienzan a consumir alcohol a los diez años. En nuestro país lo que es más preocupante es el inicio a temprana edad y el aumento de episodios de consumo excesivo. Los eventos en que se consume en exceso hasta perder la cordura han aumentado y más entre las niñas. Una de las medidas más efectivas para reducir el consumo de alcohol, especialmente entre los menores, son los impuestos, la estricta regulación de su publicidad y su venta. En México nada de esto ha avanzado, incluso, el país carece de un programa nacional de alcohol.
En el caso del alcohol los impuestos han sido fundamentales para reducir su consumo. En Rusia, país en el que se presentaba uno de los mayores consumo de alcohol y donde la Organización Mundial de Salud se vivía una “crisis de mortandad” por alcohol, las políticas redujeron el consumo de alcohol en un 40 por ciento teniendo como eje central las medidas fiscales. Otra medida ha sido el control de los puntos y horarios de venta. En México vamos en sentido contrario, con el cáncer que extienden los Oxxos en consumo de alcohol, tabaco, bebidas endulzadas y comida chatarra.
No es de extrañar que los mismos cabilderos que festejaron en la Cámara de Diputados trabajen para los tres sectores: tabaco, alcohol, bebidas azucaradas/comida chatarra. Estas tres industrias son las principales causantes de las enfermedades crónicas no transmisibles que se han convertido en la principal causa de enfermedad y muerte en México y gran parte del mundo.
En el International Journal of Health Policy and Mangement (JHPM) de mayo pasado, se publicó el artículo: “La Gran Industria de la Comida, el Tabaco y el Alcohol. Reduciendo la Influencia de la Industria en las Políticas y Leyes de Prevención de las Enfermedades No Transmisibles”. Los expertos señalan cómo estas industrias se han movido a los mercados de las naciones de ingresos medios y bajos provocando un fuerte impacto al incrementar las enfermedades no transmisibles. No se trata solamente de las estrategias agresivas de publicidad y mercadeo de productos no saludables, también de sus tácticas para resistir y bloquear las leyes y políticas diseñadas para reducir el consumo de sus productos. Para sustentar estas estrategias realizan inversiones multimillonarias, contratan agencias de cabildeo y de relaciones públicas para penetrar en los poderes ejecutivo y legislativo. .
La investigación publicada en el JHPM, como muchas más, demuestra la necesidad urgente de establecer mecanismos para evitar la interferencia de la industria en las políticas de salud. Se requiere instituir regulaciones que eviten la influencia de la industria en la política y la transparencia de las relaciones que establecen con estas corporaciones funcionarios y legisladores.
Por lo pronto, una vez más, una política fundamental para enfrentar la catástrofe sanitaria que vive el país por el consumo de estos productos, es bloqueada por las corporaciones con el apoyo de legisladores aliados. Así como se puede calcular el efecto que puede tener un impuesto proyectando la reducción de enfermedades y muertes, puede decirse que esas mismas enfermedades y muertes no evitadas son responsabilidad de quienes bloquearon esa política. Lo anterior, sin considerar el beneficio que daría el ingreso de esos recursos para las políticas de prevención y atención en salud.
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