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Ricardo Ravelo

16/08/2019 - 12:05 am

CJNG: Imparable expansión hacia el Caribe    

Las autoridades de Quintana Roo reconocen que existe una fuerte actividad criminal en el estado y que ésta tiene que ver con la disputa territorial que enfrentan los cárteles, pero algunos han minimizado el nivel de violencia que existe en el estado.

El Viernes 19 Sicarios De Esa Organización Criminal Acribillaron a 19 Personas En Uruapan Michoacán Foto Especial

A base de sangre y fuego, el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) se ha consolidado como el más boyante de la última década: desplazó a los cárteles del Golfo y Zetas y desde hace tres años empezó a controlar el tráfico de drogas en Quintana Roo y la Península de Yucatán, donde además ha logrado diversificar sus actividades.

El viernes 19, sicarios de esa organización criminal acribillaron a 19 personas en Uruapan, Michoacán: desperdigados por todas partes quedaron los cuerpos de al menos once presuntos miembros de «Los Viagras», en tanto que otros fueron colgados en un puente y unos más terminaron descuartizados, la saña sin límite.

Esta semana, el CJNG difundió un video a través de las redes sociales en el que le declaran la guerra a Juan José Farías Álvarez, «El Abuelo», un personaje que inició su carrera criminal en el cártel de los hermanos Valencia, el mismo donde se formó Nemesio Oseguera, «El Mencho».

En el video aparecen hombres encapuchados mostrando sus armas de alto poder. Y una voz anuncia la guerra en Michoacán para asesinar a «El Abuelo», quien el año pasado fue capturado por la Marina, pero como falsearon el informe respecto de la forma en que fue detenido, el juez de la causa lo puso en libertad.

Ahora el CJNG lo acusa de traición, pues de acuerdo con el mensaje difundido en el video el tal «Abuelo» se vinculó a Alfonso Fernández Malagón, «El Comandante Poncho», quien encabeza a un grupo de autodefensas en el municipio de Los Reyes, en Michoacán.

Así, el CJNG tomó el control de Michoacán ante la indiferencia oficial. El Presidente Andrés Manuel López Obrador dijo el lunes 12, tres días después de la matanza de Uruapan, que su Gobierno no actuaría con represión porque estaban atancando las causas para terminar con el crimen organizado.

Eficaz o no esa medida, lo cierto es que para el Gobierno federal no parece significar nada extraordinario el hecho de que un cártel tome el control de un estado y asesine a personas impunemente. Al menos una acción debería hacer para frenar esa carnicería humana y frenar la ola de violencia que anunció el CJNG.

La organización criminal de «El Mencho» es la que más ha crecido en la última década, pero en los dos últimos sexenios –el de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto –dicha organización se mantuvo intocada, el discurso de la impunidad por encima de la ley.

De acuerdo con informes de la Drug Enforcement Administration (DEA) y reportes de la Secretaría de Seguridad Pública, el CJNG fue uno de los objetivos prioritarios en el sexenio pasado, pero lejos de frenar su expansión, ésta se afianzó porque el grupo que encabeza Nemesio Oseguera se posicionó en territorios como Puebla, Veracruz, Tabasco, Yucatán y Quintana Roo, desde donde operan el tráfico de drogas a gran escala; también ha reactivado la industria del secuestro, el cobro de piso, la venta de protección, la piratería, el control de giros negros, el despojo de propiedades, entre otras modalidades delictivas.

En Quintana Roo el CJNG –donde se ubican varios de los complejos turísticos más importantes del país– encontró su mejor asidero: irrumpió en el año 2016 disputando la plaza con el cártel del Golfo, Los Zetas y el Cártel de Sinaloa, rivales acérrimos.

Más tarde, los reportes oficiales refirieron que el CJNG ya operaba ampliamente en Cancún y Playa del Carmen –ambos sitios con una fuerte actividad turística –donde entró en disputa territorial con el llamado “cártel de Cancún”, encabezado hasta agosto de 2017 por Leticia Rodríguez Lara, «Doña Lety», detenida hace dos años en Puebla durante un operativo implementado la Policía Federal y efectivos de la Marina.

Oriunda de Veracruz, Rodríguez Lara, ex integrante de la extinta Policía Judicial Federal, operó el tráfico de drogas, el cobro de piso y el tráfico humano al crear un grupo conformado por ex miembros del cártel del Golfo y de “Los Zetas”; sin embargo, tras su detención, «El Mencho» se apoderó de las plazas que ella operaba no sin antes librar una batalla a muerte con el grupo Los Combos –integrado por sicarios que arribaron a Cancún provenientes de Veracruz, Tamaulipas y Tabasco– quienes también estuvieron enfrentados al “cártel de Cancún”, lo que derivó en que se desataran balaceras tanto de día como de noche en bares y centros nocturnos de la zona turística.

Los primeros indicios de que el CJNG ya estaba en Cancún se registraron en el año 2016, cuando fueron detenidas catorce personas que portaban armas y drogas. Once de ellas, de acuerdo con sus declaraciones ministeriales, aceptaron ser miembros del grupo criminal liderado por «El Mencho».

Según la Secretaría de Seguridad Pública Federal, el CJNG está operando en Quintana Roo y su presencia se tiene detectada en los municipios de Cozumel, Bacalar, Isla Mujeres, Solidaridad y Tulum. Las células de este cártel habrían arribado al estado al finalizar la administración de Roberto Borge, actualmente preso bajo cargos de delincuencia organizada, lavado de dinero, enriquecimiento ilícito y peculado.

Según la dependencia federal, el Cártel de Jalisco tiene una sofisticada red de operación y opera con una amplia distribución de sus actividades: algunas de sus células se encargan de la operación de las llamadas narcotienditas y éstas están a cargo de Rigoberto Saldívar, alias “La Mocha”; este sujeto se encarga también de pagar la cuota de rigor a la policía estatal para garantizar la protección.

Otra célula, encabezada por Óscar Rodríguez, “La Rana”, se encarga de los secuestros. Dentro de esta misma estructura está identificado “Manuel Borbolla”, “El Rayo”, quien está encargado de los plagios en Mérida y también se ocupa del cobro de piso y del pago a la policía.

En Cancún y Playa del Carmen opera Juan José Rivera, “El Dragón”. De acuerdo con los informes policiacos, éste sujeto se ocupa del cobro de piso en bares, cantinas, centros nocturnos y también de la distribución de droga en la zona hotelera.

Dentro de la estructura de sicarios hay varios grupos, de acuerdo con los informes: Estos están siempre prestos para actuar ante cualquier emergencia que enfrente la parte operativa. Un caso de cómo actúa este grupo quedó registrado en la balacera que se desató en el bar La Kuka, ubicado en la avenida López Portillo, de Cancún,  en febrero de este año, que dejó un saldo de doce muertos y diez heridos.

El informe también señala que en Quintana Roo el CJNG dispone de armamento de alto poder:

“El CJNG tiene armamento para poder implementar acciones de violencia y combatir a sus rivales en la zona turística Cancún-Playa del Carmen; el armamento entra por la isla de Holbox, la droga que ellos distribuyen proviene de Colombia, especialmente del cártel de Medellín, que le ha ganado terreno al cártel de Cali, distribuidores de Los Zetas.

“También se ha detectado que la droga que se distribuye en el estado de Quintana Roo es llevada de las bodegas que el CJNG tiene en Guatemala, cerca de la frontera con México, la cual es transportada por la ruta Chiapas-Tabasco-Veracruz. Por esta ruta luego es llevada a Quintana Roo y Tamaulipas. En este último estado se prepara para ser introducida a Estados Unidos, a través de las aduanas, donde estos grupos criminales tienen sus contactos”.

El cártel de Jalisco surgió hace una década, emergió al escenario criminal apoyado por el cártel de Sinaloa, con el cual rompió relaciones. Durante un largo periodo estuvieron enfrentados, pero de acuerdo con informes oficiales actualmente existe una tregua entre ellos.

Este dato lo confirma también la DEA. En uno de sus reportes, fechado el 12 de abril de este año, señala:

“Existe un pacto momentáneo entre el cártel de Sinaloa y el CJNG, éste último domina los estados de Yucatán y Quintana Roo; el primer cártel sólo utiliza la Península para llevar sus cargamentos de droga a la Florida y no puede comercializar en La Panínsula. Esto es parte de un acuerdo entre estos grupos criminales”.

El enfrentamiento –según las autoridades– fue entre miembros del CJNG y el grupo Los Pelones, que se disputan el control territorial y también el cobro de piso y venta de droga en bares y centros nocturnos.

Antes, un enfrentamiento similar tuvo lugar en el bar «Sandino», en donde tres personas fallecieron como consecuencia del enfrentamiento entre ambos grupos criminales. Este choque entre cárteles tiene una explicación para la SSPF:

“Es muy claro –dice uno de sus informes sobre el crimen organizado en Quintana Roo –que los grupos que antes operaban crearon una desestabilización al nuevo Gobierno; el cártel de Jalisco actualmente está replegando y combatiendo a las células delictivas que diversificaron desordenadamente sus actividades económicas y criminales, como las extorsiones, las cuales realizaban varios grupos delictivos a un mismo negocio. Esta es una forma de controlar la plaza.

“Existen testimonios de comerciantes de Cancún y Playa del Carmen, quienes aseguran que pagaban derecho de piso a tres grupos criminales”, sostiene el informe. Y añade: “Esto incrementó los ajustes de cuentas entre los narcomenudistas, tuvo un impacto colateral, ya que afectó al sindicato de taxistas, quienes eran utilizados para la distribución de drogas. Todo esto permitió que el CJNG ingresara se consolidara en la plaza turística del norte de Quintana Roo”.

Otros informes dan cuenta que, además del CJNG, en Quintana Roo también operan los cárteles del Golfo, Zetas y Sinaloa; también se han identificado grupos armados ligados al tráfico de drogas, entre otros, “Los Pelones” y “los Talibanes”, de acuerdo con un reporte de la organización “Justice in México”.

Las autoridades mexicanas no dudan al afirmar que, después de Sinaloa –el cártel más poderoso del planeta, de acuerdo con la DEA–el segundo cártel más fuerte y con mayor expansión en menos tiempo es el de Jalisco, cuyos tentáculos ya dominan en más de diez estados de la República.

Las autoridades de Quintana Roo reconocen que existe una fuerte actividad criminal en el estado y que ésta tiene que ver con la disputa territorial que enfrentan los cárteles, pero algunos han minimizado el nivel de violencia que existe en el estado.

En 2018, por ejemplo, el entonces titular de la Fiscalía General del Estado de Quintana Roo, Miguel Ángel Pench Cen, reconoció que en Cancún se tenían identificados a siete grupos criminales, aunque luego aclaró que se trataba solamente de bandas dedicadas al narcomenudeo.

Nunca mencionó que el CJNG ya es el amo y señor del narcotráfico en Quintana Roo.

 

 

 

 

 

 

 

Ricardo Ravelo
Ricardo Ravelo Galó es periodista desde hace 30 años y se ha especializado en temas relacionados con el crimen organizado y la seguridad nacional. Fue premio nacional de periodismo en 2008 por sus reportajes sobre narcotráfico en el semanario Proceso, donde cubrió la fuente policiaca durante quince años. En 2013 recibió el premio Rodolfo Walsh durante la Semana Negra de Guijón, España, por su libro de no ficción Narcomex. Es autor, entre otros libros, de Los Narcoabogados, Osiel: vida y tragedia de un capo, Los Zetas: la franquicia criminal y En manos del narco.
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