Cagalera (Benny Emmanuel) y Moloteco (Gabriel Carbajal) dejan entrar al espectador en su hogar en San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, para conocer sus problemas y sus ganas de huir para lo que ven como única solución el dinero. Chicuarotes retrata la inseguridad, abuso, pobreza, violencia domestica, desencuentro social y el triste futuro al que se enfrentan muchos jóvenes.
Ciudad de México, 28 de junio (SinEmbargo).- Cagalera y Moloteco, con el rostro pintado de payaso, viajan en un microbús en una avenida al sur de la ciudad y realizan una rutina de chistes en busca de ganar unas monedas; la gente abordo del transporte público no responde como ellos desearían y apenas reciben unos cuantos pesos. Cagalera decide tomar lo que quiere por la fuerza y saca una pistola con la que amenaza a los pasajeros mientras un Moloteco sumiso se lleva las carteras… Así comienza Chicuarotes, la segunda cinta dirigida por el mexicano Gael García Bernal, que desde el primer momento pareciera retratar una desesperanzadora realidad que no resulta ajena.
México se encuentra en un momento en el que la violencia es una constante, parte del día a día, en el que no hay quien no haya vivido o no conozca a alguien ya sea familia o amigos que haya sido víctima de un robo o incluso secuestro. Chicuarotes es una historia que, de acuerdo con su director, llevó cerca de diez años para ver la luz pero que continúa vigente y que a pesar de ser un texto de ficción como lo dijo Gael en una conferencia de prensa en la Ciudad de México parece ir muy
Cagalera (Benny Emmanuel) y Moloteco (Gabriel Carbajal) dejan entrar al espectador en su hogar en San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, para conocer sus problemas y sus ganas de huir y transformar sus vidas para lo que ven como única solución el dinero por lo que se involucran en otro crimen.
Chicuarotes retrata la inseguridad, abuso, pobreza, violencia domestica, desencuentro social y el triste futuro al que se enfrentan muchos jóvenes; sin embargo, no deja pasar varios destellos de comedia en los que arranca algunas sonrisas, como lo comentó Gael Gracía: “Está historia es un drama muy fuerte, es una tragedia, tiene tintes griegos pero que está adornada como si fuese un carnaval, hay una comedia que está sucediendo todo el tiempo y eso es algo muy particular, muy aventurado».
La cinta en algún punto de la historia hace pensar en Canoa, película de 1976, y en el cine mexicano que se hacía hace años cuando las comedias románticas mexicanas (originales o remakes) no aparecían en las salas de cine tan constantemente, en aquel cine que mostraba una cruda realidad, que desgraciadamente después de tantos años parece continuar. Chicuarotes, una película intensa sobre la perdida de inocencia y la importancia del contexto al tomar decisiones pero también de la responsabilidad que lleva cada una de estas.