Perros que duermen es de ajuste de cuentas histórico con lo que a Juan Madrid, los de su generación y los de la anterior les tocó vivir en una España franquista producto de la amarga derrota de las ideas republicanas por la fuerza brutal del fascismo.
Por José Luis Muñoz
Ciudad de México, 18 de abril (Culturamas/SinEmbargo).– Hablar de Juan Madrid (Málaga, 1947) es hacerlo de uno de los grandes referentes históricos de la novela negra española. A través de una vasta trayectoria literaria que incluye los guiones para la exitosa serie Brigada Central, una novela capital que es Días contados (retrato amargo y tierno del barrio de Malasaña de la movida que luego Imanol Uribe convirtió en una de las mejores y más taquilleras películas del cine español) y la serie protagonizada por Tony Romano, Juan Madrid da voz a los que no la tienen y retrata con enorme fidelidad y realismo, una de sus constantes (porque el escritor malagueño es un hombre de calle, tiene el oído fino, desde que se las pateara siendo periodista) la sociedad de nuestros días, esa lucha titánica y despiadada entre los de arriba y los de abajo.
Pero Juan Madrid no solo es un escritor de novela negra sino que es un hombre comprometido, con pensamiento de izquierdas que no esconde su sesgo ideológico bajo su escritura. Perros que duermen, precisamente, va de eso, de ajuste de cuentas histórico con lo que a Juan Madrid, los de su generación y los de la anterior, les tocó vivir en una España franquista producto de la amarga derrota de las ideas republicanas por la fuerza brutal del fascismo.
Juan Delforo, un periodista que, como el autor de la novela, vive en Salobreña, recibe por parte de Juan Borsa, albacea de Dimas Prado, un policía falangista que le detuvo e interrogó en la DGS y se ha suicidado, un manuscrito con la indicación de que lo convierta en novela. Le abrió un anciano flaco, con una chaqueta cruzada pasada de moda y el cabello blanco apelmazado, peinado hacia atrás. Parecía un fotograma sepia de alguna vieja película de gánsteres.
Juan Madrid construye sus personajes con diálogos bien armados. Es posible que los policías y los escritores tengamos algo en común…la capacidad de observación, el instinto de comprender a los seres humanos de un vistazo, el análisis de sus gestos, sus silencios…dice Juan Delforo.
Puede que Perros que duermen, título que parece una premonición de la efervescencia de Vox, sea la novela más compleja y comprometida de Juan Madrid. Estructurada en tres espacios temporales y físicos, Burgos de 1938 (una investigación criminal alrededor del asesinato de una joven prostituta), Madrid de 1945 (la sinrazón de la guerra civil narrada desde el bando republicano) y el de 2011 (la reflexión sobre el pasado desde el presente), con el recurso literario de novela dentro de la novela (el manuscrito que el policía franquista Dimas Pardo lega misteriosamente al periodista Juan Delforo), Juan Madrid habla de la guerra incivil, la larga noche franquista y la dignidad de los derrotados.
Con el foco puesto en el policía falangista Dimas Prado, el manuscrito que escribe el militar republicano Juan Delforo Farrel, condenado a muerte por los facciosos, desde una prisión franquista (Uno de los esbirros arrojó mis gafas al suelo y las hizo trizas a pistones. Luego me esposaron las manos a la espalda y comenzaron a golpearme con varillas que silbaban antes de clavarse en mi cuerpo. Tres hombres se turnaban pegándome. Intenté cobijarme acurrucándome en un rincón. Al poco tiempo mi espalda era una pulpa sanguinolenta), y el punto de vista del hijo de éste, el periodista Juan Delforo, compone Juan Madrid una narración poliédrica que bascula constantemente del pasado al presente. El autor de Adiós, princesa repasa en este libro la modélica transición que no lo fue en absoluto, estuvo tintada de sangre, desmonta el relato oficial que se nos quiere vender. Perros que duermen rebasa el marco de lo que se entiende por novela negra, es también una novela histórica que arroja luz sobre ese período que muchos quieren olvidar y el malagueño se empeña en reivindicar precisamente para que la historia no se repita.
Lo siento, Mariano…, es un sueño que se repite una y otra vez. Veo a esos perros hambrientos devorando los cadáveres en la tierra de nadie. Pero en mis sueños nos atacan a nosotros, son miles y miles…Y parecen soldados fascistas, pero son perros, perros de uniforme, un ejército de perros que nos atacan. Sin duda la novela más personal de Juan (Delforo) Madrid: dura, en ocasiones atroz, emotiva y emocionante. Los perros que dormían están despertando.