A pesar de que la serie no fue tan revolucionaria ni tan influyente como otras, contribuyó enormemente a consolidar la animación adulta en televisión y, además, consiguió por méritos propios lo que parecía difícil al principio: no quedar eclipsada por Los Simpson.
Por P. Zárate
Madrid/Ciudad de México, 29 marzo (ElDiario.es/SinEmbargo).- Como muchas otras historias, la de Futurama comenzó con un “no” por respuesta. El que Fox dio a Matt Groening cuando éste propuso hacer un spin-off de Krusty el payaso en acción real. Era mediados de los 90, Los Simpson funcionaban a pleno rendimiento y las intenciones de su creador pasaban por sacar adelante una serie protagonizada por el ídolo de Bart. Una idea que los directivos de la cadena descartaron de inmediato por su elevado coste, aunque el de Portland, fiel a su empeño, propuso hacerla animada para que resultara más barata. Sin embargo, las negociaciones entre ambas partes se estancaron y el proyecto cayó en el olvido.
Esto permitió a Groening desarrollar la que acabaría siendo la segunda gran obra de su carrera, de cuyo estreno se cumplen hoy 20 años. Una serie ajena al universo Simpson que el guionista y productor acabó presentando a Fox, ávida por trabajar con él en algo nuevo. No era para menos. El dinero y las audiencias que Homero y compañía estaban dando al canal eran inmensas y la promoción, fuese del producto que fuese, ya estaba hecha: “La nueva serie del creador de Los Simpson”.
Todo era, en resumen, demasiado jugoso como para no dar a Groening un segundo proyecto. Ahora bien, si el spin-off de un personaje tan testado como Krusty no había salido adelante, ¿qué idea podría hacerlo? El 5 de marzo de 1998, Fox y el guionista dieron la respuesta: desarrollarían juntos una serie animada sobre un joven repartidor de pizzas que despierta en el siglo XXXI tras pasar mil años criogenizado. Una serie de nombre Futurama que mezclaría la comedia de aventuras con la ciencia ficción, género del que Groening era gran seguidor.
FOX CONFIABA MÁS EN PADRE DE FAMILIA QUE EN FUTURAMA
La apuesta por Futurama formaba parte de la que Fox estaba haciendo a su vez por las series de animación adultas. Con Los Simpson como buque insignia, la cadena estrenó en 1997 la exitosa King of the Hill, y en 1999 tenía previsto lanzar Futurama y dos series más: Padre de familia y Los PJ, una comedia vecinal en stop motion creada por Eddie Murphy y producida por Ron Howard.
Un proyecto menor a ojos de los directivos del canal, que le dieron el peor de los tres huecos libres que tenían en parrilla. El más codiciado, el que se disputaban Futurama y Padre de familia, era el de los domingos a las 20:30 horas, justo entre las dos ficciones más vistas de Fox: Los Simpson y The X-Files.
Que Matt Groening fuese su creador no impidió que Futurama perdiera la batalla y acabara en la noche del martes para hacer tándem con King of the Hill. Así, Fox le concedió dos domingos, los del 28 de marzo y el 4 de abril, para que su estreno tuviera la mayor visibilidad posible antes de saltar a su nuevo día de emisión y dejar su lugar a Padre de familia, que era la gran apuesta de la cadena tras su exitoso debut el 31 de enero de ese mismo año, justo después de la Superbowl.
LA INFLUENCIA DE LOS SIMPSON EN FUTURAMA
Sin más remedio que respetar la estrategia de programación del canal, Futurama empezó su recorrido televisivo el 28 de marzo de 1999. O el 31 de diciembre de 1.999 si hablamos de su protagonista, Philip J. Fry, un joven y desganado neoyorquino que viajó mil años en el tiempo tras caer en una cápsula criogenizada.
Cuando despertó, el mundo era muy distinto al del siglo XX. Las naves espaciales eran una realidad, los trenes habían sido sustituidos por tubos aéreos, los humanos cohabitaban con robots y especies de otros planetas y Nueva York ya no era Nueva York sino Nueva Nueva York, pues las ruinas de la “vieja”, en la que Fry había vivido, se encontraban en el subsuelo y daban cobijo a los repudiados mutantes.
Este universo y este punto de partida nada tenían que ver con Los Simpson, pero al ser hijas del mismo padre, la hermana pequeña estuvo muy influenciada por su hermana mayor. Hasta el punto de que, aun hoy, Futurama no se puede entender sin Los Simpson.
Las similitudes entre ambas se apreciaban en aspectos anecdóticos como que las dos tenían una serie dentro de la serie –Tomy y Daly y Todos mis circuitos, respectivamente-, pero también en otros más relevantes como el dibujo, el tipo de humor, la importancia de los cameos, o el objetivo principal, que básicamente era el mismo: retratar a la sociedad a base de comedia.
La diferencia es que Futurama se reía de las circunstancias propias de todo ser humano apoyándose en una ambientación y una temática futuristas. Un recurso suficientemente poderoso como para conseguir distanciarse de los vecinos de Springfield y tener una identidad propia. También para jugar con nuevas narrativas -los capítulos con viajes en el tiempo fueron la mejor demostración- y explorar terrenos que su predecesora no exploró. Sin olvidar su vital importancia a la hora de construir los chistes, los personajes y las tramas capitulares, que a menudo se movían por el mismo patrón. Ese en el que Fry y sus compañeros de Planet Express, la empresa de mensajería para la que trabajaba como repartidor, viajaban a otro planeta por trabajo o por ocio y acababan metiéndose en un lío del que tenían que salir para volver a casa.
Los protagonistas de estas aventuras espaciales también bebían mucho de Los Simpson. Al igual que Homero, Fry era un bobo de buen corazón que solo daba lo mejor de sí mismo por influencia de o para (re)conquistar, reparar el daño previamente hecho o simplemente demostrar su amor hacia las mujeres de su vida. Concretamente hacia la cíclope Turanga Leela, un personaje inspirado en la Teniente Ripley de Alien y que representaba, a grandes rasgos, esa inteligencia y esa sensatez que en Los Simpson aportaban Marge y Lisa. Como ellas, Leela también intentaba ser una influencia positiva para el protagonista, aunque rara vez podía evitar que Fry hiciera de la suyas en solitario o se dejara arrastrar por otra influencia, más negativa, encabezada por Bender Rodríguez, un robot borracho y cleptómano que dejaba al mismísimo Bart Simpson como un simple aficionado a las travesuras.
El profesor Hubert Farnsworth, un familiar lejano de Fry -tan lejano como un milenio de distancia- y que había creado Planet Express para financiar sus investigaciones, completaba el núcleo principal de Futurama junto a su becaria, Amy Wong, el obseso de la burocracia Hermes Conrad, la mascota de Leela, Mordelón, y el médico de la empresa, el Doctor John A. Zoidberg, una especie de langosta-cangrejo-calamar que, como buen calamar, no admitía medias tintas: o te gustaba o te sacaba de quicio.
Puede que esta familia disfuncional no contara a su alrededor con un abanico de personajes secundarios tan amplio como el de Los Simpson, pero los más destacados, como el capitán espacial Zapp Brannigan, su ayudante extraterrestre Kif y la malvada empresaria Mamá, de gran parecido con el señor Burns, cumplían perfectamente su función de alterar la vida de nuestros protagonistas cuando se les presentaba la oportunidad.
PRIMERA CANCELACIÓN DE FOX POR PÉRDIDA DE AUDIENCIA
La influencia de Los Simpson sobre Futurama fue, por tanto, inmensa, aunque la familia amarilla no pudo impedir que Fry, Leela y Bender fueran perdiendo adeptos con cada capítulo. Esta trayectoria descendente provocó su primera cancelación en 2003, aunque su destino estaba escrito desde hace un año antes. Matt Groening lo sabía, y por eso se anticipó a la cancelación oficial de la serie para culpar a Fox del descenso de audiencias que acabó condenando a Futurama. “Realmente no la han apoyado. Creo que es una digna compañera de Los Simpson y estamos muy orgullosos de ella, pero Fox le dio un mal lugar y cero promociones en los últimos tres años”, lamentó en declaraciones a Financial Times.
Que Fox diera a Padre de familia una mejor ubicación en parrilla que a Futurama durante su temporada de debut fue un aviso. Que las tres siguientes temporadas las emitiera, por lo general, a las 19:00 horas del domingo, más cerca del access que del prime time, fue la prueba definitiva de que la cadena nunca confió plenamente en ella. O que siempre hubo otra serie en la que confió más. O simplemente que Futurama no fue capaz de ganarse esa confianza reuniendo a más público ante el televisor.
En cualquier caso, Fox la dio por concluida el 10 de agosto de 2003 con el episodio Las manos del diablo son juguetes ociosos, el número 72 de la historia de Futurama y el último de su cuarta temporada.
UNA RESURRECCIÓN AL ESTILO PADRE DE FAMILIA
Aquel episodio, aun siendo muy bueno, tenía un problema: funcionaba bien como final de temporada, pero no como final de serie, por lo que dejaba la sensación de que Futurama aún tenía historias que contar. Todavía quedaban muchos años para que el comodín Netflix fuese una opción a tener en cuenta, por lo que las opciones de los fans se reducían a recoger firmas para intentar salvarla y a ver las reposiciones que emitía Adult Swim, filial de Cartoon Network y casa de Rick y Morty, con la esperanza de que alguien se percatara de que Futurama aún contaba con una importante legión de fieles seguidores. Quizá no tan grande como para seguir en Fox, pero sí para llamar la atención de otra cadena con menos pretensiones.
Esa cadena acabó siendo Comedy Central, que en 2005 compró los derechos de Futurama por 30 millones de dólares, el triple que Adult Swim había pagado tres años antes por unas reposiciones que resultaron ser todo un éxito de audiencia. Esto último, unido a su creciente valor económico, llevó a Comedy Central a tomar una importante decisión: encargar la producción de nuevos capítulos. Y más cuando Fox había resucitado con enorme éxito Padre de familia, a la que previamente había cancelado después de tres temporadas y que había incrementado su base de fans gracias a su paso por Adult Swim y a las magníficas ventas que alcanzaron sus DVDs.
Como paso previo a la producción de estos nuevos capítulos, Comedy Central lanzó 4 películas de Futurama entre 2008 y 2009 para preparar el terreno de cara a su gran vuelta. A destacar la primera de ellas, El gran golpe de Bender, utilizada por Groening y Cohen para descargar su ira contra Fox a través de Farnsworth, que al inicio de la cinta anunciaba a sus trabajadores que habían sido despedidos por la cadena de transporte Box Network, a cuyos directivos tildaba de “zánganos descerebrados” y la película retrataba como personas con alguna clase de tara mental que se golpeaban a sí mismas.
Afortunadamente, los miembros de Planet Express tardaron poco en volver al trabajo. “Los palurdos ignorantes que nos echaron acaban de ser despedidos por incompetentes. No solo despedidos, también los han vapuleado con bastante saña. Es más, varios han muerto a consecuencia de las heridas. Y luego han sido molidos hasta ser convertidos en un bonito polvo rosa”, comentaba poco después el profesor, que se echaba ese mismo polvo en sus partes más íntimas, lo que no dejaba de ser una metáfora de por dónde se pasaban Groening y Cohen a los directivos de Fox, para los aún que seguían trabajando con Los Simpson.
CANCELACIÓN DEFINITIVA Y MENSAJES PARA LOS FANS
Las 4 películas fueron divididas en 16 capítulos, que a su vez fueron emitidos por Comedy Central como si se tratara de la quinta temporada de la serie. Así que fue la sexta la que supuso el verdadero regreso oficial de Futurama a la televisión. Algo que se materializó el 24 de junio de 2010 con un episodio que no podía tener otro título, Renacimiento, ni otra trama: el profesor Farnsworth resucitaba al resto de personajes principales después de que murieran en un trágico accidente.
Con una audiencia cercana a los 3 millones de espectadores, Renacimiento fue un éxito dentro de las cifras en las que se movía Comedy Central. Aunque esta buena acogida resultó ser un espejismo. Ya fuese por tener menor visibilidad al emitirse en la televisión por cable o por su propia calidad, lo cierto es que los nuevos capítulos de Futurama no tuvieron el mismo impacto que los de la primera etapa. El fervor inicial por su regreso se fue evaporando y Comedy Central la dio por finalizada tras la segunda mitad de su séptima temporada, que concluyó el 4 de septiembre de 2013 con la emisión Mientras tanto, el último episodio de la serie.
La segunda cancelación de Futurama no pilló por sorpresa a su equipo creativo, que esta vez sí pudo preparar un final a la altura, tan emocionante como emotivo. En Mientras tanto, el profesor creaba un botón para retroceder 10 segundos en el tiempo. Un artefacto que Fry acababa rompiendo de tal forma que todo el mundo, salvo él y Leela, quedaban congelados durante décadas y décadas. Un tiempo que aprovecharon para casarse y viajar por todo el mundo hasta alcanzar la vejez. Momento en el que irrumpía el profesor para arreglar el botón, aunque con un inconveniente: ninguno de los tres recordaría nada de lo que había ocurrido. Incluida la romántica y duradera luna de miel Leela y Fry habían vivido juntos desde entonces. “¿Tú qué dices? ¿Quieres repetirlo?”, le preguntó Fry a su amada y a los fans, que al igual que Leela, estaban dispuestos a repetir el viaje que durante años habían hecho viendo Futurama.
FUTURAMA EN LA ACTUALIDAD
El subtítulo de aquel capítulo, el que acompañaba al nombre de Futurama en el opening, también era un mensaje para los fans: “Vénganos”. 6 años después, dicha venganza no ha podido ser ejecutada, pero eso no quiere decir que no se haya mantenido con vida toda este tiempo.
En 2014, por ejemplo, ocurrió lo inevitable: que Futurama y Los Simpson tuvieran su propio crossover, Simpsorama. Una parodia de Terminator cuya cabecera incluía una frase que resumía a la perfección este cruce: “Una serie sin ideas se une a otra sin episodios”. En 2016, un fan rodó una película en acción real a modo de homenaje. En 2017 las voces originales de Futurama grabaron un nuevo capítulo en formato podcast. Y en octubre de 2018, Hulu compró los 140 capítulos de la serie para incluirlos en su catálogo.
De esta plataforma depende, con el permiso de Disney, la producción de nuevos capítulos. Algo que puede acabar ocurriendo o puede que no. Pero en cualquier caso, el legado de Futurama seguirá siendo el mismo. El de una serie que quizá no fue tan revolucionaria ni tan influyente como otras, pero que contribuyó enormemente a consolidar la animación adulta en televisión. Y que consiguió por méritos propios lo que parecía difícil al principio: no quedar eclipsada por Los Simpson. Es más, acabó con la cabeza bien alta, algo que su hermana mayor no parece que vaya a conseguir.
Y por si fuera poco, Futurama también demostró que sobrevivir a una cancelación era posible aun cuando no existía Netflix. Porque lo verdaderamente importante no es que haya una cadena o plataforma dispuesta a rescatarte, sino que existan fans que hagan fuerza para seguir adelante. Y en mayor o menor cantidad, Futurama siempre los tuvo. Cuando el cielo estuvo despejado y cuando tocó remangarse para plantar cara a los meteoritos que se interpusieron en su camino.
Fieles seguidores que hoy mantienen viva la llama compartiendo memes de Fry en Twitter, soñando con una «muerte por kiki» o deseando que Bender construya su propio parque de atracciones con casinos. Y sobre todo, cantando orgullosos el himno oficioso de la serie: “Somos balleneros, llevamos arpones, mas como en la luna no hay ballenas cantamos canciones”.