Adela Navarro Bello
26/12/2018 - 7:00 am
En la conspiración también pierde Barbosa
El accidente de helicóptero que la víspera de la Noche Buena de 2018 mató a quien por los últimos diez días había sido la gobernadora de Puebla, Martha Ericka Alonso Hidalgo, y a su esposo, el coordinador de los senadores del PAN, Rafael Moreno Valle, también parece ser el sepulcro político de Miguel Barbosa, quien fue candidato a gobernador de aquel estado por Morena, y acérrimo enemigo político de la hoy fallecida.
El accidente de helicóptero que la víspera de la Noche Buena de 2018 mató a quien por los últimos diez días había sido la gobernadora de Puebla, Martha Ericka Alonso Hidalgo, y a su esposo, el coordinador de los senadores del PAN, Rafael Moreno Valle, también parece ser el sepulcro político de Miguel Barbosa, quien fue candidato a gobernador de aquel estado por Morena, y acérrimo enemigo político de la hoy fallecida.
Protegido de Andrés Manuel López Obrador, Barbosa peleó el triunfo de la elección poblana de 2018 en los Tribunales Electorales y lo perdió. La diferencia de votos entre la panista y el morenista fue de 122 mil 36 sufragios, en porcentaje significó 4 puntos de ventaja a favor de Martha Ericka quien obtuvo el 38 por ciento de la preferencia electoral contra el 34 por ciento de Miguel. Y a pesar de las denuncias de fraude electoral contra los representantes del PAN en Puebla, finalmente el Tribunal Electoral del Estado de Puebla, en una cerrada votación de cuatro a tres avaló el triunfo de la esposa de Moreno Valle. El ánimo estuvo tan caldeado en la búsqueda de la anulación de los comicios, que la presidente del Tribunal Electoral, la que quebró el empate a favor de Alonso, Janine Otala, fue alertada por otros actores para iniciarle un juicio político.
El Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, no felicitó a la gobernadora. No reconoció el trabajo del Tribunal Electoral, y no envió representante a la acelerada toma de posesión de Alonso Hidalgo, que no fue en el Congreso del Estado ante la amenaza de los diputados de Morena y sus aliados de conflictos políticos, sino en las instalaciones del Poder Judicial de Puebla.
La acidez con que Miguel Barbosa tomó la derrota, que aseguraba no haberla obtenido y ser objeto de un fraude político electoral, lo puso en una acre defensa del voto y lo subió a una acalorada crítica contra la gobernadora, a grado de polarizar al extremo las opiniones políticas de los poblanos, y marcar el tema en la agenda pública nacional.
En esas condiciones el fallecimiento de la gobernadora en el siniestro, ubicó a Miguel Barbosa en el imaginario colectivo propenso a la conspiración, como el sospechoso principal de un accidente que hasta el momento nadie a probado que fue provocado. Pero las muertes de políticos que se encuentran en el cénit de sus carreras, generalmente están rodeadas de teorías de complots y conspiraciones, y en su haber, acaban, cuando se conjuntan ciertas condiciones, especialmente electorales, con carreras políticas de aquellos que en vida persiguieron el mismo objetivo.
Ahí esta el caso de Luis Donaldo Colosio Murrieta, candidato que fue del PRI a la Presidencia de la República, asesinado en Tijuana por Mario Aburto Martínez. La bala que salió del arma del michoacano también acabó con la carrera en el PRI de Manuel Camacho Solís, quien hasta antes de la designación de Colosio candidato, pensaba que tenía enormes posibilidades para serlo. Sus desencuentros con el poder político de la presidencia de la República cuando no fue favorecido, y el débil arranque de la campaña de Colosio, lo ubicaban como “el natural” bateador emergente. Hasta que el sonorense fue asesinado, y Camacho –junto a Carlos Salinas de Gortari- señalados por el imaginario colectivo como quienes estuvieron detrás del terrible hecho.
A Camacho le gritaron improperios cuando llegó a unas honras a Luis Donaldo Colosio en el PRI, como ahora los poblanos están gritando, mayormente vía redes sociales, a Miguel Barbosa por el accidente donde falleció la gobernadora. A la secretaria de gobernación que
acudió al funeral de Alonso, Moreno Valle, Roberto Coppe, Antonio Tavera y Héctor Baltazar, también le espetaron desprecio, y la etiqueta #AMLOAsesino se viralizó en la red social Twitter.
Al menos en Puebla, la carrera política de Miguel Barbosa se siniestro también el 24 de diciembre de 2018 cuando cayó el helicóptero donde viajaban la gobernadora y su esposo.
De hecho, reconocido su triunfo en Tribunales y habiendo gobernado durante diez días, la lógica política indica que quien sea designado gobernador interino, deberá emanar de las filas partidistas a las que perteneció la gobernadora Martha Ericka Alonso. El gobernador pues, será del PAN.
Aun cuando la mayoría de los 41 diputados en el Congreso del Estado de Puebla la tienen representantes y aliados de Morena con 22 posiciones, la negociación sobrepasará al Estado. Así sucedió por ejemplo, cuando en 1998 falleció tras tres años al frente del gobierno del Estado de Baja California, don Héctor Terán Terán.
Las negociaciones políticas de aquel entonces llegaron hasta las dirigencias nacionales de los partidos, pasando por el presidente de la República, Ernesto Zedillo Ponce de León, quien se aseguró por aquellas fechas, dio la línea para que fuese respetado el partido al que pertenecía el gobernador fallecido en la designación del sustituto, cargo que cayó en el panista Alejandro González Alcocer.
En Puebla sin embargo, y debido al corto periodo entre la toma de posesión el 14 de diciembre, y el día del fallecimiento el 24 de diciembre, la ley indica que después de designar un gobernador interino el mismo Congreso deberá convocar a elecciones extraordinarias para que los poblanos elijan a un gobernador sustituto que concluya con el periodo para el cual fue electa Martha Ericka Alonso Hidalgo.
El luto político podría jugar a favor de Acción Nacional. Así sucedió en 1994 cuando, precisamente Ernesto Zedillo Ponce de León, fue designado candidato del PRI a la Presidencia de la República ante el asesinato del abanderado tricolor Luis Donaldo Colosio. México registró para entonces, uno de los mayores índices de participación el día de las elecciones, y el priísta ganó de manera contundente. El luto político estuvo a su favor.
Nadie podrá restarle alientos a Miguel Barbosa para contener de nueva cuenta en la elección a gobernador sustituto de Puebla, pero seguramente la ignominia que ha salido de las redes sociales a las calles de aquel estado, le alcanzará para neutralizarlo y, seguramente, perder la elección.
A menos que en los siguientes días se esclarezca de manera contundente, certera, clara y convincente, la causa del accidente, y que los dichos de actos de corrupción y abusos en Puebla por parte de la pareja Moreno-Alonso se confirmen y exhiban, Barbosa podría tener algún tipo de oportunidad. Lo cual en las condiciones actuales parece poco probable, dado que el gobernador interino pertenecerá al mismo partido, y que de los muertos no se habla mal.
En ese escenario, Puebla será para el PAN, y muy probablemente la votación en una elección extraordinaria también les favorezca.
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