SinEmbargo reportó, primero, la sorpresa por las “paredes y cuartos vacíos” de los primeros ciudadanos que entraron a Los Pinos. Fuentes del Gobierno federal no confirmaron que cuadros o muebles estuvieran extraviados: simplemente, se dijo, “se están localizando”. Pero ahora, pasados los días, se ha confirmado que no es posible dar con obras de arte y hasta unas cucharas históricas, de más de 100 años, que estaban en la ex Residencia Oficial.
Ciudad de México, 19 de diciembre (SinEmbargo).– El Gobierno federal no ha localizado obras de arte, enseres domésticos y muebles de valor histórico; ropa de cama y distintos cuadros que se encontraban en la ex Residencia Oficial de Los Pinos hasta antes de que la familia del ex Presidente Enrique Peña Nieto abandonara la instalación.
De acuerdo con fuentes consultadas por SinEmbargo, existe ya una primera lista de lo que se declara como “extraviado”, pero podría engrosarse conforme la búsqueda continúa. En Los Pinos hay una bodega en la que se guarda patrimonio, explicó una fuente; otra parte de lo que se resguardaba durante un sexenio en la ex Residencia Oficial se manda a la Secretaría de Hacienda, como es el caso de la obra de arte.
Sin embargo, “en la bodega no encontraron nada y tampoco en las paredes y en los cuartos. No se ha localizado un inventario de lo que se llevaron [y que posiblemente una parte les pertenecía]”, dijo la fuente.
“Como se ve Los Pinos en las fotos del primero de diciembre, cuando la gente entró a conocer la ex Residencia Oficial, así es como se recibió [el complejo]. El equipo de Cultura lo que hizo fue rotular lo existente, pero ni se guardó nada, ni se envió a otras dependencias. Así, tal cual, fue recibido”, agregó.
Entre lo que no se ha localizado hay un juego de cucharas que data de la presidencia de Porfirio Díaz. También se extraviaron cuadros que no están enlistados en las obras que solicitó ex profeso el ex Presidente Carlos Salinas de Gortari a un grupo de artistas mexicanos, de acuerdo con la fuente consultada por SinEmbargo. Estos artistas enviaron hace unos días una carta en la que solicitaban conocer el destino de lo que ellos entregaron hace ya 25 años.
“No dejaron almohadas, edredones o sábanas”, dijo la fuente. También explicó que quizás “algo de eso era de ellos”, es decir, de la ex familia presidencial. Pero no todo.
La Secretaría de la Función Pública publicó el 6 y 24 de julio de 2017 en el Diario Oficial de la Federación el Acuerdo por el que se establecen las bases generales para la rendición de cuentas de la Administración Pública Federal y para realizar la entrega-recepción de los asuntos a cargo de los servidores públicos y de los recursos que tengan asignados al momento de separarse de su empleo, cargo o comisión.
También dio a conocer el Acuerdo por el que se establecen los Lineamientos Generales para la regulación de los procesos de entrega-recepción. «La Entrega-Recepción Institucional es el proceso administrativo, a través del cual se rinden cuentas de los programas, proyectos, acciones, compromisos, información, asuntos, recursos y situación que guardan las Dependencias, Órganos Administrativos Desconcentrados y Entidades de la Administración Pública Federal, la Procuraduría General de la República, y las empresas productivas del Estado, al término de la administración de gobierno», expone la SFP.
En el artículo segundo del Acuerdo se exige a las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal, así como las empresas productivas del Estado, elaborar un informe de rendición de cuentas que, entre otros aspectos, debe incluir: «Los recursos materiales, en el que se precisará la situación de los bienes muebles, inmuebles y tecnológicos al servicio de la dependencia o entidad».
En el caso de los bienes de Los Pinos la obligación legal de hacer el informe correspondió a la Presidencia de la República antes de entregar la residencia.
¿QUÉ PASÓ CON LAS OBRAS DE ARTE?
Tres días después de que se abrieron las puertas de lo que fue la residencia oficial de 13 presidentes, los pintores Francisco Toledo, Sergio Hernández e Irma Palacios enviaron una carta a la Secretaria de Cultura, Alejandra Fraustro Guerrero, para preguntarle la ubicación y estado de 33 obras realizadas hace 25 años por encargo del Presidente Carlos Salinas de Gortari para decorar las paredes de Los Pinos.
De acuerdo con fuentes de la Presidencia de Andrés Manuel López Obrador, las obras que estaban en Los Pinos cuando llegó Enrique Peña Nieto no están “necesariamente perdidas”. Están siendo ubicadas. Y hay un periodo para así hacerlo. Y en ese proceso está la actual administración
Al término de sexenios pasados, las obras prestadas por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) o de la colección de la Secretaría de Hacienda son devueltas a sus acervos por Presidencia de la República, encargada de manejar el inventario de entrega-recepción al siguiente gobierno.
Al finalizar el gobierno de Vicente Fox Quesada (2000-2006), por ejemplo, el INBA dio a conocer que 119 obras de artistas que se encontraban en Los Pinos fueron regresadas a las colecciones permanentes de los museos de las que salieron, entre ellos, el de Arte Moderno, Nacional de Arte, de Arte Contemporáneo Internacional Rufino Tamayo y de Arte Carrillo Gil.
Tras una solicitud de transparencia, la Presidencia de la República en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa informó en 2007 que las 33 obras de la colección solicitada en 1993 ”se encuentran exhibidas en la Residencia Oficial de Los Pinos, en las paredes de los espacios protocolarios, excepto la obra Sin título, de Juan Soriano, que fue prestada temporalmente bajo guarda y custodia del Museo de Arte Moderno”.
En julio de 2013, la revista emeequis publicó el reportaje “El tesoro oculto de la Presidencia” donde la autora Zorayda Gallegos, basada en el inventario de Presidencia, reportó sobre las 33 obras: “Actualmente, parte de esta serie se encuentra en la residencia Miguel Alemán. En la planta alta se encuentran distribuidos Los verdugos, de José Luis Cuevas; Suave Patria, de Manuel Felguérez; un óleo sobre tela, con marco tallado a mano en madera de cedro rojo, de Rafael Coronel, y Códice abierto VI, de Vicente Rojo”.
“También encontraron espacio los siguientes: Los volcanes, de Luis Nishizawa; El fantasma, de Alejandro Colunga; Huellas del camino, de Irma Palacios; Sofía vestida de dicha poblana, de Julio Galán; Murciélago, de Francisco Toledo; Huitzo, de Gunther Gerzso, entre muchos otros”.