México

No traicioné a «El Chapo», cuidé a su familia y aun así me quiso matar 4 veces, dice «El Gordo»

28/11/2018 - 1:55 pm

El testigo, contó, recibe atención psicológica por síntomas de ansiedad e incapacidad de dormir, pero recalcó que estos transtornos no afectan su memoria. Desde que se empezó a preparar para su testimonio en el juicio de «El Chapo», hace 17 meses, el gobierno de Estados Unidos ha gastado alrededor de 43 mil en compensación por su salario perdido, viáticos, hospedaje y otros 13 mil en la reubicación de su familia.

Nueva York/Ciudad de México, 28 de noviembre (RíoDoce/SinEmbargo).– “Nunca lo traicioné, cuidé a toda su familia y lo único que recibí fueron cuatro intentos de homicidio contra mi persona” alcanzó a decir Miguel Ángel Martínez Martínez durante su testimonio en el juicio contra Joaquín «El Chapo» Guzmán Loera, poco antes de que la defensa hiciera una objeción que terminó en una llamada de atención para el fiscal Michael Robotti.

Durante el tercer día de su testimonio, Martínez Martínez explicó las condiciones de su cooperación con el gobierno estadounidense. A diferencia de «El Rey Zambada», quien sigue esperando su sentencia y cooperó con la fiscalía con esperanzas de recibir menos años de cárcel, Martínez Martínez ya cumplió su sentencia: casi 10 años de cárcel, tres en México y seis en Estados Unidos.

El hombre de confianza de Guzmán Loera fue arrestado en México el 8 de junio de 1998 por conspiración de tráfico de drogas, después de dos años de haberse retirado del negocio del narcotráfico. A pesar de luchar contra su extradición “como gato boca arriba”, apelando e intentando corromper a un juez mexicano por $500 mil, no tuvo suerte. “Si hubiera sido efectivo no estuviera acá”, añadió el testigo, claramente incómodo.

Una vez extraditado, en 2001, se declaró culpable de intento de distribución de drogas y lavado de dinero, por lo que lo sentenciaron “a poco más de 18 años”. A partir de su cooperación, le redujeron su sentencia y salió de la cárcel en 2007. Desde prisión y hasta ahora, Martínez Martínez ha sido miembro del programa de protección a testigos, lo cual incluyó que le ayudaran a tramitar papeles para trabajar, sustento económico al inicio del programa y vivienda proporcionada por el gobierno.

Los términos de su cooperación con el gobierno, explicó el testigo, incluyen decir la verdad y testificar cuando se le solicite. Ha testificado ya ante un gran jurado en 2002 y en un juicio en Arizona en 2006. Pero para el juicio contra Guzmán Loera vino a testificar como un hombre libre.

Martínez Martínez dijo que había recibido una citación oficial para contar su testimonio. ¿Había querido testificar aquí hoy? Quiso saber el fiscal Robotti. “No, señor”, respondió el testigo. “¿Por qué no?”, inquirió Robotti.

“Señor, si yo –cuando estuve luchando por mi extradición—yo nunca mencioné al Señor Guzmán, nunca le fallé, nunca le robé, nunca lo traicioné, cuidé a toda su familia y lo único que recibí fueron cuatro intentos de homicidio contra mi persona, y eso sin haber dicho nada….” Explicó el testigo ligeramente encorvado hacia delante desde su asiento. “Usted imagínese, cuántos voy a recibir ahora”. Pero el jurado no llegó a escuchar esta parte, porque una objeción de la defensa interrumpió a la intérprete antes de que pudiera traducir la respuesta.

El testigo, contó, recibe atención psicológica por síntomas de ansiedad e incapacidad de dormir, pero recalcó que estos transtornos no afectan su memoria. Desde que se empezó a preparar para su testimonio en el juicio de «El Chapo», hace 17 meses, el gobierno de Estados Undios ha gastado alrededor de 43 mil en compensación por su salario perdido, viáticos, hospedaje y otros 13 mil en la reubicación de su familia.

Antes del descanso para el almuerzo, el testigo volteó a ver al acusado, a quien siempre se refirió como “Señor Guzmán” o “mi patrón”. Había dejado en claro, anteriormente, que siempre había cuidado de la familia de Guzmán Loera y que incluso había invertido parte de los 3 millones de su sueldo en ayudar a «El Chapo» después de que éste fue preso en 1993.

Cuando el jurado, el testigo y el acusado salieron de la sala, el Juez Cogan le llamó la atención al fiscal Robotti. No podía incluir las opiniones del testigo como hechos, le advirtió. Podía preguntarle al testigo lo que sabía de primera mano, pero no darle pie a derivar conclusiones sobre los intentos de homicidio.

Se espera que el contrainterrogatorio empiece durante la sesión de la tarde.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE RÍO DOCE. Ver ORIGINAL aquí. Prohibida su reproducción.

Redacción/SinEmbargo
Sed ullamcorper orci vitae dolor imperdiet, sit amet bibendum libero interdum. Nullam lobortis dolor at lorem aliquet mollis. Nullam fringilla dictum augue, ut efficitur tellus mattis condimentum. Nulla sed semper ex. Nulla interdum ligula eu ligula condimentum lacinia. Cras libero urna,
en Sinembargo al Aire

Opinión

más leídas

más leídas