El icónico diseño de la pluma le ha valido formar parte de la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Nueva York y del Museo de Arte Moderno Georges Pompidou en París. La empresa que las crea no sólo vive de las ventas de este producto, desde la década de 1970 ofrece a sus consumidores desde rastrillos hasta encendedores de bolsillo.
Por Yago Gantes
Ciudad de México, 28 de septiembre (Economía Hoy/SinEmbargo).– La clásica pluma Bic Cristal es uno de los básicos del regreso a clases, pero también es compañera inseparable en oficinas. Y a pesar de que vivimos en un mundo cada vez más digital “los productos de papelería tienen una penetración del 100 por ciento. Se escribe en todos los ámbitos del ciclo de vida: Niños en la escuela, estudiantes en la universidad, adultos en el hogar, en el trabajo… No podemos decir que las personas escriben menos, pero es cierto que los usos están evolucionando», explica la compañía.
La pluma Bic Cristal ha sido un éxito casi desde que Marcel Bich comenzó a venderla en Francia en 1950. «Sí, fue rápidamente adoptado por un número creciente de consumidores, ya que satisfacía una necesidad real: una pluma asequible, de calidad y fácil de usar que permite a los consumidores escribir en todas partes», explica la compañía. «Hoy, la pluma Bic Cristal es el número uno vendido en el mundo», añade. Así, este utensilio de papelería se vende en más de 160 países.
Los países anglosajones están acostumbrados a escribir en negro cuando el resto del mundo usa tinta azul.
La compañía atribuye este triunfo a un buen equilibrio entre la calidad y precio: «Bic Cristal ofrece una calidad constante, desde el principio hasta el final y un bolígrafo Bic Cristal Medium escribe [hasta 3 kilómetros de promedio] hasta agotar su tinta». Y a su icónico diseño que le ha valido formar parte de la colección permanente del MOMA, Museo de Arte Moderno de Nueva York y del Museo de Arte Moderno Georges Pompidou en París.
Esta buena acogida ha permito que el diseño no haya variado mucho con el paso del tiempo. No obstante, el modelo original se ha perfeccionado y es un 14 por ciento más ligero que la versión original. Además, la compañía francesa tuvo que amoldarse a las diferentes costumbres de escritura según cada mercado.
«Los consumidores europeos prefieren la punta media (punta clásica) cuando las personas norteamericanas parecen que prefieren puntas más largas y finas. Por el contrario, los asiáticos usan puntas con agujas. Además, los países anglosajones están acostumbrados a escribir en negro cuando el resto del mundo usa tinta azul», explica la compañía.
Hoy en día la compañía fundada por Marcel Bich no solo vive de la venta de Bic Cristal, tiene una amplia gama de productos de papelería. De hecho, «cada día, los consumidores eligen comprar 20.3 millones de productos de papelería». Sin embargo, uno de los productos que más llama la atención son los rastrillos de afeitar. Un iniciativa que sorprende pero que fue idea del propio Marcel Bich: «Tras el éxito de los bolígrafos BIC®, Marcel Bich estaba buscando otros productos diarios que, como BIC® Cristal, pudieran simplificar a un precio asequible la vida cotidiana de los consumidores. Es por eso que lanzó en 1973 el primer encendedor de bolsillo BIC® y en 1975 el primer rastrillo de afeitar BIC», explica la empresa.
