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Ernesto Hernández Norzagaray

03/08/2018 - 12:00 am

¿Qué hacer con el PRI?

Luego del triunfo presidencial de Vicente Fox en su gabinete se planteo la pregunta: ¿Qué hacer con el PRI?, así lo documenta detalladamente el entonces canciller Jorge Castañeda en su libro autobiográfico: Amarres Perros.

Hay Quienes En El Pri Hablan De Cambiarle El Nombre Foto Cuartoscuro

Luego del triunfo presidencial de Vicente Fox en su gabinete se planteo la pregunta: ¿Qué hacer con el PRI?, así lo documenta detalladamente el entonces canciller Jorge Castañeda en su libro autobiográfico: Amarres Perros.

No era una pregunta banal, circunstancial, menos intrascendente, se sabía de su capacidad para recuperarse en las derrotas, y desde ahí hacer política hasta complicársele a cualquier gobierno más aún, Fox en la campaña electoral había arrojado todo tipo de descalificaciones en contra del partido tricolor que postulaba como candidato a Francisco Labastida Ochoa.

Les señalaba ser el origen de todos los males del país e implícitamente sugería que si no existiera, mucho mejor le iría al país aunque había sus asegunes no dejo de machacarlo hasta el final.

El país venía del gobierno de Ernesto Zedillo quien había buscado mantener una “sana distancia” con su partido y eso significaría, si bien no dejar de suministrar apoyo oficial o hacer el omiso, como lo recuerda el célebre caso de financiamiento ilegal del Pemexgate, al menos no involucrarse directamente en un fraude electoral mayúsculo y de esa forma Zedillo pasó a la historia como el “Presidente de la alternancia democrática”.

Bien, aquel debate necesario dividió opiniones en el gabinete foxista y estaba centrado entre Jorge Castañeda y Ernesto Derbez, quien se desempeñaba como Secretario de Hacienda y Crédito Público, donde el primero estaba en la idea de “acabar con el PRI” mientras el segundo, más mesurado y calculador, estaba por cohabitar argumentando que el PRI gobernaba la mayoría de los estados.

Se impuso finalmente esta visión y el PRI se dio a la tarea de reagruparse, y una de sus primeras acciones fue la constitución durante la primavera de 2001 de la Conferencia Nacional de Gobernadores, la CONAGO, con la que Fox renunció a confrontar al PRI y 12 años después el tricolor regresaba a la Presidencia de la República. Claro, luego de un periodo de bloqueos y chantajes que impidieron que las reformas del llamado Pacto por México las capitalizara los gobiernos del PAN.

Aquella tentación anti PRI de Jorge Castañeda seguramente está en el imaginario de algunos morenistas, y en cierta forma viene ocurriendo suave, subrepticiamente, como lo muestra el lugar que ocupan viejos y nuevos priistas tanto en Morena, como en los cargos de representación popular, toda vez que el antiguo partido ha quedado tocado y exige una rehabilitación de fondo para tener viabilidad futura -El caso de la designación de Manuel Bartlett de hacerse cargo de la CFE es paradigmático y así le está yendo con sus críticos.

Hay quienes en el PRI hablan de cambiarle el nombre y otros hasta de convertirlo en partidos estatales, están viviendo un periodo de confusión de que hacer con el otrora poderoso partido de Estado, no aciertan a definir una estrategia clara para el mediano y largo plazo y es que no es fácil cuando se está vaciando, cuando la explicación de la cohesión interna, radica en los incentivos que significa tener el poder. O sea, sin ellos, el PRI se vuelve un cascarón vacío incapaz de retener a sus miembros y por eso muchos de ellos hoy buscan refugio en Morena.

Esto, por supuesto, no sucedió en 2001, los priistas estaban molestos por haber perdido la Presidencia pero la mayoría permanecía en su partido y buscaban acomodo en los estados gobernados por correligionarios mientras mejoraba la situación. Se creó así de facto la cohabitación con el gobierno del PAN.  Y así, hasta el 2012.

Entonces, ¿qué tan pertinente es plantearse la pregunta que titula este artículo?, en términos estrictamente democráticos los ciudadanos hicieron la tarea de desplazar al PRI de prácticamente todas las posiciones de poder que estaban en juego. Su representación hoy es simbólica, testimonial, como si fuera una tercera fuerza de la chiquillada.

Sin embargo, hay que tener claro que su principal enemigo fue el hartazgo, la corrupción y la impunidad, sentimientos de impotencia que se inscriben en una matriz donde se combina hoy con una fuerte dosis de esperanza en el proyecto de regeneración nacional.

Es decir, estamos en el limbo emocional, la realidad lamentablemente exige racionalidad, plantea como convertir la esperanza en políticas públicas, en satisfactores de todo tipo, para los que viven ilusionados en un cambio de vida, de ver al fin un gobierno honesto y eficiente.

Y la apuesta del priismo, será seguramente reconstituirse teniendo como base de las insuficiencias de una economía sobre endeudada que se alimenta además con nuevos préstamos multimillonarios y que dificultara cumplir el programa social del nuevo gobierno, no bastan los ahorros y el manejo honrado de los recursos ante la desmesura de las necesidades y eso sumado a los errores de la inexperiencia en el ejercicio de gobierno es un insumo que siempre debilita a los proyectos sociales más votados.

Ya lo estamos viendo con los gobiernos priistas que toman medidas de protección con el fin de detener la fuerza de las urnas, lo vemos en Sonora, pero también en Sinaloa, se trata de cambiar para seguir igual, y eso al margen de que se logre indica una parte de la estrategia, resistir para perdurar a flote en tanto la realidad nos pone a todos los ciudadanos en nuestro lugar.

Por eso estos ejercicios de resistencia que estamos viendo en Sonora, Sinaloa y Puebla, y antes en 2016 en el estado de México y Coahuila, se inscriben en la lucha tenaz para evitar que por la vía del control de las instituciones se cometan atropellos contra la voluntad popular.

En definitiva, ¿qué hacer con el PRI?

Ernesto Hernández Norzagaray
Doctor en Ciencia Política y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I. Ex Presidente del Consejo Directivo de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales A. C., ex miembro del Consejo Directivo de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política y del Consejo Directivo de la Asociación Mexicana de Ciencia Política A.C. Colaborador del diario Noroeste, Riodoce, 15Diario, Datamex. Ha recibido premios de periodismo y autor de múltiples artículos y varios libros sobre temas político electorales.
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