Diego Petersen Farah
22/06/2018 - 12:02 am
El terrible Jason
Todos sabemos quién es Jason Vooheer, el sádico protagonista de la saga de “Viernes 13”, uno de los personajes más célebres del cine de terror y de la cultura popular estadunidense, famoso por su máscara de portero de hockey y su sierra eléctrica. Hasta yo, que no he visto ninguna de estas películas, le tengo pavor. Pero más miedo le tengo al otro Jason, el de acá, como se le conoce en este país al periodo de transición (julio, agosto, septiembre, octubre, noviembre).
Todos sabemos quién es Jason Vooheer, el sádico protagonista de la saga de “Viernes 13”, uno de los personajes más célebres del cine de terror y de la cultura popular estadunidense, famoso por su máscara de portero de hockey y su sierra eléctrica. Hasta yo, que no he visto ninguna de estas películas, le tengo pavor. Pero más miedo le tengo al otro Jason, el de acá, como se le conoce en este país al periodo de transición (julio, agosto, septiembre, octubre, noviembre).
Por tercer mes consecutivo, en mayo rompimos récord del mes más violento de la historia reciente: 2,890 homicidios en todo el país, uno cada 15 minutos.
Sí, en promedio, mientras vemos un partido de futbol, seis mexicanos son asesinados. Así de cruel; así de duro. Desde que arrancó el año cada mes ha sido más violento que el anterior, hay una tendencia al alza no solo año contra año, sino mes contra mes. Si revisamos las cifras enero-mayo de 2015 a la fecha el crecimiento de la violencia es bestial. Del 2015 al 2016 aumentó 16 por ciento; el siguiente año creció 31 y del año pasado a este 20 por ciento más. Estamos casi al doble en cuatro años.
La descomposición sin embargo puede agravarse seriamente en temporada de Jason. Las transiciones largas son positivas cuando las cosas están más o menos bien, pues permiten que la entrega recepción se haga con tranquilidad y sin prisas. Pero, en momentos de crisis económica o de violencia como es ahora, el vacío de autoridad generado por la existencia de un presidente que se apaga y otro que no termina de llegar se convierte en el caldo de cultivo ideal para la descomposición.
Los cinco meses de Jason serán peores en materia de seguridad que los primeros del año; podemos llegar a cifras cercanas a los tres mil asesinatos al mes para cuando el nuevo gobierno tome posesión, lo que los pondrá en una posición de debilidad nunca vista. Para darnos una idea, en 2006, cuando Calderón decidió emprender su política llamada Guerra al Narco en el país hubo poco más de diez mil asesinatos; este año puede cerrar alrededor de 30 mil. Atacar la violencia tendrá que ser necesariamente la primera acción importante del gobierno que llegue y nadie está realmente preparado para ello, ninguno de los tres candidatos se ha tomado en serio la tarea de diseñar políticas de combate a la violencia y construcción de paz. Ni López Obrador, hoy por hoy el más probable ganador, ni los dos terceros, Anaya y Meade, han dimensionado lo que significa la violencia en términos no solo de vidas humanas, que es terrible, sino de gobernabilidad y capacidades institucionales.
El primero de diciembre el nuevo presidente recibirá la banda de manos de Peña, pero las malas noticias vendrán del terrible Jason.
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