El Juego de los Insectos es una ópera que, a través de los ojos de un vagabundo, recorre los distintos escenarios en los que los animales se desarrollan. La vanidad y la ligereza, por un lado. La suciedad y miseria, en otro y la explotación laboral y la guerra en el tercero. Mariposas, larvas y hormigas son un reflejo de la realidad, no sólo de la Europa devastada por la Primera Guerra Mundial, de la actual, de la de México en el 2018.

El actor Joaquín Cosío es ese mendigo que protagoniza la historia que se presentará en el palacio de Bellas Artes e invita al público para, a través del arte, encontrar la felicidad que la realidad nos está robando.

Ciudad de México, 27 de mayo (SinEmbargo).– «Sería una mariposa», dice entre risas el actor mexicano Joaquín Cosío cuando se le pregunta qué insecto interpretaría en la nueva puesta en escena. Y luego corrige: «Tal vez una hormiga trabajadora, porque me gusta mucho mi trabajo. Mariposa no porque no se me da la ligereza, lo aéreo ni lo bonito. Y el mundo subterráneo no me gusta. Me quedaría más en el mundo laboral, de la productividad.

El Juego de los Insectos es una ópera de Federico Ibarra basada en una obra teatral de 1923 del checo Karel Capek, que viene con el desánimo de la posguerra, es un autor que habla a través de esta paráfrasis del mundo de los insectos sobre el desencanto del ser humano.

«Esta versión operística narra tres mundos de insectos, inicia con un vagabundo que decide que está harto, decepcionado y desilusionado de la vida del ser humano y decide buscar un mejor destino. Por una licencia mágica puede entrar al mundo de los insectos, donde visita tres mundos: el de las mariposas, el subterráneo y el de las hormigas.

En el mundo de las mariposas, es testigo de una vida fatua, dedicada a la belleza intrascendente, sentirse bellas, estar a dieta y a la moda. Entonces se va al mundo subterráneo, donde vive lo miserable, las larvas, las moscas, los parásitos, los escarabajos y es testigo de lo horrible, y también se va. Hasta que llega al tercer mundo, que es el de las hormigas, el de la productividad, el trabajo, el capital, la explotación y la guerra. Finalmente, abandona también ese mundo y termina en un retiro donde manifiesta la confirmación de su desencanto y su desilusión.

El vagabundo lo interpreto yo y todo lo demás está interpretado por los cantantes de ópera que es un elenco de primera, dirigido por el maestro italiano Guido María Guida», explica Cosío en entrevista con Magazine.

Cosío interpreta a un vagabundo que entra a los distintos mundos de los insectos. Foto: Cortesía

– Dice que los insectos muestran los peores defectos de los humanos y del mundo actual, ¿cuáles serían?

– En el primer mundo se habla de banalidad, sin compromisos, vacío, donde sólo hay culto a la forma y no hay nada más que ese recelo por el otro. El subterráneo es el mundo de los miserables, de los que no tienen ningún aprecio por el otro y el mundo de las hormigas, que es el de la explotación y de la guerra, de la supremacía. En esos tres mundos se hace una crítica a la organización social.

– Esta obra tiene cierto toque Kafkiano

– Es un gran alarde de fantasía y de sueño, es un gran despliegue onírico, una gran alegoría visual. la puesta en escena es magistral y extraordinaria, los vestuarios, la luz, la escenografía es increíble y el trabajo de la orquesta. Es un gran alarde de fantasía, no hay que perdérsela.

La ópera está basada en una obra de 1923. Foto: Cortesía

– ¿Para quién va esta obra? ¿A quiénes esperan ver en el público?

– No olvidemos que es una ópera, que tiene un público bastante cautivo que incluye también muchos jóvenes, para nuestra fortuna. Entonces estamos hablando de un público muy diverso, la ópera es un género que a pesar de no ser tan difundido y no tener tanta repercusión pública, tiene asistencia sobre todo en la capital. Es sui generis, de todo tipo.

– ¿Cómo queda esta ópera basada en una obra de 1923 en el México actual? En un contexto de hartazgo, violencia, electoral.

– Es muy lamentable constatar que lo que retrató el autor hace tantos años en el siglo pasado no sólo prosigue sino se ha agudizado. Vivimos en un mundo totalmente envilecido, es decir, si pensamos en que el horror de la guerra podría ser superado yo creo que son estos tiempos lo que nos permiten afirmarlo, somos testigos de una degradación terrible del mundo, donde la gente se mata entre ella, donde la amenaza del terrorismo es una realidad para los civiles y no hablemos de México, donde la violencia del narcotráfico y del Estado imperan, donde hemos perdido la tranquilidad y la paz. Hemos perdido las calles, nuestras carreteras, el país lo hemos perdido y vivimos asolados por una violencia que existe en las calles y que es la que rige la agenda del país, la violencia es contigua a nosotros y está próxima todos los días de nuestra vida.

El director de escena Claudio Valdés Kuri con Joaquín Cosío. Foto: Cortesía

– En este panorama tan negativo, ¿qué lugar tiene el arte?

– Estas discusiones que han existido siempre con relación al arte, que si puede cambiar cosas, transformar sociedades. Yo creo que el arte proporciona felicidad y es algo que tenemos extraviado, es siempre una posibilidad de que el hombre se recupere a sí mismo, el hombre se divierte en los tiempos de obscuridad, de dolor, de pesadumbre, reírse y divertirse es importante. El arte siempre propondrá un espacio para ello, para reflexionar sobre sí mismo, sobre los demás, para disfrutar, para que tus sentidos disfruten las posibilidades que el arte mismo te regala. No todo está perdido, tenemos el arte.

EL JUEGO DE LOS INSECTOS – Palacio de Bellas Artes, CdMx

Domingo 3 de junio: 17:00 hrs.
Jueves 7 de junio: 20:00 hrs.
Domingo 10 de junio: 17:00 hrs.
Martes 12 de junio: 20:00 hrs.