Como lo dijo alguna vez Anthony Bourdain, Japón es un país en donde todo habla. El semáforo, los anuncios publicitarios, el Metro… ruido, voces, música, todo el tiempo. Pero es también un país silencioso, desde los templos hasta el transporte público, impera el respeto por el otro.

Es un país de tradiciones arraigadas pero también de oficinistas tirados a media calle después de una borrachera. El país de la perfección y la exactitud que se ha tenido que reconstruir por las guerras y desastres naturales, de los 7 Eleven en cada esquina, de los souvenirs, de los amuletos y los buenos deseos. La potencia mundial que no tiene ni una sola basura en el suelo pero tampoco basureros en las calles. Un país que todo aquel que tenga posibilidad, debería de visitar.

Ciudad de México, 18 de mayo (SinEmbargo).– Puede sonar a cliché, pero ir a Japón sí parece dar un viaje en el tiempo, no tanto al futuro tecnológico de robots parlantes y gadgets fuera de lo común, sino a un conjunto de ciudades y pueblos que han sabido mantener y si es necesario, reconstruir su historia.

Desde la llegada todo es confuso y difícil de entender, pero la perfección y puntualidad con la que funcionan trenes, autobuses, máquinas y hasta seres humanos, hace todo más fácil. Sin olvidar la amabilidad y disposición para ayudarte de los japoneses. Si hablan inglés o te dan instrucciones en su idioma, al final, por alguna razón, los comprendes.

Ramen, wagyu, taiyaki y más comida japonesa. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

Pero no será una crónica del paso de 11 días en algunas ciudades niponas, y aunque mencionaré algunos básicos que se pueden encontrar en cualquier guía de viaje, el objetivo de este texto es compartir algunos consejos que me hubiera gustado que alguien me diera.

Considero que Japón, a diferencia de países europeos o ciertas capitales de Estados Unidos, es un sitio para sorprenderse. Sabes que hay templos, castillos, torres, cocina singular, videojuegos, Hello Kitty, un mundo de gente y anuncios neón por todos lados… pero no hay una Torre Eiffel, una Estatua de la Libertad (un momento, sí hay una) o un Coliseo Romano que has visto en los libros y películas toda la vida. Lo cual le da la gran ventaja de sorprender aun a los más versados en la cultura oriental.

Un little New York en la isla artificial de Odaiba. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

Es el tipo de lugar en el que quieres tomar fotos de todo: del mapa del Metro, de los anuncios pegados en las paredes, de la gente, de la comida, de las calles, de las casas, de los coches, de los paisajes. Un lugar en el que te puedes perder sin entender nada y a pesar de eso sentirte seguro.

LO QUE HAY QUE SABER

UN ITINERARIO

Un viaje largo siempre requiere un itinerario bien organizado y en el caso de Japón, sobre todo al momento de visitar Tokio, es necesario. Uno de los recorridos recomendados puede ser ir primero a lo más lejano, o sea Kioto, de ahí a Hiroshima, la isla de Miyajima, Osaka y finalizar en Tokio, con opción de visitar lugares cercanos como Kamakura, Yokohama y Fuji.

La fantasía otaku se encuentra en Akihabara. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

INVESTIGACIÓN PREVIA

Es importante tomar en cuenta los días festivos locales, pues aunque en algunos lugares puede haber eventos especiales, otros pueden permanecer cerrados. También, revisar los horarios de museos, mercados y otras atracciones como la Torre de Tokio o el Sky Tree, dos de los miradores más conocidos.

COMPRAR EL JAPAN RAIL PASS

Esta especie de pasaporte sirve para transportarse por un periodo de siete, 14 y 21 días por las líneas de trenes JR (incluido el tren bala llamado Shinkansen), que recorren todo el país. Se adquiere por internet y llega en cuestión de días vía correo tradicional con un costo de entre 5 mil y 10 mil pesos, según el tiempo adquirido.

El interior de uno de los vagones del Metro de Tokio. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

WIFI PORTABLE

En los mismos sitios donde se compra el JR Pass, está disponible un Pocket Wifi, que es un pequeño artefacto recargable, que dota de internet hasta a 10 dispositivos al mismo tiempo y cuesta en promedio unos mil 500 pesos para 15 días. Ese se recoge en el aeropuerto de Narita y se devuelve en algunos de los buzones de correo del mismo lugar. Es necesario sobre todo para ver direcciones y mapas.

Todo es matcha: helados, galletas, dulces, cervezas, panes… Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

LLEVAR EFECTIVO

Sí, es el primer mundo y más allá, pero por cuestiones de cultura para los japoneses es más común usar dinero en efectivo que pagar con tarjeta. No te confíes, incluso en Tokyo hay restaurantes y tiendas donde no las aceptan. Hay muchos donde sí, pero es mejor no quedarse sin yenes.

LA COMUNICACIÓN

No, no todos hablan inglés, pero tampoco ocurre que nadie hable «porque no les gusta». Los japoneses parecen ser amables por naturaleza y harán grandes esfuerzos para apoyarte, además, con las personas dedicadas a los servicios y que suelen tener contacto con turistas, la comunicación fluirá sin problemas.

Matsubara Dori, el vistoso camino para llegar a Kiyomizu-dera. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

EL CLIMA

Los pronósticos son muy acertados, si dice que habrá un tifón nocturno, lo habrá. Y no es cualquier cosa, son lluvias y vientos extremos, que no durarán más que algunas horas y al día siguiente dejarán el cielo despejado y el sol a su máximo, pero mientras, lo mejor es resguardarse.

LOS ZAPATOS

Es verdad, al entrar a una casa japonesa es necesario quitarse los zapatos, por lo tanto, lleva calcetines decentes y aguantadores.

LOS MUST

El Kinkaku-ji o Pabellón de Oro, en Tokyo. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

En Kioto: Arashiyama (bosque de bambúes), Templo Kiyumizu-dera y las calles de alrededor, Fushimi Inari Taisha, templos de playa y de oro Ginkaku-ji y Kinkaku-ji, estación de Kioto.

Fushimi Inari Taisha, uno de los lugares más famosos de Kioto. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

El museo y parque de la paz de Hiroshima y la isla de Miyajima.

Hiroshima, el antes y el después. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

En Osaka: Castillo de Osaka, Dōtonbori y Shinsekai.

Shinjuku, un barrio comercial y de diversión. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

Tokio y alrededores: Buda de Kamakura, Cosmo World de Yokohama. Shibuya, Akihabara (paraíso otaku y gamer), Shinjuku, Estación de Tokio, Ginza, Takeshita Street, Skytree, Tokio Tower, Mercado Tsukiji, templo Senso Ji y Roppongi (¡Godzilla!).

Uno de tantos Budas que se pueden encontrar en los templos. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

LOS HALLAZGOS

Nigiri y sashimi en uno de los restaurantes de la Estación de Tokyo. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

7 ELEVEN

Después de investigar un poco y básicamente, de ver un 7 Eleven en cada esquina, supe que Japón es el país con mayor cantidad de estas tiendas en el mundo y es, desde 2005 una empresa nipona.

A diferencia de en México, allá tienen dos líneas de comida llamadas Seven Premium y Seven Premium Gold, en las cuales impera la calidad y la frescura, no son simples sándwiches congelados, son pan recién hecho, onigiris rellenos o las tradicionales cajas Bento.

Es decir, las tiendas de conveniencia (también está Family Mart y Lawson) son una excelente opción para alimentarse. Ah sí, hay wifi gratuito, cajeros y baños.

HOT CAKES

Hablando de, en el Seven venden un paquete de cuatro pequeños hot cakes (o pancakes) que son los mejores antes probados, pues –siempre un paso adelante– tienen relleno de miel de maple y mantequilla, lo que los hace suaves, dulces y deliciosos.

OSAKA

Osaka, con sus anucions parlantes y enormes animales en las fachadas. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

Esta ciudad, específicamente los barrios de Dōtonbori y Shinsekai, me mostraron el Japón que más esperaba. El de los anuncios iluminados que dejan en vergüenza a Times Square, el del bullicio, el ruido, los animales gigantes afuera de los restaurantes, los takoyakis, las tiendas, lo raro.

El distrito de Shinsekai, en Osaka. Antes considerado uno de los más peligrosos de Japón. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

SOUVENIRS

Es necesario mentalizarse que se invertirán varios (muchos) yenes en souvenirs: desde las cajas de Kit Kat de sabores, los amuletos que se compran en los templos, la ropa, los abanicos, las figuras de Estudio Ghibli, el matcha, el Pikachu de recuerdo, los dulces, la sombrilla, las galletas y una lista casi interminable de objetos que se quieren traer de vuelta.

¡SÍ ES BARATO!

El chef muestra un corte Wagyu, en la ciudad de Kobe. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

Airbnb vino a facilitar la vida de los viajeros. En el caso personal, el hospedaje en cuatro ciudades a lo largo de 11 días no sobrepasó los 3 mil 500 pesos. Claro, eran espacios reducidos y dormías sobre colchonetas o tatami, pero contaban con lo necesario y estaban bien ubicados.

La comida también es barata, sobre todo porque hay mucha que se vende en las calles o en cadenas de fast food, sin embargo, para comer en restaurantes tampoco es necesario pagar precios exorbitante. Por ejemplo uno de los platillos más costosos fue un plato de carne wagyu, vegetales, ensalada, arroz y una cerveza en un restaurante de la ciudad de Kobe, por alrededor de 800 pesos.

Algunas de las cervezas de las distintas ciudades visitadas. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

Las cervezas rondaban entre los 200 y 350 yenes las latas grandes, o sea, entre 35 y 65 pesos.

Lo que puede resultar caro es el Metro de Tokio, pues se cobra por distancia y es una ciudad grande.

MIYAJIMA

Miyajima, una isla donde los venados viven libremente. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

A media hora de Hiroshima (también una ciudad imperdible) está la isla de Miyajima, conocida por los venados que pasean libremente por las calles y por el Santuario Itsukushima, un torii en medio del mar. Es bonito, se sabía, pero también aguardaba algunas sorpresas.

En primera, la casa de huéspedes Mikuniya, un hotel tipo ryokan totalmente tradicional. La habitación parecía salida de una película, los baños retaban al pudor y la amabilidad de los anfitriones era desmedida.

Una de las habitaciones de la casa de huéspedes Mikuniya, en Miyajima. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

Luego, parecía el lugar ideal para tener una experiencia kimono y lo fue. Nuestras nuevas amigas de Okeiko Japan se encargaron de vestirnos y arreglarnos con la vestimenta tradicional, para luego pasar a la cocina y enseñarnos a hacer onigiris. Bromearon, hablaron de Teotihuacán y de Cancún, nos tomaron fotos, todo por 4 mil 500 yenes, o sea unos 800 pesos.

Aunque es un lugar muy tranquilo y los restaurantes cierran temprano, había un oasis cervecero, o sea una máquina despachadora de cerveza, pues sí, en Japón este tipo de artefactos se encuentran por todos lados y bien pueden vender café o cigarros, que un helado recién hecho.

La pagoda de cinco pisos.

UNA BULLA SHIBUYA

El famoso barrio de Shibuya. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

Este barrio de Tokio es famoso por su cruce, tiendas y anuncios luminosos. Ahí también hay gran cantidad de karaokes, bares y antros. Sin embargo, la fiesta está también en las calles y un viernes en Shibuya implica perder el Metro (que deja de pasar a la 1) y mezclarte con locales y extranjeros que decidieron quedarse ahí hasta las 5 de la mañana del día siguiente.

Hay chicos con letreros de «free hugs», grupos que bailan en círculo, oficinistas caídos con sus pertenencias intactas, españoles que se fueron a probar suerte y también mexicanos perdidos alrededor de la estatua del perro Hachiko.

Por ahí hay una tienda llamada Don Quijote o Mega Donki, que además de estar abierta las 24 horas, es libre de impuestos. Ideal para comprar cualquier tipo de alcohol, comida, dulces y souvenirs.

EL MEJOR RAMEN

El buda de Kamakura. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

Ese se probó en Kamakura, un pueblo a hora y media de Tokio conocido por su Buda gigante. Además de tener calles y casas pintorescas y vender jabones gelatinosos, tienen un muy buen ramen para aquellos que les gusta el picante.

YOKOHAMA

No está de más pasar por Yokohama. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

Entre Tokio y Kamakura está la ciudad de Yokohama, la más habitada del país después de la capital, la cual fue un excelente hallazgo pues se suele escapar de las guías de viaje. La principal atracción es el Sky Garden de la torre Land Mark, desde donde se puede ver la metrópoli, especialmente el parque de diversiones Cosmo World con una famosa montaña rusa que «desaparece» en el suelo y su rueda de la fortuna que cambia de colores.

GOLDEN GAI

A diferencia de Pontocho, en el barrio de las geishas de Kioto, que se presume como un buen callejón para comer rico y a buen precio (es caro, te cobran por sentarte y en el restaurante que comimos no estaba nada rico). El callejón Golden Gai, en Shinjuku, Tokio, caímos en el Bar Araku.

Esta calle está formada por pequeños bares y restaurantes que los locales frecuentan y suelen saltar entre varios de ellos en la misma noche.

El interior de uno de los bares de Golden Gai, en Shinjuku. Foto: Daniela Medina, SinEmbargo

 

¡Arigato gozaimasu, Japón!