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Tomás Calvillo Unna

09/05/2018 - 12:00 am

Irán, la llave para La Paz

Una vez más, el presidente Donald Trump golpea y termina con una de las más sobresalientes políticas de su predecesor Barack Obama; lo hizo con la Seguridad Social en lo interno y ahora en la política exterior busca minar uno de los logros diplomáticos más relevantes de los últimos años, el acuerdo nuclear con Irán.

La Rosa De Kashan Irán Pintura Tomás Calvillo

En memoria del Dr. Luis Mesa

Un verdadero experto en el tema

Una vez más, el presidente Donald Trump golpea y termina con una de las más sobresalientes políticas de su predecesor Barack Obama; lo hizo con la Seguridad Social en lo interno y ahora en la política exterior busca minar uno de los logros diplomáticos más relevantes de los últimos años, el acuerdo nuclear con Irán.

Sin duda, su actuar bordea la conducta patológica de un racista, envuelto en un discurso aislacionista y temerario.

En las últimas semanas el Presidente de Francia, Emmanuel Macron, la Canciller de Alemania, Ángela Merkel y el Ministro del Exterior del Reino Unido, Boris Johnson, viajaron en diversos momentos a los Estados Unidos y trataron de convencer al mandatario estadounidense para que recapacitara. No obstante, ganó la partida Benjamín Netanyahu, el primer ministro israelí y detrás de Tel Aviv, el laberíntico reino de Riad.

Desde 1997, con el triunfo del primer reformista en Irán, el Ayatola Seyyed Mohammad Jatamí, la revolución islámica de fines de los años setenta, comenzó su camino hacia una mayor estabilidad, concordia y cambios paulatinos a los que Jatamí denominó como una “democracia religiosa”.

Sus planteamientos político filosóficos para impulsar lo que nombró: “Diálogo entre civilizaciones”, marcó una nueva ruta internacional que le permitió buscar y restablecer las relaciones políticas con sus vecinos regionales; en particular con Arabia Saudita. Desde finales de la década de los 90s, bajo esa misma dinámica, comenzaron los contactos con el gobierno del presidente Bill Clinton, esos primeros acercamientos no públicos, si bien no se profundizaron debido a las “fuerzas duras” dentro de ambos países, pusieron la semilla que en la era de Obama y del actual presidente de Irán Hassan Rouhani, fructificó con el llamado acuerdo nuclear de los 5+1 (Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania).

El fin de las sanciones económicas y diplomáticas de Estados Unidos y La Unión Europea a Irán, a cambio de abrir las puertas de su industria nuclear para demostrar su uso netamente pacifico, fue sin duda un mensaje alentador para la comunidad internacional en una región minada por antiguos intereses coloniales, conflictos, y profunda desconfianza.

La acción de Trump, hoy en día, expresa una embestida más a las políticas de su antecesor y también refuerza  su alianza con el actual primer ministro de Israel, cuyo extremismo es bien conocido por sus vecinos, particularmente los palestinos. El gobierno de Netanyahu al igual que el de Trump, tienen un futuro incierto debido a las investigaciones de probable corrupción en uno, y en otro, en lo que podría derivar en una acusación de traición.

Con esta última decisión, el presidente Trump parece satisfacer su estilo de gobernar, entre promesas de campaña por cumplir a cualquier precio, caprichos, negocios particulares en la esfera de lo público, alianzas militaristas y una cada vez más conflictiva relación con los hacedores de la política exterior, pasando de los negocios corporativos (Rex Tillerson exdirector ejecutivo de Exxon), a la lógica siempre densa de los aparatos de espionaje e inteligencia (Mike Pompeo exdirector de la CIA).

El actual presidente de Irán, Hassan Rouhani, ha tomado con serenidad y firmeza la decisión del gobierno estadounidense. Es un experto en la materia, Doctor en Derecho por la Universidad de Glasgow; desde el año 2000 es un actor clave de las negociaciones nucleares de su país.

Fue Consejero de seguridad nacional con el presidente Jatamí, y ha sido uno de los principales negociadores sobre el tema de la seguridad nuclear por más de tres lustros dentro de la comunidad internacional.

Esta mezcla de factores internos y externos, es una condición fundamental del escenario internacional y subraya la complejidad de la construcción de los procesos de paz.

El recién nombrado Secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, declaró recientemente que Irán tiene que cambiar su régimen político. Desde dicha perspectiva el tema nuclear aparece como un pretexto para esa óptica política que ya hizo pedazos a Siria, a Libia, a Irak, en aras de liberar a sus pueblos y establecer la democracia (diríamos hoy de Las Vegas).

Lo cierto, (lo saben bien en Israel, Estados Unidos y Europa, al igual que Rusia y China) Irán no es Siria, no es Irak, ni Afganistán. Irán es el país clave para la paz en esa región del mundo. Es un territorio histórico cuyas raíces persas y musulmanas estructuran la fortaleza cultural de su sociedad y es también una potencia energética y militar.

La suerte está echada, y los factores internos políticos, de cada uno de los principales actores involucrados serán decisivos para el desenlace del conflicto. Por lo pronto Donald Trump aparece como el presidente de un país que incumple un acuerdo internacional firmado y avalado por los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

El régimen democrático de Estados Unidos, sus responsabilidades, no están solo en sus ciudadanos, afectan a millones fuera de sus fronteras físicas.

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