Alejandro Calvillo
08/05/2018 - 12:00 am
¿Y crean empleos las grandes corporaciones?
En un reporte de Oxfam se reveló que en 2014, sólo 85 personas alrededor del mundo poseían la misma riqueza que la mitad de la población mundial. Para enero del 2015, el número se había reducido a 80.
La historia económica muestra que la creación de empleos en un país no proviene tanto de las empresas como del poder adquisitivo de la población, de los propios consumidores. Se ha demostrado en los Estados Unidos y en otras economías del mundo que los impuestos bajos a las grandes empresas y a los sectores de altos ingresos, como lo ha demandado la teoría neoliberal, la ideología del capitalismo salvaje, no se traduce en la creación de más empleos y mejores condiciones de vida. En cambio, la distribución de la riqueza, a través de políticas fiscales y el establecimiento de salarios justos, de financiamiento a las pequeñas y medianas empresas, a los pequeños productores, logra enfrentar las desigualdades, sacar de la pobreza a la población, fortalecer los mercados internos, las economías locales.
Autores como Campos, Esquivel y Chávez (2014, 2015) han obtenido estimaciones de lo que sucede en ese México, podríamos decir, desconocido: al 1% más rico le corresponde un 21% de los ingresos totales de la nación. El Global Wealth Report 2014 señala, por su parte, que el 10% más rico de México concentra el 64.4% de toda la riqueza del país. Otro reporte de Wealth Insight afirma que la riqueza de los millonarios mexicanos excede y por mucho a las fortunas de otros en el resto del mundo.
Este planteamiento viene también desde exitosos empresarios como Nick Hanauer, que plantea justamente que los bajos impuestos a las grandes empresas y a los ricos no generan más empleos ni contribuyen a mejorar la calidad de vida de la población (https://bit.ly/1lEKpiP). Esta charla generó una gran polémica ya que TedTalk la censuró. Hanauer, ha ido más allá de este planteamiento en otra charla en la que se enfoca en la gran desigualdad social y cómo esta puede desencadenar violencia social, refiriéndose a las condiciones previas a la revolución francesa (https://bit.ly/1qVuUEK ). Se pregunta: “¿Qué veo en el futuro?”, y responde: “veo horcas, turbas enojadas con horcas, porque los plutócratas vivimos más allá de los sueños de la avaricia y el otro 99% está cayendo cada vez más”. Y se refiere a que si en 1980 el 1% de los estadounidenses tenía el 8% de la renta nacional, ahora tiene el 20%. Y si en 1980 el 50% de la población de menores ingresos tenía el 18%, ahora tiene el 12-13%. Si esta tendencia sigue, Hanauer prevé que el 1% llegará a poseer el 30% de la renta nacional y el 50% de la población de menores ingresos el 6%. Y estamos hablando de los Estados Unidos.
En un reporte de Oxfam se reveló que en 2014, sólo 85 personas alrededor del mundo poseían la misma riqueza que la mitad de la población mundial. Para enero del 2015, el número se había reducido a 80. Para el caso de México, el reporte de desigualdad para México presentado por la misma organización señala que autores como Campos, Esquivel y Chávez (2014, 2015) habían estimado que el 1% más rico del país poseía el 21% de los ingresos totales de la nación. Cita el reporte al Global Wealth Report que en 2014 señalaba, que el 10% más rico de México concentra el 64.4% de toda la riqueza del país. Otro reporte, del Wealth Insight afirmaba que la riqueza de los millonarios mexicanos excedía y por mucho a las fortunas de otros en el resto del mundo.
Cuando la riqueza se concentra, esta se invierte en acciones, en propiedades, se acumula, no se traduce en trabajo. Se invierte en acciones en grandes empresas que utilizan esos recursos para expandir su mercado a escala global, se invierte en bienes que con el tiempo generan plusvalía. Ese 1% no tiene capacidad de gastar lo que acumula, lo señala el propio Hanauer, al declarar que tiene propiedades, un yate, un avión privado, pero ni así puede gastar lo que acumula. Cuando la riqueza fluye por la sociedad, circula, se vuelve productiva, se ejerce con mayor igualdad. A través de políticas económicas con sentido social y el aumento de los salarios, la población excluida tiene mayor acceso al mercado, se incrementa la demanda, se fortalecen los mercados internos.
Cuando se habla de iniciativa privada como la creadora de empleos, se suele referir a las grandes corporaciones, tanto por quienes mencionan el concepto, por quienes lo escuchan. Sin embargo, las grandes corporaciones generan una parte menor de los empleos en comparación a los que generan las pequeñas y medianas empresas. Sin embargo, son las grandes empresas las que hablan por todas las demás, ejerciendo su poder, sin permitir diferencias.
En muchas ramas de la economía, la concentración de la producción en unas cuantas empresas y la falta de competencia, significa una reducción de puestos de trabajo. Piense usted en la producción de pan. ¿Cuántos empleos se generan si sólo existe una gran panificadora industrial y cuántos empleos se generarían si esta industria estuviera conformada por decenas y cientos de empresas?, ¿cómo se distribuiría la riqueza de esa gran corporación en medianas y pequeñas empresas, fortaleciendo economías regionales y locales? Estamos hablando de pan industrializado, no nos referimos a las panaderías. Esta situación se repite en la acumulación que generan las cadenas de comida rápida frente a la distribución que generan los restaurantes familiares o pequeños. Las tiendas de conveniencia y los supermercados frente a los negocios de barrio. Estas diferencias pueden apreciarse mucho en naciones europeas donde, incluso, como en Alemania, algunas grandes cadenas de supermercados han sido rechazadas para la protección de los comercios locales.
Las pequeñas y medianas empresas generan en México alrededor del 80% del empleo. Se estima que las grandes empresas generan un 15% de los empleos. Varias ramas de la economía, por su naturaleza tecnológica, descansan en grandes corporaciones. No se trata de hacer un discurso contra las grandes corporaciones, pero si señalar las prácticas negativas que varias de ellas realizan a partir del poder que tienen. Y una de ellas es hablar por toda la iniciativa privada, incluyendo a las medianas y pequeñas empresas, y aquellas que se han beneficiado de su cercanía con el poder político, sus estrategias para no perder privilegios, empezando por los fiscales y terminando por los regulatorios.
Se requiere en este país de políticas económicas socialmente orientadas, monetarias. fiscales y regulatorias que permitan el desarrollo macroeconómico pero con un beneficio social, dirigido a reducir las desigualdades..
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