Conferencias, talleres, visitas guiadas, exposiciones melódicas, pequeños conciertos y hasta clases de yoga se han realizado a lo largo de tres semanas en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). La entrada es gratis. Pareciera un festival, pero es una protesta. Desde el 24 de julio, las taquillas del Museo Nacional de Antropología e Historia se encuentran tomadas.
Miembros del Sindicato Nacional de Profesores-Investigadores del INAH -rector del patrimonio cultural e histórico del país- realizan una manifestación en contra de la política del gobierno federal saliente por el agravio del patrimonio cultural tangible e intangible de México.
El historiador y secretario general del sindicato Felipe Echenique no descarta promover un juicio político tanto para el actual presidente de la República, Felipe Calderón; el director general del INAH, Alfonso de Maria Campos y Castelló, así como la coordinadora nacional de Arqueología, Nelly Robles.
Sostiene que con la construcción indiscriminada de museos sobre sitios arqueológicos, y la realización de conciertos, permitidos por el gobierno federal, se inició una serie de afectaciones que de no revertirse, dañarán el patrimonio histórico de México. Ante su advertencia, acusa una omisión sistemática por parte de la Presidencia de la República. “Nunca ha sido falta de voluntad la de dialogar, siempre lo hemos pedido. (Pero) nunca hubo capacidad del gobierno para negociar. Ellos imponen y como no hay nadie que visualice lo que se está haciendo de daño… (no ha ocurrido nada)”.
El historiador brinda ejemplos del daño patrimonial:
En el caso de los fuertes de Loreto y Guadalupe, en Puebla, es claro cómo tratan de borrar, inclusive, el espacio físico de La Batalla del 5 de mayo. Recurre a una metáfora histórica: “Estos son los ultraconservadores que estaban esperando a Maximiliano. El mensaje que están mandando es que la Historia se puede borrar. La Conquista no ha terminado”.
Guillermo Molina Villegas, secretario de previsión y asistencia social del sindicato, abunda que en estos fuertes se modificó la escenificación histórica del espacio, porque donde había un águila tallada en madera –un símbolo nacional- se colocó una virgen, la de Loreto, lo que convirtió al espacio en un sitio religioso.
El también historiador destaca que trabajos similares se han hecho en la zona de Chichen Itza, la cual ha sido rentada para efectuar conciertos. El primero de este tipo fue el que dio el ya fallecido tenor italiano, Luciano Pavarotti en el año de 1997 (en el gobierno zedillista), le siguió el de Plácido Domingo en agosto de 2008, continuó el de Sara Brightman en 2009 y el de Elton John en abril de 2010.
“El motivo (del permiso para los espectáculos) parece enfocarse más en las ganancias que puede dejar un espacio turístico, olvidando que estos recintos tienen un uso circo-histórico, es decir son espacios para la educación, no son escenarios para conciertos. Para eso hay otros espacios apropiados”, señala Molina.
En la serie de daños, el historiador lista la construcción de museos sobre estructuras prehispánicas. En este punto, es específico. Indica que como investigadora, Nelly Margarita Robles García – coordinadora nacional de Arqueología-, recibió 18 proyectos, “lo cual es humanamente imposible (que logre realizarlos) si partimos del hecho de que cada investigador puede atender, dos o tres proyectos específicos de investigación”.
Uno de estos proyectos es el de Tzintzunzan, en Michoacán, sobre el cual, arqueólogos con 30 años de trabajo en la zona han advertido en que la estructura prehispánica bajo tierra puede ser dañada. La defensa de Tzintzunzan es uno de los motivos principales de la protesta de los historiadores del INAH.
UN PRESIDENTE ORGULLOSO
Cuatro días antes de la toma de las taquillas del Museo de Antropología, el presidente Felipe Calderón expresó en la apertura oficial del sitio arqueológico El Coporo, en Ocampo Guanajuato: «A lo largo de diversas administraciones federales, generalmente se descubrían y abrían al mundo unas dos o tres zonas arqueológicas nada más; y a mí me da mucha satisfacción que en la Presidencia de la República, que tengo el honor de encabezar, estaremos abriendo 14 sitios arqueológicos en el país”.
Al recordar aquel evento, Felipe Echenique expone: “Ellos quieren poner todo a disposición del turismo, la Ley Federal no está en contra de eso, ni nosotros. Sólo queremos abrir el diálogo para preservar y generar el conocimiento de las zonas arqueológicas, pero el diálogo no ha llegado”.
INVESTIGACIÓN, EN EL REZAGO
Echenique sostiene que la investigación quedó fuera de las prioridades del instituto. Pone como ejemplo el presupuesto designado al INAH: tres mil 380 millones de pesos de los cuales sólo 320 millones se gastan en investigación. Al ser este ámbito la columna principal de esta instancia, Echenique no entiende por qué se le destina sólo el 10 por ciento del presupuesto.
Esta no es la única incongruencia que él reconoce. Menciona que 860 plazas –diseñadas desde mediados de los ochenta- son insuficientes para la demanda de arqueólogos, etnólogos, lingüistas, antropólogos y otros especialistas requeridos por el INAH. Este número lo contrasta con el crecimiento que han tenido los mandos medios, quienes en 1979 eran 123, cifra que creció en 2012 a 580.
LOS AGRAVIOS
Guillermo Molina se muestra sorprendido al recordar el número de personas que han acudido al Museo de Antropología desde la toma de las taquillas. Muchos de ellos ya con el conocimiento de sus consignas, lo cual ayuda a difundirlas. En este sentido son las redes sociales las que han cumplido un papel importante en dar a conocer las demandas de este movimiento, reconoce Molina.
La imagen se repite hasta el grado de pensarla como una constante. Entran montones de personas que se acercan a los carteles que denuncian la construcción de un museo de sitio por encima de la estructura prehispánica de Tzintzuntzan en Michoacán, así como la modificación que se ha hecho a los sitios históricos como son los fuertes de Loreto y Guadalupe en Puebla.
La indignación se forma en el semblante de los visitantes quienes después de ver las imágenes que los reciben en la entrada del Museo, preguntan a los investigadores cómo ayudarlos. Al cierre de este texto, la petición tenía 35 mil firmas.
LO INTANGIBLE TAMBIÉN CORRE RIESGO
“El abandono de la cultura indígena y sus elementos intangibles es mucho mayor. Tener indígenas no es algo muy productivo que digamos, entonces se deja, porque todo está fundamentado en la economía”, comenta en entrevista para Sin Embargo MX, Eugini Porras Carillo del Centro INAH-Nayarit, quien ha dedicado parte de su vida al estudio de los pueblos indígenas, en particular de los que viven en la zona sagrada de Wirikuta, es decir los Huicholes.
Se encuentra en el museo, frente a los carteles desde los cuales se pide defender el patrimonio arqueológico de México. Él habla de un patrimonio invisible, pero igual de importante: la tradición histórica. “Cuando se recuperan muchas cosas indígenas son en sus aspectos comerciales, lo cual se tergiversa y el gobierno se hace propaganda diciendo que en un lugar están defendiendo tal cosa, pero lo hacen para apoyar a un candidato o para sacar un dinero y entonces esa tampoco es la medida”.
Y pone el dedo en la llaga al referirse al conflicto entre la minera canadiense First Majestic y el milenario pueblo indígena de los Huicholes, quienes ven afectadas las tierras de Wirikuta que para ellos representan el pedestal de su cosmogonía. En gran medida, las acciones de las mineras afectan al cacto sagrado del Peyote o “Hikuri”, como ellos lo nombran.
“Nadie les ha preguntado ni ha hecho un referéndum a los más de 20 mil indígenas huicholes que hay, sobre si les interesa que exploten sus tierras sagradas”, comenta Porras. Recuerda el anuncio que hizo Felipe Calderón el pasado 24 mayo. En esa ocasión se anunció la minera canadiense cedería a 22 concesiones mineras equivalentes a 761 hectáreas de las seis mil 327 que le fueron cedidas por el actual gobierno.
Calderón incumplió y engañó a los Huicholes al violar su propia palabra, cuando “el 13 de abril de 2008 firmó el Acuerdo Huauxa Manaka con el que los gobiernos federal y de Jalisco, Nayarit, Durango, Zacatecas y San Luis Potosí se comprometían a resguardar los sitios ceremoniales del pueblo wixárica”.
Sus palabras ese día fueron las siguientes: “Nos comprometemos a proteger y fortalecer la continuidad histórica de los lugares sagrados y las rutas de peregrinación del pueblo wixárika”. A pesar de ello pasaron tres años para que le fueran concedidas a la minera Fisrt Majestic parte de las tierras sagradas de este comunidad indígena.
Para Eugini Porras esto “sólo puede ser interpretado desde el maquiavelismo y de lo que es la hipocresía de muchos de los gobernantes y de muchos de los seres humanos que vivimos en una época en donde la información está de tal manera complejizada y mezclada que uno puede decir una cosa un día y lo contrario al día siguiente” sin que pase nada.
Asimismo, califica como una necedad el que Calderón anuncie la recuperación de una parte de las tierras sagradas a dos días de que se realizara el magno concierto del Wirikuta Fest, al cual asistieron 60 mil personas y que tuvo un considerable impacto mediático, tanto nacional como internacional.
“Esas hectáreas serán las que menor afectación van a tener, y ocupan un pequeño espacio de todo lo que es Wirikuta”.
POR QUÉ DEFENDER EL PATRIMONIO CULTURAL
“La cultura es una extensión del medio ambiente, nosotros estamos rodeados de un medio ambiente, cultural histórico, creativo. Si tú eso lo quitas entonces no seremos las mismas personas, no habrá una memoria colectiva que te sirva de referente y a la que se pueda aludir para poder tener algo dentro,” reflexiona Porras sobre la importancia de preservar el patrimonio cultural tangible e intangible de nuestro país.
Y sentencia: “Si no somos conscientes de nuestra diversidad cultural y no la mantenemos y promovemos veremos mucho más reducida nuestra identidad y nuestra riqueza como grupo humano para aportar a la sociedad”.
Guillermo Molina resume la defensa del patrimonio histórico de México: “Para nosotros, el director general del INAH ya no es un interlocutor válido. Nosotros intentamos hacerlo por los canales oficiales y su respuesta siempre fue a través de los órganos del INAH que ya están controlados por él. Por ello pedimos a la Secretaría de Educación Pública (SEP) ser mediador de este conflicto”.
De no recibir una respuesta por parte de las autoridades, el paso a seguir es acudir a las instancias legales. En el caso de Tzinzuntzan se buscaría interponer un amparo contra la construcción del museo de sitio.
En cuando al fuerte de Guadalupe están colocando una techumbre que nos parece innecesaria, según esto es para proteger la estructura, sin embargo a ésta se le da mantenimiento. Probablemente la misma sea para colocar un tipo de servicio como un restaurante o una cafetería. Eso es modificación de espacio además de aprovechamiento comercial de un espacio histórico, por lo cual puede llegar a proceder una demanda.
Cabe señalar que el movimiento acudió el 15 de agosto a Los Pinos para dar constancia de sus demandas, pero no ha obtenido respuesta ni por parte de la SEP, de la cual solicitan su mediación en el conflicto, ni de la Presidencia de la República.
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