México

Isabel va a diario, con miedo, del Edomex a la CdMx; vive, como 8 millones, en ciudades dormitorio

06/01/2018 - 10:00 pm

Isabel Barragán, de 25 años, utiliza su casa únicamente para dormir. Todos los días sale de su hogar, en Atizapán de Zaragoza, Estado de México, alrededor de las 6:30 de la mañana para trasladarse a su centro de trabajo ubicado en la Ciudad de México. Todos los días también se enfrenta a un transporte público caro, ineficiente e inseguro. En tres ocasiones, la joven ha sido víctima de robo con violencia a bordo del transporte público.

Apenas a finales de noviembre pasado, uno de los delincuentes le propinó una golpiza porque intentó sacar los objetos de su bolsa para entregarlas, pero el hombre –acompañado de otros dos– buscaba el botín completo. Ella terminó en el hospital con varios moretones y una costilla rota. Ellos se fueron impunes.

Esta es la PRIMERA entrega de una serie de TRES que plasma las historias de estos mexicanos que, en su lugar de origen, no tienen opciones de desarrollo.

Ciudad de México, 6 de enero (SinEmbargo).– Isabel Barragán Hernández tiene 25 años y desde que nació reside en Atizapán de Zaragoza, uno de los 125 municipios que conforman el Estado de México gobernado por el priista Alfredo del Mazo Maza. Desde hace siete meses salió en busca de una mejor oportunidad de empleo y aunque la encontró, ahora pasa hasta seis horas diarias en el transporte público para llegar a la Ciudad de México.

Utiliza su casa únicamente para dormir. De vez en cuando logra llegar a las 9 de la noche y aprovecha para salir a correr al menos unos minutos, pero no ocurre con frecuencia.

«Prácticamente llego a la casa sólo a dormir», dijo.

Su día comienza antes de las 6 de la mañana. Se levanta, se baña, se viste, toma un café y sale a caminar rumbo a la furgoneta que la llevará al corporativo de la Ciudad de México en el que trabaja, donde debe estar puntualmente a las 9 de la mañana. Ya en la combi del transporte público aprovecha para dormir un poco más y para maquillarse.

Su horario de empleo indica que  su salida es a las 6 de la tarde, pero justo a esa hora el tráfico es excesivo, así que prefiere esperar una hora más y abandonar el corporativo a las 7 de la noche. Pasadas las 9 de la noche, la muchacha está de regreso en casa.

«Hay más oportunidades de trabajo en la ciudad. Allí es donde están los grandes corporativos y las grandes empresas», comentó.

El transporte público en el Estado de México es caro, ineficiente y, en particular, inseguro para los millones de personas que a diario lo utilizan en la Zona Metropolitana del Valle de México. Foto: Especial

Así es el día a día de Isabel Barragán, quien estudió Sicología en la Universidad Insurgentes plantel Tlalnepantla y habita una de las ciudades dormitorio. En Atizapán. los salarios son aún más bajos que en la capital hoy gobernada por Miguel Ángel Mancera Espinosa.

Salir de allí implica gastar en un transporte público caro, ineficiente e inseguro, además de pasar muchas horas en los traslados.

Las ciudades dormitorio son aquellos puntos en los que se han realizado desarrollos residenciales alejados de la ciudad, donde las personas únicamente llegan a dormir porque se ven en la necesidad de salir muy temprano de casa para hacer largos trayectos a los centros de trabajo o escuela.

Una investigación del Banco de México (Banxico) revela que en 2015, cerca de 8 millones de trabajadores asalariados en el país tenían un trabajo en un municipio diferente de donde habitaban; es decir, el 19.6 por ciento del total de trabajadores asalariados de México.

VIAJAR, TODOS LOS DÍAS, CON MIEDO

Isabel es  analista de reclutamiento y selección de personal todos los días se traslada en transporte público al corporativo en el que trabaja. Pasa hasta seis horas al día en una combi: tres hacia el trabajo y tres más de vuelta a casa.

Sale de casa alrededor de las 6:30 de la mañana, camina cuatro cuadras para llegar a la avenida principal y allí se sube a una combi que va al Metro Observatorio –ya en la CdMx–, baja en la Fuente de Petróleos o en Lomas de Chapultepec y camina otras cuadras hacia el corporativo. Todos los días invierte al menos 32 pesos en el transporte público y todos los días tiene miedo.

En tres ocasiones, la joven ha sido víctima de robo con violencia a bordo del transporte público. Apenas a finales de noviembre pasado, uno de los delincuentes le propinó una golpiza porque Barragán intentó sacar los objetos de su bolsa para entregarlas, pero el hombre, acompañado de otros dos, buscaba el botín completo. Ella terminó en el hospital con varios moretones y una costilla rota. Ellos se fueron impunes.

«Me tuvieron que llevar a Lomas Verdes porque traía una costilla rota. Me pegó en la cara y en una de esas me dio muy fuerte en el abdomen y me rompió la costilla», cuenta.

El recuento de lo perdido ha quedado en celulares, carteras y documentos personales.

El Estado de México encabeza las listas de robos, homicidios y feminicidios. Hasta noviembre pasado, la organización Mujeres en Cadena del Estado de México contabilizó 134 feminicidios. Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) de 2016 arrojaron que sólo durante el primer semestre de ese año ocurrieron 16 mil 922 robos con violencia.

«Nunca sabes lo que te vaya a pasar. Desde un choque hasta un asalto, son cosas a las que te enfrentas en el día a día. Mis papás se preocupan mucho, pero les digo que así como yo, miles de personas estamos expuestas todos los días. Es un miedo de todos los días porque ya escuchaste que asaltaron,que chocaron, que se subieron a una combi a atracar y mataron a alguien, además que las desapariciones y feminicidios están a la orden del día. Para que en mi familia estén más tranquilos me reporto cada cierto tiempo y si tomo Uber constantemente mando capturas de pantalla para que sepan cómo voy», sostuvo.

Actualmente, Isabel cuenta con una oferta de trabajo en un proyecto en Santa Fe y planea tomarlo, pero deberá abandonar su casa y buscar un nuevo lugar dónde vivir.

Si, en cambio, decidiera asumir el proyecto y continuar en Atizapán de Zaragoza, llegaría a pasar hasta 8 horas diarias en el transporte público, es decir, una jornada laboral completa.

«Las autoridades deben vigilar las rutas de acceso que se manejan porque se hace mucho tráfico y no hay suficiente seguridad. [Horas en el transporte] es tiempo que no estás con tu familia ni con tus amigos. Es tiempo valioso perdido en el tráfico», concluyó.

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