Baja California Sur recibe a las primeras ballenas grises, la mayor migración de mamíferos del mundo

30/12/2017 - 9:01 pm

Estos cetáceos recorren miles de kilómetros de las heladas aguas del mar de Bering, pero cada año mil 500 ejemplares nacen en las costas mexicanas.

Mulegé, 30 de diciembre (EFE).- La costa mexicana del océano Pacífico recibió hoy los primeros ejemplares de ballena gris de la temporada migratoria durante la cual estos cetáceos recorren unos 18 mil kilómetros desde el frío mar de Bering, entre Rusia y Alaska.

En los cinco santuarios balleneros del noroccidental estado de Baja California Sur, es posible avistar ya algunas de las 3 mil ballenas que cada año llegan a pasar el invierno y reproducirse tras la mayor migración de mamíferos del mundo.

Las grandes concentraciones de sal de los santuarios permiten que estos mamíferos marítimos floten, por lo que las crías de ballena aprenden a nadar con más facilidad.

Durante los cinco meses de estancia en la costa mexicana, alrededor de 70 mil visitantes de todo el mundo llegan para observar los cetáceos, lo que supone un impulso económico para la región.

Tradicionalmente los visitantes eran mexicanos y estadounidenses, aunque en los últimos años está aumentando el turismo europeo, atraído por la grandeza de estos cetáceos, contó a EFE el guía turístico Antonio Choy.

«Cuando se topan con este animal del tamaño de un autobús, muchos me dicen que les ha cambiado la vida porque es un contacto entre el mundo terrestre y el mundo submarino», añadió.

Los visitantes, vestidos con chalecos salvavidas, son trasladados a alta mar mediante lanchas a motor con capacidad para unas seis personas, y pueden avistar e incluso tocar los mamíferos.

«Nuestra primera experiencia fue hace cinco años, vimos muchas ballenas y también vimos las otras mas grandes nadar a la distancia y muchos pelícanos», contó el turista alemán Ken Fisher, quien disfrutó tanto de su experiencia que decidió repetir.

Muchos de los visitantes valoran que estos recorridos son especialmente cuidadosos con el estado natural de las ballenas, a las que intentan no alterar, y que también pueden avistar delfines y otros animales del entorno.

«Vale la pena venir por lo bonito que es y lo cuidado y limpio que está. Respetan a los animales y apagan los motores para que las ballenas estén tranquilas y no se asusten ni se lastimen», añadió la turista mexicana Lennis Salcedo.

Salcedo se mostró sorprendido de que hay «ballenas de muchos colores», algunas grisáceas y otras más azules, además de delfines que brincan y todo tipo de aves que sobrevuelan los barcos.

De las mil 500 ballenas que cada año nacen en la costa mexicana, la mayoría lo hacen en el santuario de «Laguna Ojo de Liebre», albufera situada en el municipio de Mulegé, al noroeste de Baja California Sur.

En esta misma laguna fue donde la temporada pasada nació una cría albina de ballena gris.

Son pocos los registros de mamíferos con albinismo, un trastorno genético que produce una reducción o ausencia total del pigmento de color.

Un estudio de científicos mexicanos señaló recientemente que las ballenas se desplazan cada año más al sur en busca de aguas más cálidas debido a los efectos del cambio climático.

Por ello, en 2016 se detectó un decrecimiento en el avistamiento de ballenas de los santuarios más norteños del estado.

«Estos cambios en la distribución de la ballena gris son una respuesta de la población a los fenómenos oceanográficos de El Niño y La Niña, durante los cuales aumenta y disminuye la temperatura superficial del mar, respectivamente», explicó Jorge Urbán, investigador de la Universidad Autónoma de Baja California Sur.

La ballena gris («Eschrichtius robustus») es una especie de cetáceo que habita en el norte del Pacífico y que, en su edad adulta, puede alcanzar los 15 metros de longitud y las 20 toneladas de peso.

Para llegar a las lagunas para el avistamiento de ballenas se llega después de un viaje de unas siete horas por carretera desde La Paz, capital del estado de Baja California Sur, aunque también se hacen excursiones desde Cabo San Lucas.

La temporada se extiende de diciembre a los primeros días de abril y el costo del recorrido para observar a los cetáceos puede alcanzar hasta los 800 pesos mexicanos por persona (poco más de 40 dólares).

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