«Cofepris: tanta azúcar me dará diabetes», alegó una niña con un cartel en 2014 frente a las oficinas de la institución gestionada por Mikel Arriola Peñalosa de 2011 a 2016. Ahora lleva una semana de campaña, como candidato del PRI, rumbo a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Durante su dirección como salvaguarda del consumidor, acusaron organizaciones civiles, ignoró las recomendaciones de la OMS sobre el etiquetado de productos y criterios nutrimentales para favorecer a la industria alimentaria.
En febrero de 2016, el abogado y politólogo tomó la gestión del IMSS, instituto que aseguró haber rescatado de los números rojos, acelerado el acceso al servicio y combatido el desabasto de medicinas durante sus 22 meses en el cargo. «Las mismas mejoras que hemos hecho en el IMSS las queremos hacer para mejorar la seguridad y los servicios de la Ciudad de México», prometió.
Pero Luis Adrián Quiroz Castillo, coordinador general de Derechohabientes Viviendo con VIH del IMSS (DVVIMSS), afirmó que las citas siguen tardándose y a nivel estatal no hay medicamentos.
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Ciudad de México, 12 de diciembre (SinEmbargo).– Mikel Andoni Arriola Peñalosa es llamado «el príncipe de las industrias». Abanderado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), quiere gobernar la Ciudad de México luego de permanecer seis años en el sector salud, primero en la dirección de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) y luego en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Sin embargo, en un país líder en obesidad y diabetes a nivel mundial, benefició a la industria de la chatarra y no modernizó al Instituto, acusaron organizaciones civiles.
A Arriola le gustan las quesadillas y, por herencia de su abuelo vasco, practica el ja alai, un juego de pelota con una cesta de mimbre del que ha sido campeón mundial. Bajo la lupa de la Alianza por la Salud Alimentaria, de marzo de 2011 a febrero de 2016 gestionó a la Cofepris, cuya obligación es proteger a la población contra riesgos por consumo, entre otros productos, de alimentos, bebidas y mensajes publicitarios que puedan alterar su salud.
Pero Mikel, abogado por la Universidad de Chicago y politólogo por la London School of Economics, por un lado enfatizaba el decomiso de miles de productos adulterados y, por el otro, ignoraba las peticiones respecto a regular el etiquetado de alimentos y la publicidad engañosa para un consumo informado y saludable.
«Cuando Mikel Arriola estaba en la Cofepris hizo caso omiso de las recomendaciones de un etiquetado entendible y de los criterios nutrimentales que se muestran en los productos empaquetados», aseguró en entrevista Ana Larrañaga Flota, de la organización civil Salud Crítica.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha llamado a implementar etiquetados frontales que orienten a los consumidores a realizar mejores elecciones como parte de la estrategia para combatir la epidemia de obesidad. Una medida es el semáforo o, como en Brasil, prohibir toda la publicidad de comida chatarra dirigida a la infancia.
En octubre de 2012, El Poder del Consumidor se manifestó en las oficinas de la Cofepris para exigir el retiro del etiquetado que las empresas de alimentos y bebidas, agrupadas en ConMéxico, introdujeron desde enero de 2011 y pidió sanciones por violar la normatividad al inducir al consumo de altas cantidades de azúcar. Entre las asociadas están Alpura, Bimbo, Coca Cola, Pepsico Danone y Jumex.
Ante los oídos sordos, en abril de 2014 volvieron a protestar ante las instalaciones. Cofepris, con base en un estudio científico hecho en Australia cuyas conclusiones omitió, aprobó el actual etiquetado Guías Diarias de Alimentación (GDA) que recomienda un consumo de azúcares totales correspondiente a 90 gramos (18 cucharadas cafeteras), cantidad muy por encima de los 50 gramos (10 cucharadas cafeteras) de azúcares añadidos establecidos como máximos tolerables por la OMS en un día para un adulto y de la mitad de esa cantidad para un niño.
«No se ha declarado la razón ni se han hecho público los estudios que respalden que ese sistema de etiquetado era el adecuado para una población como la mexicana que ya tenía un boom de sobrepeso, obesidad y diabetes. Fue una decisión que está pensada en favorecer al sector privado pues la industria alimentaria propuso un etiquetado obligatorio que es realmente difícil de interpretar», afirmó la nutrióloga Larrañaga Flota.
Explicó que durante la gestión de Mikel Arriola Peñalosa, a pesar de su responsabilidad en la Cofepris de proteger al consumidor de cualquier producto nocivo, no se utilizaron criterios basados en las mejores prácticas internacionales, sino en algunos del E.U. Pledge, un grupo de organizaciones integrado por marcas como McDonald’s, Pepsi, Coca Cola y otras de productos ultra procesados «que tienen un conflicto de interés bastante evidente en estar formulando criterios de ingesta de nutrimentos».
En aquella protesta de 2014, una niña alegó con un letrero: «Cofepris: tanta azúcar me dará diabetes». Mostrando un costal con la cantidad de azúcar que se consumiría al año, padres de familia también rechazaron el engaño.
Pero Mikel no.
LA COFEPRIS Y EL FRACASO
«A la industria no le conviene respetar y especificar los ‘azúcares añadidos’ a través de los criterios internacionales, ya que muchos de sus productos exceden el límite», aseguró la Alianza por la Salud Alimentaria. Ejemplificó que una Coca Cola de 600 mililitros con el criterio de la OMS tendría que indicar: «Azúcar 126 por ciento del máximo tolerable». Pero con el del etiquetado promovido por Cofepris dirá: «Azúcar 70 por ciento del requerimiento diario recomendado». También aplica para cereales, jugos y otros.
La Cofepris destacó el “Distintivo Nutrimental» como una medida innovadora, pero su uso no es obligatorio y los criterios para cumplirlo son laxos.
Alfonso Ramírez Cuéllar, director de El Barzón y miembro de la Alianza por la Salud Alimentaria, criticó que se cumpliera con «la voluntad» de los monopolios y las grandes empresas de los alimentos, avalados por el gobierno y en detrimento del bienestar de las familias.
«La propuesta de etiquetado del Gobierno federal viola el principio más básico de los derechos de los consumidores: contar con información veraz y completa para poder tomar decisiones a plena conciencia. Esta vez el daño va más allá del bolsillo de las familias porque afectará la salud de toda la población, empezando con los más vulnerables: los niños”, afirmó.
En septiembre de 2014, El Poder del Consumidor denunció una campaña del refresco Sidral Mundet (Coca Cola) ante la Cofepris por asegurar que la bebida es saludable y contiene jugo de manzana natural. Alejandro Calvillo, director de la organización, acusó en su momento que actuaron en contubernio, ya que sólo retiraron de la publicidad la frase “lo bien hecho hace bien”. La botella de 600 mililitros contiene 60 gramos de azúcar, lo que equivale a 12 cucharadas cafeteras, cantidad que representa, para un niño, el 240 por ciento del máximo tolerable para todo un día, documentó.
«Estas industrias y cámaras alimentarias han manifestado bastante resistencia a cambiar el etiquetado; lo defienden a muerte y argumentan que no hay suficiente evidencia de que no sea comprensible», determinó Ana Larrañaga de Salud Crítica.
Por parte de Arriola, dijo, «utilizar criterios o lineamientos elaborados por la industria es bastante alejado de lo que debiera hacerse». Como resultado, contrario a países como Chile donde los niños lo comprenden al no requerir habilidades matemáticas, el sistema de etiquetado actual de productos en México es de «entendimiento bajo entre la población» incluso para estudiantes universitarios de nutrición, aseguró.
«Qué podemos esperar de la población más vulnerable o de las familias que van a hacer el súper; nadie irá con su carrito haciendo reglas de tres cada que echa un producto», cuestionó.
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¿»EL MAGO» EN EL IMSS?
En febrero de 2016, Mikel Arriola Peñalosa tomó protesta como Director general del IMSS para sustituir a José Antonio González Anaya. Veintidós meses después, en diciembre de este año, dejó el cargo para contender por la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México y aseguró llevar «siempre en el corazón» el espíritu del Instituto con el Águila de la Seguridad Social mexicana.
Prometió «trabajar sin descanso» para continuar con el fortalecimiento financiero, mejorar la calidad de la atención médica a los 74 millones de derechohabientes, facilitar los trámites, y seguir las medidas para prevenir y detectar enfermedades crónicas degenerativas.
Respecto a los servicios, se impulsó la plataforma IMSS Digital, que ha simplificado 78 por ciento los trámites, entre ellos, la cita médica que se puede agendar sin necesidad de acudir a la clínica, así como la eliminación de requisitos para la comprobación de supervivencia o el pago de incapacidades. También se puso en marcha el modelo preventivo para detectar enfermedades crónico-degenerativas, se arrancó la construcción de 40 clínicas y 12 hospitales, y se mantiene el abasto de medicinas en 99 por ciento, destacó Arriola durante su discurso de despedida.
No obstante, Luis Adrián Quiroz Castillo, coordinador general de Derechohabientes Viviendo con VIH del IMSS (DVVIMSS), dijo en entrevista que aunque se acortaron procesos administrativos a nivel digital, cuando las personas acuden a las unidades médicas se tardan el mismo tiempo. Sobre el abasto de medicamentos difirió al afirmar que al menos contra el VIH a principios de 2017 se tardaron dos meses y medio para firmar los contratos.
«Algunas primeras citas se pudieron agilizar, pero para segundas citas o estudios de laboratorios se postergaban hasta 5 o 6 meses», aseguró. «Desafortunadamente todavía se sigue viendo que la digitalización es lenta y muchas de las unidades no cuentan con toda la tecnología para llevar ese proceso».
Ante el rumor esparcido por los trabajadores de que la dependencia se privatizaría, Arriola afirmó que seguirá siendo público y social. El IMSS estuvo en números rojos durante 35 años, pero en continuación de la disciplina financiera de González Anaya, en 2016 se logró alcanzar un superávit por casi 6 mil 400 millones de pesos, gracias al incremento de la recaudación por la generación de 3 millones de empleos formales.
Pero Quiroz Castillo documentó que a personas les han quitado el tratamiento porque no tienen dinero.
«Cómo es posible que Mikel diga que está en números negros cuando las delegaciones, como en Chihuahua, dicen que están en números rojos», cuestionó. También puso en duda la transparencia del IMSS porque, al menos en sus solicitudes, no siempre cuenta con la información requerida sobre ciertos padecimientos de los derechohabientes, dijo.
Al concentrar el 70 por ciento de toda la gente que recibe servicios de salud pública, es el Instituto que más quejas recibe ante la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (Conamed).
Luego de acompañar el domingo 3 de diciembre a José Antonio Meade al registro como precandidato a la Presidencia de la República, el jueves 7 de diciembre Mikel Arriola renunció al cargo «para ir por mi ciudad». Desde entonces ha hecho campaña con líderes de sindicatos corporativos y mujeres priistas. El líder de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), Carlos Aceves, lo calificó como «mago» por, dijo, dejar estables las finanzas del IMSS a Tuffic Miguel Ortega.
«Le entrego un IMSS moderno, cercano a la gente, desburocatizado y con mejores servicios médicos», aseguró Arriola en un video que colgó a su cuenta de Twitter. «Las mismas mejoras que hemos hecho en el IMSS las queremos hacer para mejorar la seguridad y los servicios de la Ciudad de México».
González Anaya, su predecesor y ahora Secretario de Hacienda, lo felicitó por dejar un IMSS «fortalecido financieramente y con una notable mejora en la calidad y calidez de los servicios». Arriola le respondió: «Seguimos la encomienda para fortalecer las finanzas a través de la disciplina financiera que instauraste». El presidente del PRI en la Ciudad de México, Eruviel Ávila Villegas, destacó que durante su gestión se redujeron los tiempos de espera para las cirugías.
«Cómo creer a estos funcionarios que entran y salen cuando no ven por los derechohabientes», concluyó Luis Adrián Quiroz Castillo, coordinador general de Derechohabientes Viviendo con VIH del IMSS.