El Partido Revolucionario Institucional (PRI) ya tiene candidato para las elecciones presidenciales de 2018: es José Antonio Meade Kuribreña. La oposición de inmediato le dio su recibida. “Más de lo mismo”, coincidieron algunos. Otros criticaron el método: el dedazo. Es el personaje del día para políticos opositores, escritores y periodistas.
Ciudad de México, 27 de noviembre (SinEmbargo).- El Partido Revolucionario Institucional (PRI) revivió después de más de dos décadas el ritual para su candidato a la Presidencia de la República: el tapado, el dedazo y la cargada.
Hoy José Antonio Meade Kuribreña fue ungido por los sectores campesino, popular y obrero priistas.
Y hoy también presentó ante la Comisión Política Permanente del PRI su registro para ser precandidato a la Presidencia de la República, el primer externo desde 1929.
Al órgano de dirección partidista llegó con el apoyo formal de los sectores base históricos.
Las viejas formas fueron evidentes para el ritual del más fuerte y, hasta el momento, único precandidato del llamado «nuevo PRI».
Y aunque la liturgia nos remontó al pasado, Meade rompió con 79 años de tradición, pues es un candidato sin afiliación formal priista.
El Presidente Enrique Peña Nieto cumplió su papel hasta el último minuto, ante los anuncios anticipados del elegido para abanderar al PRI, salió al paso a decir que su probable nuevo sucesor no sería designado por aclamación.
Pero esta mañana, con el preámbulo de que el otro fuerte suspirante -Miguel Ángel Osorio Chong, Secretario de Gobernación- se bajó de la contienda, el titular del Ejecutivo dio luz verde a la cargada.
Inmediato, los líderes de los senadores, diputados y también aspirantes a la candidatura a Los Pinos desataron el «besamanos» virtual y manifestaron su apoyo al «proyecto» de su amigo José Antonio Meade.
El también funcionario panista en cuestión de minutos formalizó ante los empleados de Hacienda que se registraría para pelear por la candidatura que busca mantener al PRI otros seis años al frente del Gobierno federal.
Y así inició la visita de los tres sectores. El campesino, el obrero y el popular, tres de los más vulnerables en el país.
Carlos Aceves del Olmo, secretario general de la Confederación de Trabajadores de México, fue directo: “Ya estaba destapado por nosotros porque siempre aspiramos a que fuera nuestro candidato”.
Y literalmente lo arropó, le entregó una corbata y lo llamó “el Presidente de la esperanza”.
El funcionario transexenal Meade tendrá sobre sí el peso de ser esa «esperanza» en medio del descontento histórico de una gestión federal. Solo el 28 por ciento de los mexicanos aprueban el Gobierno de Peña Nieto – según el think thank Centro Pew- y están en el tercer lugar de los sondeos.
“Meade, amigo, CTM está contigo”, corearon los presentes. La porra se repitió en las tres sedes de la base priista y en Insurgentes 59, solo cambió el sector que arengaba el espaldarazo.
A los representantes de la Central Nacional Campesina (CNC) les pidió «sembrar juntos la semilla del progreso».
El líder de la CNC, Ismael Hernández Deras, una tambora y un marichi sirvieron para sellar el apoyo de los cenecistas de Edomex, Puebla y Morelos ahí reunidos.
Solo pasaron cerca de tres horas para que el ex titular de Desarrollo Social llegara a las oficinas de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares.
Y ante ellos se presentó como el candidato de la unidad y de la continuidad del actual proyecto priista.
«Vamos juntos a darle esperanza y renovación, vamos a cuidar lo mucho que hemos hecho bien para darles un mejor futuro a nuestros hijos», sostuvo.
Dos horas más tarde, acudió a la sede nacional priísta y ahí tampoco faltó el respaldo de las mujeres, jóvenes y el ejército tricolor: el del Movimiento Territorial, la Red Jóvenes por México, el Organismo Nacional de Mujeres del PRI y la Unión Revolucionaria.
«¡Después de Peña, sigue Kuribreña!», gritaron los jóvenes de la Unión Revolucionaria en el salón Heriberto Jara de la sede nacional del partido fundado por Plutarco Elías Calles.
Y para que así sea, el PRI deberá remontar la distancia que le lleva Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y, en caso de que resista, a un Frente Ciudadano por México que va ganando espacio.
«Todos me dieron su apoyo y no los voy a defraduar», dijo al entregar los documentos de apoyo de los sectores y de organizaciones partidistas, entre otros requisitos.