Doña Irma y su familia viven justo a espaldas de dos de los edificios que perdieron sus primeros pisos y que podrían derrumbarse. Por ello, critica que las autoridades de la Delegación Iztapalapa, encabezadas por Dione Anguiano Flores, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), han sido «lentas» para salir en su apoyo.
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Ciudad de México, 1 de octubre (SinEmbargo).- «El pinche Gobierno no ayuda, sólo estamos el pueblo con el pueblo», dice la señora Irma Tetuán enojada y con la voz quebrada por el llanto.
Desde el 19 de septiembre pasado, cuando la tierra se sacudió con vigor, ella, su esposo y su hijo duermen en casas de amigos, pues un par de edificios vecinos tienen riesgo de derrumbe, por lo que su propiedad se ve también amenazada, asegura.
«Traigo a mi hijo de nómada», afirma decepcionada.
Tampoco pueden cocinar ni lavar en el hogar que por 9 años han habitado, pues por seguridad tienen prohibido abrir el gas. Prácticamente entran y salen sólo para recoger ropa o cargar sus teléfonos móviles algunos momentos cuando se encuentran ayudando a preparar o recibir donaciones de alimentos para las personas damnificadas, incluyéndolos.
Doña Irma y su familia viven justo a espaldas de dos de los edificios que perdieron sus primeros pisos y que podrían derrumbarse. Por ello, critica que las autoridades de la Delegación Iztapalapa, encabezadas por Dione Anguiano Flores, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), han sido «lentas» para actuar al respecto.
Hasta el 30 de septiembre pasado, dichos inmuebles continuaban sin ser demolidos.
«Hay riesgo. La incertidumbre el miedo y la preocupación la seguimos teniendo, tienen que venir ya a demoler. Necesitamos ayuda, necesitamos organización y transparencia por parte de la Delegación. Deberían hacer una junta general con toda la manzana y decirnos todo lo que va a proceder. No hay transparencia, no nos informan. Queremos saber qué es lo que están haciendo y qué es lo que no están haciendo, así de fácil», demandó.
Sobre Paseo de las Galias, en la colonia Lomas Estrella, Delegación Iztapalapa, la misma calle donde se encuentran este par de inmuebles, hay también un edificio que colapsó y en el que de acuerdo con reportes de prensa, murieron cuatro personas el día del terremoto. Esa torre terminó de ser demolida el lunes pasado, pero aún son visibles los escombros.
La mujer de 53 años asegura que poco después del temblor la delegada acudió al lugar del desastre «sólo para tomarse la foto», pues no ha brindado apoyo a las personas afectadas quienes desalojaron al menos 12 edificios y más de 30 casas. No así la sociedad mexicana. Familias enteras pasan el día y la noche en casas de campaña habilitadas en un camellón, o, en el mejor de los casos, en viviendas de familiares o amigos.
«Todo lo que he visto es solidaridad por parte del pueblo. Por ustedes estamos comiendo, por ustedes somos apoyados porque por parte del Gobierno, no. Se tardó casi una semana en venir a ver los edificios que están colapsados detrás del mío. Nadie nos decía nada, nadie hacía nada. Esperábamos afuera porque nos dijeron que desalojáramos el edifico», sostuvo.
La entrada a Paseo de las Galias luce acordonada con cinta amarilla que advierte «peligro» y los policías que se encuentran resguardando el ligar niegan el acceso a la prensa, «a menos de que esperes a ver si llega la gente encargada de comunicación social de Iztapalapa y autoriza», dicen los oficiales.
La señora Irma aclara que su departamento ubicado en la calle Paseo Antioquía no tiene daño estructural alguno, pues diversos especialistas en el tema así se lo han hecho saber. Por eso se decide invitar a SinEmbargo a pasar a su hogar situado en el segundo de 4 pisos a ver desde la ventana de la cocina los edificios dañados.
Señala hacia lo que parece ser el primer piso del edificio contiguo y comenta: «ese piso estaba a la par del mío, el primer piso pasó a ser planta baja ahora. Colapsó».
VIENEN Y SE VAN «RAPIDITO»
Tania, estudiante de odontología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) sale del lugar acordonado, acompañada de su novio, atraídos por el olor del huevo con chile que varios voluntarios preparan para las decenas de damnificados de la colonia iztapalapense.
La joven de 19 años, quien vivía en el primer piso -ese que colapsó- de uno de los dos edificios dañados dice entre risas nerviosas que nunca imaginó llegar a casa y hallarla convertida en un montón de escombros.
«No me la creía, de hecho sigo sin creerlo», platica mientras juega con un tenedor.
A la 1:14 del 19 de septiembre, Tania iba en el Metro de camino a su hogar, dice que no sintió miedo cuando el movimiento se hizo presente. Supo que su abuela estaba sola en el apartamento a esa hora, pero salió con vida. La alumna de primer semestre tuvo que permanecer en casa de un amigo hasta altas horas de la noche para esperar a que el tráfico vehicular disminuyera.
Coincide con lo que Irma comentó: las autoridades delegacionales han trabajado poco. Por ello, hizo un llamado a la delegada enviar gente a apoyar.
«Pido que se acerquen [a la zona a apoyar] porque nada más vienen y se van ‘rapidito’. Llegan por la foto nada más. Dizque apoyan, pero no, la gente (civiles) es la que sí ayuda. Entre vecinos nos estamos apoyando mucho», destacó.
Cuenta que hasta el momento no les han informado en qué fecha se llevará a cabo la demolición, mucho menos la reconstrucción.