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Arnoldo Cuellar

31/08/2017 - 1:19 pm

Miguel Márquez, de una pieza

Con una prensa tan cómoda como aquella de la que gozaron Javier Duarte o César Duarte, gracias al reparto discrecional de dinero público en convenios publicitarios sin fiscalización, los temas conflictivos de Márquez no se traducen en polémicas locales.

a Márquez Basta Rascarle Un Poco Para Que Empiece a Descascararse Su Imagen De Honestidad Intachable Y Su Presunción De Ser Un Político de Una Pieza Foto Saúl López Cuartoscuro

Miguel Márquez sigue confirmando que cada vez que saca la cabeza para incursionar en la arena nacional, se le convierten en temas álgidos los asuntos domésticos que hasta ahora ha manejado con solvencia en su feudo guanajuatense.

Con una prensa tan cómoda como aquella de la que gozaron Javier Duarte o César Duarte, gracias al reparto discrecional de dinero público en convenios publicitarios sin fiscalización, los temas conflictivos de Márquez no se traducen en polémicas locales.

Sin embargo, en cuanto pisa el escenario nacional, asuntos como la sombra del compadre fatal Rafael Barba Vargas, o la asociación incómoda con el “padre Pedro” de Salamanca; o los convenios de compra de medicamentos caros e inexplicados; o la violencia que crece como la marea, se convierten en los asuntos sobre los que debe dar explicaciones.

Resulta ejemplificante como un destacado entrevistador del grupo periodístico Milenio aborda una serie de temas que en Guanajuato la edición cotidiana de ese consorcio mediático no ha tocado ni por equivocación.

El periódico que dirige actualmente el neoleonés Miguel Ángel Puértolas Martínez, no ha publicado una sola nota sobre el escándalo de las violaciones a derechos de niños, niñas y adolescentes señalados por una juez federal en el albergue Ciudad de los Niños de Salamanca, a cargo del sacerdote católico Pedro Gutiérrez Farías.

El mismo periódico desconoce la existencia del Gallo Barba y la ola de inseguridad prácticamente solo asoma en sus páginas en los mensajes de las autoridades, no en los hechos que asolan la entidad. Ya ni hablar de las críticas a Escudo o de los devaneos religiosos del gobernador.

Sin embargo, esos fueron los temas polémicos que abordó el periodista Fernando del Collado en su sección de Tragaluz, en Milenio TV, para cuestionar a Miguel Márquez.

La situación habla de un contraste interesante para el análisis. Miguel Márquez, considerado en diversas mediciones como uno de los mejores gobernadores del país, si no es que el mejor, goza de dos situaciones que no pueden eludirse: la existencia de una prensa cómoda, incluso cómplice; y la ausencia de una oposición crítica.

Basta eso para albergar sueños de opio como los de una posible precandidatura presidencial. Probablemente no y la entrevista de Milenio lo muestra.

Apenas se sale un poco de la bolsa de protección que significan sus medios afines y sus ineficientes opositores, a Márquez le surgen temas que no puede controlar y mucho menos contestar.

Por eso, en el fondo, el mandatario guanajuatense nunca ha visto con seriedad el proyecto de incursionar en la política nacional. Más frío aún debe darle la actual embestida que se cierne en contra de su aliado, el dirigente nacional panista Ricardo Anaya, por su presunto enriquecimiento inexplicable.

A Márquez basta rascarle un poco para que empiece a descascararse su imagen de honestidad intachable y su presunción de ser un político “de una pieza”.

El tema no es su riqueza personal, hasta ahora. Pero el asunto se vuelve endeble con el crecimiento de la fortuna de sus amigos, que han pasado de ser individuos sin haberes a verdaderos potentados.

Basten dos nombres: el ya conocido nacionalmente Rafael Barba Vargas (a) El gallo, un empresario que navegaba con hipotecas y litigios judiciales hasta antes de convertirse en el compadre del precandidato panista al gobierno y, posteriormente, en su coordinador de financiamiento. Y Guillermo Padilla, impulsor de la fundación Corazón Mexicano y del boyante grupo empresarial del mismo nombre, además de ex seminarista contemporáneo de Miguel Márquez.

¿Basta ser amigo de un gobernador para que la suerte cambie repentinamente en los negocios? Así era en la época del PRI y así parece serlo en la del PAN de Miguel Márquez.

¿Es casualidad o hay gato encerrado? Bueno, eso es algo que habrá que investigar, algo que desde luego no harán ni los medios ni la oposición que han convalidado con sus silencios el hecho de que Márquez pase por ser el gobernador menos malo del país, cualquier cosa que eso signifique en los tiempos convulsos que vivimos.

Arnoldo Cuellar
Periodista, analista político. Reportero y columnista en medios escritos y electrónicos en Guanajuato y León desde 1981. Autor del blog Guanajuato Escenarios Políticos (arnoldocuellar.com).
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