Fue en 2013 cuando un grupo de mujeres provenientes de diferentes estados del país y de varias organizaciones sociales, se aferraron a seguir juntas para lograr formar un grupo fuerte que enfrentara las violaciones a los derechos laborales de las mujeres: nació la Coordinadora Nacional de Defensoras de Derechos Humanos Laborales.
A cuatro años de conformarse, es ya una organización pionera en el tema. Hoy la conforman algunos de los sectores más olvidados y más vulnerables del país, como el de la maquila, las trabajadoras del hogar, migrantes temporales y jornaleras.
En entrevista con SinEmbargo, tres representantes de la organización denuncian que el hecho de que una mujer tenga hasta tres jornadas de trabajo al día le impide que se organice y defienda sus derechos laborales. Y sostienen que en México una ley no basta para hacer validas las garantías de una persona, sino que se «tiene que pelear por ellas en todos los espacios».
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Ciudad de México, 16 de junio (SinEmbargo).– La Coordinadora Nacional de Defensoras de Derechos Humanos Laborales (CNDDHL) fue fundada en 2013 por mujeres trabajadoras de la maquila y del hogar, cuatro años después en las filas de la organización hay trabajadoras migrantes temporales y jornaleras agrícolas.
Desde hace cuatro años, el grupo de mujeres sabía que era urgente que las trabajadoras conocieran sus derechos laborales y los artículos de la Ley General del Trabajo, en un contexto en que la Reforma Laboral de los panistas Felipe Calderón Hinojosa y Javier Lozano Alarcón había llegado a modificar muchos de los conceptos de contratación y las prestaciones.
La Coordinadora, que trabaja de la mano con el Proyecto de Derechos Económicos Sociales y Culturales (Prodesc), ha analizado las condiciones de trabajo de las mujeres, detectado y enfrentado las violaciones sistemáticas a los derechos a la libertad de asociación, a la contratación colectiva, a la no discriminación los centro laborales y en la igualdad salarial.
Y no sólo eso, con el paso del tiempo centraron también su esfuerzo en promover la visión de género en espacios donde el machismo reina, ya sea en la relación patronal o entre los mismos compañeros. Ahora también exigen romper estereotipos instaurados desde el hogar, defienden el derecho a disfrutar la vida y no dedicarse de lleno a atender a la familia.
No ha sido sencillo. Lorena Cabanillas, una de las fundadoras de la Coordinadora e integrante del Colectivo Raíz de Aguascalientes, asegura que el proceso de integración ha sido muy largo y la falta de dinero para realizar reuniones o para viajar a un lugar para hacer un trabajo de acompañamiento lo complica aún más.
“No es fácil conformar una coalición como la que intentamos lograr, porque seguimos en proceso de confirmación cuando ya tenemos cuatro años intentando. Pasa mucho tiempo entre una reunión y otra y hay que recuperar mucho del trabajo que las organizaciones hacemos, cómo han cambiado las ideas, cómo volverlas a posicionar, cómo integrar a las nuevas organizaciones al proyecto y seguir apoyando a las compañeras emergentes para que se integren con una visión clara de lo que es una Coordinadora y para qué se formó”, comenta Lorena.
El motor que las movió en un inicio, aseguran, fue ver cómo las mujeres aguantaban el maltrato en los centros de trabajo, que atribuyen al desconocimiento de sus derechos.
Magdalena Izquierdo Mendoza, de la Asociación Rosas y Espinas, Derechos de las Mujeres A.C., que realiza trabajos con las mujeres maquiladoras, señala que capacitar y formar a las mujeres las impulsa a que se empoderen, conozcan sus derechos y tengan la posibilidad de poder exigir el goce del ejercicio de los derechos humanos laborales:
“El que les abramos los ojos hace que frente a los líderes sindicales o frente a la junta de conciliación, tengan armas y herramientas para poder exigir y defender sus derechos […] Si bien no nos hemos consolidado bien, con una agenda política a nivel nacional como Coordinadora, hemos visto avances muy importantes y el hecho es que estamos aquí. Hace cuatro años, cuando nos vimos a la deriva, sin recursos para poder continuar con un trabajo articulado, en la desesperación, las organizaciones supimos que no había otra opción más que seguir juntas, unirnos y buscar formas de apoyo para avanzar un poco más”.
El que el proyecto vaya articulando cada vez a más sectores, dicen, es porque urge que las mujeres se empoderen en los centros de trabajo que están cooptados por el machismo y que a ellas las somete hasta a tres jornadas laborales, no todas con paga.
Avelina Ramírez Ruiz, encargada del área de Igualdad y Equidad de Género del Sindicato Independiente Nacional de Jornaleros Agrícolas, resalta el papel que ha jugado la CNDDHL en los sectores laborales más olvidados y sostiene que su lucha no debe quedar en la superficie:
“Las jornaleras, luchan por cuestiones de su salario, el seguro social y todo eso, que son temas muy generales, pero aún no se hace un trabajo a fondo. Nos ha ayudado mucho este proyecto porque nos ha impulsado a llevar el mensaje, principalmente a este sector para concientizarlas y que hagan cumplir sus derechos. Aquí estoy aprendiendo de todas y espero llevarme esperanzas para las mujeres de San Quintín”.
La CNDDHL celebró Quinta reunión anual en la Ciudad de México.
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EMPODERAMIENTO FEMENINO EN MÉXICO
–¿Qué tan difícil es empoderar a las mujeres trabajadoras en un país como México?
–Lorena: Uno de los problemas que enfrentamos las organizaciones que conformamos la Coordinadora, es que trabajamos con perspectiva de género y ese es nuestro eje principal, los derechos laborales y mujeres.
El tiempo que tenemos las mujeres para prepararnos para hacer la lucha, para asistir a los eventos y a las actividades de las organizaciones es muy limitado. Siempre tenemos que dejar muchas cosas, como la familia, trabajo. Sí es una situación que generalmente también, por cuestiones de género, se nos complica más.
Como mujeres tenemos cosas en la casa, en el trabajo, con la familia (hijos, padres, hermanos, esposos). Siempre hay una responsabilidad adicional al trabajo que hacemos.
Muchas de las que conformamos la Coordinadora somos mujeres trabajadoras y aparte activistas. Nuestro trabajo no es el activismo, así que son diferentes espacios en los que nos tenemos que repartir. Y eso implica también esfuerzo, energía, salud, descanso que a veces no vemos por estar en la lucha.
Magdalena: Yo creo que el contexto nacional hace que la mujer tenga una doble y hasta triple jornada de trabajo y eso nos limita para poder realizar actividades que nosotros quisiéramos realizar. Nos duelen mucho los niveles de desigualdad, la discriminación, la inequidad de género, pero muchas veces nos limita el contexto que tenemos a nivel nacional.
Ahorita ha tenido mucho que ver la reforma a la Ley Federal del Trabajo, el que existan los contratos temporales, que haya subcontratación. México aún no da el paso para reconocer a las mujeres y valorar todo lo que hacemos. Y considero que es una de las metas de la Coordinadora: ir reconstruyendo todo lo mal construido que hay actualmente para las mujeres.
–¿Cómo ha sido hablar de “equidad de género” en sus centros de trabajo?
–Avelina: Para mí ha sido muy difícil, pero yo felicito a todas las mujeres que han roto los obstáculos, que los han brincado. Es muy difícil porque toda esta cultura inició en el hogar. Yo he trabajado con las mujeres y los esposos, las hijas y los papás. Se quejan de que no las dejan participar por ser mujeres o que no las dejan jugar fútbol porque son mujeres. Son cosas insignificantes pero desde ahí empieza la cultura de igualdad en el hogar.
Nosotros no esperamos a que el gobierno cambie las cosas; el trabajo de cada mujer representada en la Coordinadora es un papel muy importante, porque además de que hemos vencido muchos obstáculos en al familia, de estar aquí, de dejar a los esposos, a los hijos y el trabajo, sabemos al final del día que tenemos algo más que hacer.
Es una labor social y va mucho más allá de nuestros propios círculos familiares y de nuestra economía. Vamos sobre eso para poder llevar este mensaje. Cambiar no es fácil pero por ahí iniciamos, por nuestra familia. Ya lo logramos y por eso estamos aquí, pero vamos por más.
Para mi ha sido muy difícil. Yo represento al sindicato de jornaleros, pero aún ahí existe el machismo, el saber que el hombre tiene la última palabra, que ellos toman las decisiones, que las mujeres están abajo.
Esa mentalidad la tenemos que cambiar, empezando por nosotros, en nuestra comunidad, en nuestro estado y así ir creciendo.
Yo le decía a uno de mis compañeros que por qué sólo los hombres podían jugar fútbol, por qué ellos sí podían salir, porque cuando la mujer sale del trabajo tiene que llegar a la casa y esclavizarse otra vez. Ahí empieza la desigualdad.
Muchas de nosotros decimos que nuestra responsabilidad es atender la casa, pero no. También es la de ellos. Yo tengo derecho de salir a jugar, de ir al parque, comprarme una nieve, relajarme, caminar. No hemos entendido el mensaje de que tenemos derecho y autoridad de defender sus tiempos de recreación, de relajamiento, de descanso.
Tenemos derechos pero no se han hecho valer y no esperamos que el gobierno lo haga. Lo empiezan a hacer las mujeres que dejan todo y han roto los esquemas, los protocolos, los pensamientos de machismo. Así sé que sí podemos.
–¿Cómo es el trabajo de base que realizan a lo largo del año de manera cotidiana?
–Lorena: Hacemos trabajo de todo tipo. Hacemos teatro, talleres, cinedebates, panfletos. Es la forma en que promovemos que las trabajadoras conozcan sus derechos, lo que contiene la Ley Federal del Trabajo y adicionalmente promovemos actividades para que las trabajadoras se diviertan y se relajen, pero que también hagan reflexión sobre la importancia de que ellas son las primeras que deben ser agentes de cambio, primero en su familia y después en su espacio laboral.
Si una mujer no sabe, no se siente dueña de sus derechos. Debe saber que nadie se los va a dar nada más porque la ley lo dice, sino que tiene que pelear por ellos en todos los espacios.
Magdalena: Nosotros hacemos talleres de formación y de capacitación en temas de derechos humanos, derechos de las mujeres, derechos laborales, conocimiento total de la Ley General del Trabajo, las reformas promovidas en los últimos años, acompañamiento, asesoría y gestión para cuando haya un problemática dentro de los sindicatos, acompañamiento en las juntas de conciliación y hacemos ciclos de cine con las mujeres que llevan a sus hijos e hijas para que también se vayan formando.
Avelina: Nosotros aprovechamos la radio local, que nos abrió un espacio cada semana para darle información a la comunidad. Además de repartir folletos y de manera personal, damos información en la radio para que las mujeres en sus hogares y trabajos puedan escuchar el mensaje de concientización de sus derechos laborales.
–¿Cómo miran su proyecto en el futuro?, ¿cuáles son los retos que miran?
–Magdalena: El reto que tenemos es elaborar una agenda política a nivel nacional; un posicionamiento y que seamos reconocidas, visibilizadas y que logremos un verdadero empoderamiento de las organizaciones que son parte de la Coordinadora. Urge.
Sí nos falta más participación para lograr más avances. Hay cosas que se han venido practicando a través de la historia, estereotipos que tenemos muy establecidos y que no los podemos erradicar de un día para otro. En cuatro años no es fácil y todas las que estamos en esta lucha sabemos que cada pasito que demos, cada taller de capacitación, cada acompañamiento, cada asesoría es importante aunque se vea chiquito.
Avelina: Hay muchos planes en el futuro. En el Valle de San Quintín, Ensenada, no se habla de foros porque el programa es nuevo. En el futuro me gustaría eso. Ahí en San Quintín somos más mujeres que hombres y nos deben reconocer el trabajo empezando por el salario.
Nosotros como Sindicato Independiente Nacional de Jornaleros Agrícolas queremos lograr el contrato colectivo para poder tener un buen salario. Si las mujeres recibimos una paga por nuestro trabajo que vale mucho y sustenta a nivel nacional las exportaciones, necesitamos que esté bien remunerado. Si una mujer recibe un buen salario tendrá muchas oportunidades de una vida digna, no solo en su hogar sino en la sociedad.
Lorena: el mayor reto para la Coordinadora es crecer, estructurarnos de una manera muy clara, muy precisa, muy funcional para poder sumar más esfuerzos y ayudar a las que tienen metas más específicas en cada una de sus organizaciones.
Si logramos consolidar a la Coordinadora, podemos sumar el trabajo de muchas otras organizaciones que están por ahí queriendo emerger pero que no han encontrado la manera de llegar.
Visibilizar a la Coordinadora tendría un doble efecto: nos haría a nosotras como organizaciones independientes tener mucho más respaldo local dentro de lo que hacemos. A nivel nacional podría sumar más esfuerzos de otras organizaciones.