Van Morrison, Bob Dylan y lo bueno que es hablar de la música

03/06/2017 - 12:00 am

Esta semana fui invitada a hablar de Van Morrison en el programa de radio que tiene Alejandro Franco en la W, titulado WFM.

Estaba invitado también Pepe Návar, para hablar de Bob Dylan.

Hacía tiempo que no disfrutaba ese eterno demorarse en hablar de música, como si fuera algo importante, algo serio. Para nosotros, efectivamente, es algo sumamente trascendental. Sin la música, sin los libros, no seríamos nada. Y lo poco que somos es por todos esos discos que entraron en nuestra cabeza, son por esos textos que se hicieron carne en nuestra vida.

Al principio, la charla parecía un duelo entre Pepe y yo. ¿Quién era mejor? Van o Bob.

Contó Alejandro que él estaba en un concierto en California y que justo le habían dado el Nobel al viejo Dylan y que obviamente no había dicho nada.

Entonces, Keith Richards y Mick Jagger lo alburearon para bien, lo celebraron como el gran letrista que es.

“Like a Rolling Stone”, “Mr. Tambourine Man”, fueron algunas canciones que sonaron de Bob y la tarde se iba haciendo espaciosa, buena para todo.

¿Y Van Morrison? El soberbio “León de Belfast” que nos hubiera a todos echado del estudio porque lo de él es ahora, no el pasado. Sin embargo, ¿cómo olvidar “Gloria”, “Moondace”, “Crazy Love”. La verdad es que los dos vienen haciendo canciones fundamentales para todo el mundo desde hace tiempo.

Recordé la versión que hace Michael Bublé de “Moondance” y cómo hay mucha gente que dice que es de él. ¡Pero no! Es de Van Morrison, quien a los 71 años (nació en Belfast en 1945) sigue haciendo buenos discos como el que sacó en 2016, Keep Me Singing, al que Diego Manrique llamó “ese señor antipático que canta como los dioses”.

La charla pasó a los libros que nos estaban reuniendo: todos libros dedicados a la música a cargo de Malpaso, entre ellos Música infiel y tinta invisible, un tratado sobre la música moderna escrito maravillosamente por Elvis Costello y en el que cuenta, entre otras cosas, sus anécdotas con Van Morrison. Aquí una que cuenta Diego Manrique en El País.

“Ambos vivían en el Notting Hill londinense, que giran alrededor de la dificultad de Van para comunicarse verbalmente. La mejor: una mañana de 1986, Costello sale camino del Ronnie Scott’s, en el Soho, donde va a grabar unos dúos con Chet Baker para un vídeo en directo; se cruza con Morrison y este se apunta.

Cuando aparecen en el club, los productores se quedan boquiabiertos: llevan meses intentando conectar con el norirlandés y nunca tuvieron respuesta. Ya que está allí, Van acepta cantar con el trompetista y sus músicos. Desdichadamente, se elige “Send In The Clowns”, una balada melodramática de Stephen Sondheim que Morrison detesta.

Tras probarla, lo citan para la actuación por la noche. Van no se presenta.”

La mezcla de Sinatra y cualquier punk del rock, esa elasticidad que tiene Costello para permitirse estar con todos los representantes de la música, nos brindan estas y otras anécdotas en el libro, un estudio de Malpaso que también tuvo su eco en Pete Townshend, una autobiografía primordial titulada Who i Am.

“En ese momento, tomo una decisión repentina y en un frenesí demente vuelvo a arrojar una y otra vez la guitarra contra el techo. Lo que antes era una simple fractura, ahora es un astillado estropicio. Sostengo la guitarra ante el gentío con gesto triunfal. No la he machacado. La he esculpido para ellos. Despreocupado, arrojo la guitarra hecha añicos al suelo, agarro una Rickenbacker nueva de 12 cuerdas y prosigo el espectáculo”, cuenta a propósito de un concierto en una noche de junio de 1964.

Lo mismo, casi lo mismo, trató de hacer en un show del Palacio de los Deportes, en 2016.

Pete Townshend, genio y figura, recordó ese concierto Pepe Návar y Alejandro Franco contó la historia durante un show en California, cuando el músico sangró en el rostro y siguió tocando, como si nada.

“Lo veías a él, tocando la guitarra, con su saco de lujo, su pañuelo rojo y la herida en el rostro, era como el paraíso”, recordó el periodista.

Recordamos a Chris Cornell (qué buen compositor que era) y el sobreviviente de la banda grunge, Eddie Vedder. Hablamos de los Red Hot Chili Peppers y una polémica quedó sin resolver: ¿Amar u odiar a Kanye West? A mí me encantan sus discos, pero Pepe Návar lo alucina.

Ya les diré cuándo salgan los programas, pero mientras tanto agarra al que tienes al lado y habla mucho, mucho, de la música. Te hará bien y harás bien.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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