Dolia Estévez
02/06/2017 - 12:00 am
Contubernio Videgaray-Yerno Amenazado
Kushner es el personaje más cercano al Presidente bajo investigación en torno a la presunta confabulación entre la campaña de Trump y Rusia durante las elecciones de 2016. La indagación podría llegar hasta la misma Oficina Oval. Pocos en Washington creen que el yerno más famoso de Estados Unidos se haya ido por la libre, es decir, sin el conocimiento y anuencia de su suegro. Con todo, es difícil vaticinar cuándo tocará fondo el escándalo, más allá de decir que para la Casa Blanca se ha vuelto una bomba de tiempo con el potencial de hacer añicos no solo a Kushner sino a la presidencia de Trump.
Hace unos días escribí que en una administración erosionada por intrigas internas, donde nadie está a salvo de los arranques mercuriales de un Presidente que demanda lealtad absoluta, Jared Kushner, yerno y poderosos asesor de Donald Trump, era intocable. Sin embargo, quizá me haya equivocado.
Kushner está en el ojo del huracán. Las explosivas filtraciones de The Washington Post sobre sus reuniones con el Embajador ruso, con quien discutió establecer un canal de comunicación secreto a espaldas del gobierno de Barack Obama, han dominado los titulares y espacios noticiosos. El diario que hundió a la presidencia de Richard Nixon, además, reveló que el hoy yerno incomodo también se entrevistó con un banquero ruso sancionado por Obama tras el hackeo de los correos de la campaña de Hillary Clinton. Se cree que el individuo, aliado de Vladimir Putin, es espía de los servicios de inteligencia del Kremlin.
Kushner es el personaje más cercano al Presidente bajo investigación en torno a la presunta confabulación entre la campaña de Trump y Rusia durante las elecciones de 2016. La indagación podría llegar hasta la misma Oficina Oval. Pocos en Washington creen que el yerno más famoso de Estados Unidos se haya ido por la libre, es decir, sin el conocimiento y anuencia de su suegro. Con todo, es difícil vaticinar cuándo tocará fondo el escándalo, más allá de decir que para la Casa Blanca se ha vuelto una bomba de tiempo con el potencial de hacer añicos no solo a Kushner sino a la presidencia de Trump.
¿Qué tiene que ver esto con México? Kushner es nada menos que el vinculo directo a Trump del Canciller Luis Videgaray. Con un amplio despacho estratégicamente ubicado a cinco pasos de Trump, este joven de 36 año que nunca antes había ocupado un puesto gubernamental tiene el oído y la confianza del Presidente. Quizá sea el asesor más influyente de Trump. Al menos por ahora.
Su salida de la cúpula del poder en Washington, que algunos demócratas están pidiendo, tendría consecuencias directas en el trato con México. Kushner ha sido una especie de contrapeso a las presiones de Steve Bannon, el siniestro estratega presidencial, para endurecer las políticas migratoria, comercial y de seguridad hacia México.
El desplome de Kushner tendría efectos negativos inmediatos, aunque en el mediano plazo podría ser positivo, toda vez que forzaría a recanalizar la relación por las vías institucionales que han quedado marginadas debido a la preponderancia del contubernio entre Kushner y Videgaray. El vacío que dejaría Kushner podrían llenarlo los profesionales del servicio público y diplomático para avanzar una agenda bilateral en la que, con excepción de migración y el mítico muro fronterizo, no hay diferencias de fondo.
La relación con México–en la que participan cuando menos 30 secretarías y dependencias federales estadounidenses, así como una decena de miles de burócratas–es una de las más desafiantes. Es un trabajo de tiempo completo. Para Kushner, México–país cuya historia, cultura y sistema político desconoce–hubiera sido más que suficiente. No obstante, Trump también le dio Canadá, China, Israel, Palestina, Corea del Norte y hasta Cuba. Lo ungió como Secretario de Estado paralelo.
Aun cuando Kushner permaneciera en la Casa Blanca, sortear el huracán ruso absorberá gran parte de su tiempo y capital político. «No hay duda que el titular de la SRE tendrá que hacer ajustes una vez que el yerno no tenga tiempo de regresar sus llamadas debido a que está en proceso de ser depuesto», me dijo un funcionario.
Esta semana, el Videgaray visitó Washington pero no vio a Kushner. Su vocera me dijo que el canciller viajó para participar en la reunión de la OEA sobre Venezuela, «nada más».
El gobierno peñista apostó todo en el yerno. Su derrumbe dejaría a Videgaray sin interlocutor y sin el activo con el que Enrique Peña Nieto justificó hacerlo canciller.
Por ahora, Trump no ha dado señales, al menos públicamente, de querer deshacerse de Kushner. «Jared está haciendo un trabajo grandioso. Tengo absoluta confianza en él… es una muy buena persona», dijo Trump en una declaración escrita.
La familia es todo para Trump. Como Don Corleone sólo confía en ella. Kushner es su asesor principal no por su talento sino por su lealtad. Sin embargo, se ha vuelto un riesgo. Y, por más que sea el esposo de su hija favorita no hay lazos de sangre entre ellos. Si Trump decide sacrificarlo, las lagrimas de Ivanka no van a impedirlo como no impidieron a Michael Corleone mandar matar al marido de su hermana Connie en «El Padrino».
Twitter: @DoliaEstevez
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