Madres de la Plaza de Mayo, 40 años de lucha por la memoria y la vida

29/04/2017 - 3:48 am

La madres activista cree que con la llegada del conservador Mauricio Macri el poder en diciembre de 2015 se dio un paso atrás porque, a su juicio, el actual Gobierno «viola los derechos humanos» y «pretende borrar la memoria».

Las Madres De La Plaza De Mayo Nora Cortiñas Y Mirta Baravalle En Buenos Aires Foto Efe

Por Irene Valiente

Buenos Aires, 29 de abril (EFE).- El 30 de abril de 1977, en plena dictadura militar argentina, 14 mujeres se reunieron en la Plaza de Mayo, frente a la sede del Gobierno de facto en Buenos Aires, para reclamar por sus hijos desaparecidos, iniciando así cuarenta años de lucha incansable por la verdad, la memoria, la justicia y la vida.

«Desgraciadamente, existimos porque nos arrebataron lo más preciado que tiene una mujer. Los recordamos siempre con alegría porque ellos eran así: amaban la vida. Pero no aceptamos que nos llamen heroicas, hicimos lo que cualquier madre hace por un hijo», asegura en una entrevista con Efe Taty Almeida, emblemática integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.

Este domingo, las Madres -divididas en dos asociaciones desde los años 80 por diferencias de criterio sobre cómo llevar adelante la causa- cumplen cuarenta años desde la primera vez que se congregaron en dicha plaza, con sus pañuelos blancos en la cabeza, para pedir una audiencia con el presidente de facto, Jorge Rafael Videla.

El estado de sitio establecido por la dictadura (1976-1983) prohibía las reuniones de tres o más personas, por lo que decidieron dar vueltas de dos en dos alrededor de la pirámide blanca que se ubica allí, poniendo en marcha una «ronda» que, desde ese momento, se repite cada semana en el mismo lugar en honor a los 30 mil desaparecidos que dejó el régimen.

Además de la persecución permanente, el movimiento tuvo que soportar duros varapalos desde el primer día, como fue la desaparición de tres madres, e incluso, con la llegada de la democracia, la aprobación de leyes que libraron de responsabilidad a un millar de acusados de delitos de lesa humanidad.

Criada en una familia de militares, «gorilas (antiperonistas) totales», como ella dice, durante un tiempo, Almeida vivió ajena a la represión ejercida por el Ejército.

Cuando su hijo Alejandro, un militante de 20 años, desapareció un año antes del golpe de Estado, no entendió «nada» porque, confiesa, «era una ignorante total». De hecho, le costó darse cuenta de que los culpables no eran los peronistas, sino los mismos «genocidas» que conocía personalmente.

Por eso, en 1980, decidió acercarse a la sede de la organización, donde lo único que le dijeron al entrar fue «a vos, ¿quién te falta?».

«No les importaba política ni ideología. Ahí hice mi catarsis. Lloré, me emocioné… Fue muy doloroso. No había podido hablar con mi hijo, pero puse la pata en el acelerador y ahí sigo. Lo mejor que pude hacer es compartir con mis compañeras de lucha», afirma, ya que todas tenían algo en común: les habían arrancado a aquellos jóvenes «alegres, con proyectos» que «querían vivir».

Las Madres destacan como el periodo más positivo para su causa el iniciado con la presidencia del fallecido Néstor Kirchner (2003-2007), quien, según Almeida, convirtió los derechos humanos en una «política de Estado».

Sin embargo, la activista cree que con la llegada del conservador Mauricio Macri el poder en diciembre de 2015 se dio un paso atrás porque, a su juicio, el actual Gobierno «viola los derechos humanos» y «pretende borrar la memoria».

Con ella coincide Mercedes Colás de Meroño, conocida como «La Porota» o «Poro», referente de las otras Madres de Plaza de Mayo.

Su historia es muy diferente a la de Almeida: hija de un anarcosindicalista, dejó Argentina en los años 30 tras un golpe de Estado y llegó a España, donde, en plena guerra civil, fusilaron a su padre. El relato se repitió después, al tiempo de regresar a su país natal, donde otro gobierno de facto desapareció a su hija.

«Me costó mucho reponerme, toda España se me vino encima: ‘otra vez el fascismo'», pensaba «La Porota», quien admite que se pasó «la vida» mirando por la ventana, esperando a que llegara su hija, hasta que un día se compró un pañuelo y se fue a la plaza.

Allí, mientras lloraba sentada en un banco, se le acercó una mujer que después de hacerle la requerida pregunta, «¿a vos, quién te falta?», la obligó a ponerse en pie. «Y nunca más paré», afirma.

Para ella, estos 40 años han servido para reivindicar el carácter «revolucionario» de sus hijos, que se respete su memoria «en todo el mundo» y demostrar que la «única lucha que se pierde es la que se abandona».

Prueba de ello son los homenajes que en los últimos días han recibido en exposiciones, almuerzos y todo tipo de actos que culminan este domingo, en el aniversario de la primera ronda, con conciertos organizados por las dos ramas de Madres junto a referentes sociales, de la cultura y de la política argentina.

Todas recordarán a sus hijos, como han hecho siempre, para que ninguna madre tenga que escuchar jamás aquel: «a vos, ¿quién te falta?»

Y seguirán haciéndolo «hasta que el cuerpo aguante». «Porque a pesar de los bastones y las sillas de ruedas, las locas seguimos en pie», advierte Almeida.

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