¿Cómo hacer feliz un hombre que nos hace tan felices? El libro que hizo el colaborador de la Rolling Stone y biógrafo de River Phoenix, Gavin Edwards, pronto en México
Ciudad de México, 1 de abril (SinEmbargo).- ¿Sabes qué hace la hermosa actriz estadounidense Jennifer Lawrence cuando está borracha? No, no se pone a ver Los juegos del hambre ni a acosar por teléfono a su ex compañero de elenco y ebriedades Bradley Cooper.
Lo que la rubia ejercita cuando los tragos le hacen efecto es una pasión que comparte con muchos chicos de su edad: tratar de establecer contacto con Bill Murray y hacerle saber cuánto lo quiere, cuánto lo admire.
¿Cuánto puede ser feliz un hombre que nos hace tan felices? El amor a un tipo raro, distinto y a un artista nato lleno de recursos, que se ríe poco, de 67 años, es traducido ahora en un libro que pronto llegará a México.
Cómo ser Bill Murray, de Gavin Edwards, es por lo pronto la incapacidad de ser como él, de aceptar hacer la malograda Garfield porque creyó que se trataba de una película de los hermanos Coen o de generar una melancolía silenciosa y conmovedora de un actor que, aun cuando transita la línea más hilarante de la comedia, sabe dejar cierta estela inolvidable de una rebelión dolorosa frente a la futilidad de la vida.
Cómo ser Bill Murray es ser el mejor actor del mundo, considerado así por el autor Robert Schnakenberg que dijo algo así como que puede hacer en el mismo año a Hamlet y al Charlie de los Ángeles.
Cómo ser Bill Murray es un libro que traerá Blackie Books, escrito por el colaborador de la Rolling Stone y autor de una biografía de River Phoenix, Gavin Edwards, para quien es «imposible» conocer al verdadero Bill Murray, puesto que tiene diversas caras: «el intérprete, el dios bromista, el intelectual, el fanático de los deportes o el hombre de familia».
Edwards conoció al actor hace dos años durante una entrevista para un magazine y reconoce que se quedó «fascinado» por el comportamiento de Murray durante la misma. Desde entonces, se propuso escribir un libro sobre él, aunque con las dificultades propias para contactar con el personaje, puesto que no cuenta con agente o representante.
«Lo entrevisté cuando empecé y luego no hablamos mucho más, porque es muy celoso con su vida privada y no le guste que lo molesten con este tipo de proyectos», ha reconocido el autor.
«No es tanto lo que hagas sino cómo lo hagas: uno puede darte una palmada en la espalda con gracia en una situación, pero si por ejemplo ocurre en un ascensor cuando vas borracho, es una cosa completamente diferente», ha dicho Gavin Edwards.
El mundo es un escenario y Bill Murray no entiende la vida sin improvisación ni sorpresa: irrumpe en fiestas anónimas y monta congas, se fuma pitillos de desconocidos o se pasea por ciudades en carrito de golf. Todo apunta a que Bill Murray tiene una misión: quiere que seamos mejores personas, más divertidas, menos robóticas, más profundas, menos pedantes. Más libres.
¡A esperar el libro!