El Día Internacional de la Mujer, no es un día para celebrar, sino para protestar; en ello coincidieron cientos de mexicanas reunidas en plazas públicas de Nuevo León, Guerrero, Oaxaca, Veracruz, la Ciudad de México, Jalisco, Sinaloa, Sonora y Baja California. Feminicidios, inequidad, desigualdad en los salarios, violencia sexual y violencia económica, es parte de la realidad a la que se enfrentan las mujeres todos los días en este país.
Ciudad de México, 8 de marzo (SinEmbargo).– No queremos flores, sino derechos, mostró una mujer entre cientos y cientos que marcharon este miércoles nublado del Ángel de la Independencia al Hemiciclo a Juárez para exigir un año más igualdad de género a través del Día Internacional de la Mujer.
Entre tambores, cruces rosas que demandaron «ni una menos» y banderas blancas y moradas que combinaban con las jacarandas de Paseo de la Reforma, gritaron «vivas de las llevaron, vivas las queremos».
«Nos queremos vivas, libres y sin miedo», pidió una joven habitante de un país que registra un alto índice de feminicidios.
Los hombres también marcharon este 8M. Algunos acompañando a varias mujeres y otros, como José Luis, caminaron solos entre la masa.
«Estoy harto de la violencia de género en México y Latinoamérica», dijo.
«Si hay desigualdad en el núcleo familiar», expuso, «¿qué podemos esperar? El patriarcado ha vivido durante muchos años», añadió mientras más adelante gritaban «hay que abortar, hay que abortar este sistema patriarcal».
Valentina, maestra de primaria, vestía una playera morada y portaba un cartel, el cual criticaba que al llamar «princesas» a las mujeres se limitan sus roles.
Desde el salón de clases, dijo, fomenta la igualdad entre alumnas y alumnos para que lo asimilen y lo lleven a sus casas. La familia, aseguró, es fundamental para evitar el machismo que hoy las mujeres salieron a combatir.
«Dicen que las mujeres hacen a los machos al decir que no laven ni limpien y solo estudien y trabajen», afirmó.
«Yo soy libre de luchar por el mundo que quiero», decían en letreros.
Como en otras protestas civiles, se recordó a los 43 normalistas de Ayotzinapa, pero también a las miles de desaparecidas y a sus madres de Ciudad Juárez, Chihuahua.
Exigieron, también, libertad a las presas por abortar.
«Que nuestras hijas sean libres y no valientes», exponía otro letrero.
El morado, rosa y blanco abundaba en esta «lucha feminista».
Tampoco se olvidaron a «las víctimas de impunidad» de cada uno de los feminicidios.
Una joven caminaba con un vestido blanco manchado de sangre a lado de un trasvesti que pedía «Ni una menos».
Por parte del movimiento 8M que llamó a un paro laboral de mujeres en varios países, cantaron «de noche o de día / desnudas o vestidas / en la calle o en las casas / se respetan nuestras vidas».
Una manifestante, detrás de una manta de vaginas, aseguró que está marchando «en contra de la violencia machista. Queremos estar vivas».
Mientras algunas hicieron pintas de mariposas en el suelo o intervinieron monumentos, otras gritaron al unísono «no me da la gana ser asesinada por quien dice que me ama».
El color morado que predominó en la marcha por el Día Internacional de la Mujer volvió a fusionarse con las jacarandas de la Alameda a un lado del término de la marcha en el Hemiciclo a Juárez.
Mujeres, niñas y hombres no pararon de exigir, durante más de una hora, no más asesinadas, no más sistema patriarcal, y pidieron libertad y derechos por igual.
Entre grandes imágenes de Rosario Castellanos, Frida Kahlo, Sor Juana Inés, Comandanta Galeana y otras, las mujeres aplaudieron y pidieron que no haya indiferencia ante los asesinatos.
«Si las mujeres asesinadas no descansan, menos nosotras», escribieron en un letrero que cargaban dos hombres.
Ya en el mitin en el hemiciclo, frente al Museo de Memoria y Tolerancia, Norma exigió justicia por su hija Alejandra, quien fue desaparecida y asesinada hace 16 años en Ciudad Juárez.
Afirmó estar triste y con coraje porque casos como el suyo no han servido para frenar la ola de feminicidios que ha crecido.
«Hoy asesinas a siete mujeres al día», destacó.
Luego acusó que la segunda violencia es la impunidad y la corrupción del Estado que no frena desapariciones, acoso sexual y feminicidios. «De Juárez a Chiapas, ni una asesinada más», gritó.