Apenas esta semana, el gobierno del Presidente Donald Trump anunció que revocaría las medidas de protección federal, que permitían a los estudiantes transgénero el uso de instalaciones con base en su identidad de género. Esta medida deja a criterio de los distritos escolares y estatales la definición de sus propias políticas.
Por Kristie Rieken
Cypress, Texas, EU, 24 de febrero (AP).- Mack Beggs ganó dos combates el viernes, en un torneo estatal de lucha en Texas. Pero el mayor conflicto: si un chico transgénero de 17 años debería enfrentar a jovencitas, sigue sin definirse.
De acuerdo con la familia de Beggs, el chico dice que preferiría luchar contra varones. Algunas chicas y sus defensores coinciden, bajo el argumento de que los tratamientos de testosterona que Beggs ha recibido para ayudar en su transición de género lo han hecho demasiado fuerte para sus adversarias.
Pero bajo la política estatal que rige el deporte, los estudiantes deben competir con el género que se menciona en sus actas de nacimiento.
Beggs derrotó a Taylor Latham en la categoría de 110 libras, por una puntuación de 18-7.
La madre de Latham dijo que no quería que su hija participara en el combate, pues su contrincante se ha fortalecido mediante un tratamiento.
«Como madre protectora, quería que abandonara (la pelea)», dijo Lisa Latham. «Ella es una luchadora, no se va a rendir. Está en su último año, y ha peleado los tres últimos años para llegar aquí. Iba a competir hasta el final, aunque yo no compartiera su opinión».
Al final de la lucha, Beggs estrechó la mano de Latham y apuntó a las gradas, desde donde fue vitoreado por fanáticos vestidos con los colores de su escuela, Euless Trinity.
Celebró durante algunos segundos. Luego, acompañado de su abuela y de su entrenador, corrió hacia una zona de acceso restringido.
Aunque muchos ovacionaron a Beggs, otros consideraron injusto el combate. Patti Overstreet, quien dijo que era madre de una luchadora, se levantó de su butaca gritando «eso es trampa».
«Miren lo robusta que está», añadió Overstreet. «Es porque toma sustancias para mejorar el rendimiento. No importa si es chico, chica, si quiere ser morada o azul. Cuando utilizas una droga y eres 10 veces más fuerte que la persona contra la que luchas debido a esa droga, eso no debería permitirse».
Más tarde, Beggs aplastó 12-4 a Mya Engert, para colocar su foja en 54-0. Está a dos triunfos del título estatal.
Durante el segundo combate, la nariz de Beggs sangró, por lo que debió colocársele una gasa. Pero no tuvo problemas para sumar más puntos en lo que restaba de la lucha.
Beggs abrazó a Engert y batió un puño en el aire, antes de dejarse caer. Engert lloraba al abandonar la arena, y su entrenador rechazó los pedidos de la prensa para que emitiera declaraciones.
«Sin comentarios», dijo.
La controversia sobre la participación de Beggs en la rama de mujeres llega en un momento crucial, en que la opinión pública y los políticos debaten cómo deben reaccionar ante la creciente creencia de que el género no es algo invariable.
Apenas esta semana, el gobierno del Presidente Donald Trump anunció que revocaría las medidas de protección federal, que permitían a los estudiantes transgénero el uso de instalaciones con base en su identidad de género. Esta medida deja a criterio de los distritos escolares y estatales la definición de sus propias políticas.
Y en Texas, los legisladores sopesan una iniciativa parecida a otra controversial que se aprobó en Carolina del Norte y que llevó a que la NBA le quitara a Charlotte la sede del Juego de Estrellas de este año. De ser aprobada, la ley de Texas obligaría a que las personas transgénero usen el baño destinado para personas de su «sexo biológico».
Beggs se clasificó al torneo después que dos oponentes decidieron no enfrentarlo en un torneo regional.