Ernesto Hernández Norzagaray
27/01/2017 - 12:00 am
American first
Jesús Reyes Heroles, se dice que acuñó la expresión de que en política no hay vacíos, para indicar que si un gobernante no ejerce el poder otros actores vendrán a llenar ese vacío para bien o para mal. Esto es válido en política local, pero también en la internacional, vale sea por omisión o por […]
Jesús Reyes Heroles, se dice que acuñó la expresión de que en política no hay vacíos, para indicar que si un gobernante no ejerce el poder otros actores vendrán a llenar ese vacío para bien o para mal.
Esto es válido en política local, pero también en la internacional, vale sea por omisión o por acción, pues hay políticos en funciones que abandonan posiciones y otros que al tomar decisiones marginan a su país de ejercer influencia o simplemente las pierden en beneficio de otros como parece suceder hoy con Donald Trump.
En el primer caso, hay muchos ejemplos históricos de omisiones norteamericanas en plena guerra fría, está la postura del gobierno norteamericano de abandonar Vietnam en 1973 lo que significó la expansión y dominio de las fuerzas comunistas hegemonizadas por la URSS o, antes, la decisión de John F. Kennedy de bloquear económicamente a Cuba que provocaría el establecimiento de una sociedad socialista a solo 90 millas de Cayo Hueso, Florida.
Ahora, con la llegada de Donald Trump a la Presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica, se pone en acción un plan de hacer ambos vacíos en aras de un fuerte nacionalismo de derechas, es decir, ante los daños que ha provocado la globalización a la economía estadounidense propone y actúa a favor de que su país se aleje de ella privilegiando lo nacional mediante la política del American first.
Un ultranacionalismo que incluye un muro en la frontera con México y una política coercitiva para que las otrora empresas emblemáticas norteamericanas regresen al país so riesgo, de que si no lo hacen, deberán pagar altos aranceles para comercializar sus productos en el mercado más grande del mundo.
Entonces, el primer vacío es que ante la política de atracción de las empresas norteamericanas, especialmente en la rama automotriz, que están fuera del territorio gringo por razones de competitividad, antes que por el deseo de elevar el nivel de vida la clase obrera mexicana, que sigue recibiendo salarios por debajo de la media internacional, perjudica el rol hegemónico estadounidense y ese espacio que se genera en un mundo fragmentado con un alto componente de robotización lo vendrán a cubrir otras economías interesadas en expandirse, y en otro sentido, al bloquear a sus aliados comerciales los obliga a buscar nuevos vínculos con países hemisféricos o en otros continentes, como es el asiático, con China.
Las primera decisiones de la administración Trump fueron las de sacar a su país del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), donde como se sabe participan once países de la llamada Cuenca del Pacífico incluido México y anunciar la renegociación del Tratado de Libre Comercio (NAFTA) que entró en operación en 1994 luego de la firma de los presidentes de México, Canadá y Estados Unidos de Norteamérica.
Al margen de la complejidad de operar la decisión política, la primera medida provocó inmediatamente reacciones no sólo económicas sino políticas en su partido, como es la del senador republicano John McCain, quien en 2008 fuera candidato presidencial, y es que el congresista sostiene que la decisión de separarse de la Asociación Transpacífico bajo la tesis trumpista de "acabamos de hacer es una gran cosa para el trabajador americano", es en verdad “un error grave que tendrá consecuencias duraderas para la economía americana y para [la] posición estratégica [de EU] en la región de Asia-Pacífico".
La decisión de Trump, añadió, "creará un espacio para que China reescriba las normas económicas a expensas de los trabajadores americanos, y enviará una señal preocupante sobre el repliegue americano en la región de Asia-Pacífico en el momento en que menos podemos permitírnoslo".
Justo es en este dicho por McCain es donde se pone de manifiesto que “en política no hay vacíos” y es lo que viene sucediendo desde hace mucho, hoy todo es global, hasta la protesta social como lo vimos en el momento de la toma de posesión del mando estadounidense.
La postura de la administración Trump contra China complica las exportaciones de ese país al mercado estadounidense. La política proteccionista que conlleva altos aranceles, sin embargo, abre un espacio de oportunidad para el gigante asiático. Quizá, qué nunca imaginó, y está dispuesto aprovecharlo incluso yendo a la guerra como lo han dejado entrever en declaraciones oficiales teniendo como coartada perfecta las islas artificiales del Pacífico sur.
China sabe aprovechar los vacíos. Desde hace más de una década se encuentran en África luego de que estadounidenses y europeos la abandonaron y hoy realizan grandes inversiones en esta región que para muchos era inviable desde el punto de vista capitalista y lo mismo realiza con intensidad en varios países de América del Sur donde apostaron al comercio entre los países de la región y al multilateralismo.
Cierto, las cosas han cambiado, hay curiosamente un giro anti proteccionista especialmente en Argentina con la llegada al poder del conservador Mauricio Macri que ahora lo tiene desconcertado por el giro proteccionista en Washington y está semana sufrió el primer golpe cuando los limones argentinos no pudieron llegar al mercado estadounidense, igual sucedió con las 120 toneladas de aguacate tapatío, que no pasaron y terminaron en el mercado canadiense.
En ese marco de dilemas se realizará el encuentro de Donald Trump con Enrique Peña Nieto, que llegará a la reunión en la Casa Blanca con el apoyo popular más bajo que haya tenido un Presidente antes de asistir a una reunión de este calibre. Los pronósticos son los peores para quien dice que va a tratar todos los temas cuando Trump solo agenda tres de ellos: inmigración, comercio y seguridad de las fronteras, donde las posturas parecieran irreductibles. Le volverán a recetar la misma dosis y no hay garantía del derecho de réplica. Peña Nieto lamentablemente no tiene tamaños de estadista y probablemente ni el valor de señalar que si la opción trumpista se impone el abanico, aun con dificultades, se abre en otros horizontes igualmente imperiales.
Ahora si, en política, nunca habrá vacíos, lo que si hay es políticos, creando vacíos.
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