¿Cómo es posible llevar Internet de una lado a otro del mundo? ¿Cuántos metros de cable submarino hay desplegados? ¿Para qué sirven? ¿Cuándo se instaló el primero de ellos?
Por Alberto Iglesias Fraga
Ciudad de México, 20 de noviembre (SinEmbargo/TICbeat).- Uno de los mayores milagros conseguidos por la tecnología en las últimas décadas es Internet: una Red de Redes que ha conectado a todo el planeta y permitido crear una Sociedad de la Información y un nuevo modelo económico que ha revolucionado nuestra manera de comunicarnos, pensar, trabajar e, incluso, sentir en este siglo XXI. Prácticamente a diario, desde este mismo medio y muchos otros, hablamos de las enormes posibilidades de la economía digital y las últimas novedades de las que son ya las mayores compañías del planeta (Apple, Google, Microsoft…).
Sin embargo, quizás nos falte un momento de reflexión y de analizar cómo Internet ha podido convertirse en una realidad tan cotidiana en nuestras vidas. Su desarrollo, comenzando como red militar (Arpanet), fue bastante rápido y su adopción (especialmente desde finales de los 90) fue exponencial, conforme fueron apareciendo los primeros buscadores, hasta hoy, con las redes sociales como reyes hegemónicas del tráfico web. Pero, de nuevo, detrás de todo este camino hay algo mucho más antiguo y elemental: ¿cómo puede enviarse un dato desde España a lugares tan remotos, como China o Estados Unidos, en apenas segundos?
Y la respuesta no está en los cielos y en el Ejército de Estados Unidos, sino en el fondo marino y el viejo telégrafo. Así, con el fin de que las señales telegráficas pudieran llegar desde Reino Unido a Francia, en 1852 se tendió el primer cable submarino de telecomunicaciones. Apenas dos años más tarde se aprobó el proyecto del primer cable trasatlántico, iniciativa que acabó resultando un fracaso. no fue hasta 1866 cuando se llegó a instalar el primer cable trasatlántico completamente operativo, el cual unía Terranova con la costa irlandesa.
Desde ese momento hasta hoy, el suelo marino ha ido acogiendo cada vez a más inquilinos de este tipo, hasta el punto de interconectar todos los continentes entre sí, como puede comprobarse en este mapa actualizado. Actualmente hay desplegados más de mil millones de metros de cables submarinos que se encargan de gestionar la práctica totalidad de las comunicaciones transoceánicas (el satélite es puramente residual, debido a su alto coste de despliegue y a su menor seguridad ante potenciales accidentes).
En ese sentido, hemos de recordar que los cables submarinos son una versión de gran ancho de banda de los cables de fibra óptica (desde los años 80, cuando se implantó esta tecnología en lugar del coaxial que se utilizaba hasta entonces) que están desplegados por tierra firma, aunque de mayor tamaño a causa de su recubrimiento especialmente reforzado.
Estos cables descansan sobre el fondo marino, incluso a 8 mil metros de profundidad, enterrado bajo una capa de arena, donde normalmente no sufre daños. Eso sí, el cable está diseñado para soportar las condiciones extremas y las peculiaridades del entorno a las que está sometido (salitre, ataques ocasionales de animales marinos y barcos, proliferación de algas, etc.). Por ello, normalmente se instalan varios cables de forma redundante con el fin de evitar la sobresaturación, conseguir una mejor calidad (tanto de sonido como de datos) y evitar caídas del servicio en caso de que uno de los cables sufra algún daño.
Desde la Península Ibérica y Mallorca se extienden actualmente 11 cables submarinos, la mayoría internacionales (Estados Unidos, Reino Unido, Italia, Argelia, Marruecos, Oriente Medio y Latinoamérica), aunque también hay cables que unen la costa mediterránea con Mallorca.
Sin embargo, las Islas Canarias son el verdadero epicentro de los cables submarinos en España, debido a que su extraordinaria localización geográfica convierten a esta Comunidad Autónoma en un lugar ideal para que los cables descansen en tierra firme (favoreciendo así las labores de mantenimiento y reduciendo el coste de despliegue). En los próximos años, Telxius, la filial de infraestructuras de Telefónica, tiene previsto invertir 352 millones de euros entre 2016 y 2018 en el despliegue de tres grandes cables submarinos ya en desarrollo: SAM-1, Brusa y Marea.