Universidad alemana desarrolla robots que aprenden en casa como los niños

16/10/2016 - 10:53 am

Se espera que en los próximos años, haya robots en nuestras casas que aprendan nuestros comportamientos e imiten lo que hacemos, como los hijos de carne y hueso. También que superen nuestra manera de resolver problemas de manera distinta a la que lo hacemos nosotros y así mejorar situaciones cotidianas.

Robot Terapeutico
Foto Especial

Darmstadt (Alemania), 16 octubre (dpa) – Una vivienda común y corriente en el año 2036: Un robot coloca en su lugar los platos recién lavados en el lavavajillas. Luego, ordena la habitación de los niños, pone los juguetes en los estantes y hace la cama.

Jan Peters cree que es un escenario totalmente realista. «Nos faltan quizás 20 años para conseguir los primeros robots personalizados», afirma el profesor de informática de la Universidad Técnica de Darmstadt, en Alemania.

Sin embargo, hasta que sea una realidad aún hace falta mucho trabajo de investigación. «El objetivo es que los robots aprendan los movimientos y vayan mejorando por sí mismos», señala este investigador de 40 años.

La máquina va creando una base de datos con diferentes movimientos para llevar a cabo movimientos nuevos, incluso desconocidos hasta entonces. «Cuantos más comportamientos conoce el robot, más sencillo es para él desarrollar otros a partir de ellos».

El robot tiene que aprender por tanto como un niño: copiando comportamientos que le permiten avanzar. En el caso de los movimientos sencillos, basta con que Peters o los alumnos del doctorado los hagan delante de la cámara del robot. Si la cosa es más complicada, ayuda tomar la máquina con las manos y hacerla hacer la acción, como un profesor de tenis que agarra al alumno del brazo y da el golpe junto con él. «El robot intenta entonces aprender su propio programa, es decir se autoprograma», afirma Peters.

Este tipo de robots que aprenden son interesantes también para la industria, que ya hoy es un sector fundamental para las máquinas inteligentes. «Cuando un fabricante de automóviles cambia la estructura de producción, tiene que comprar nuevos robots, porque es muy caro cambiar su programación», explica Peters.

Es decir que en esta área existe mucho potencial de ahorro con robots que puedan reprogramarse. Cifras de la Federación Internacional de Robótica (IFR) muestran la gran demanda que existe en la industria: entre 2010 y 2014 las cifras de ventas aumentaron un 14 por ciento de media por año.

Los robots capaces de aprender también podrían tener un importante papel en el cuidado de los ancianos. Por ejemplo, podrían ayudar a los enfermeros. Como las máquinas van evolucionando, no sería necesario comprar un nuevo aparato para cada actividad.

Según una encuesta representativa del instituto Forsa, un 75 por ciento de las personas cree que los robots jugarán un papel destacado en el área de los cuidados a ancianos. Un 83 por ciento incluso se imagina poder tener un robot de servicio cuando sean mayores si eso les permite permanecer más tiempo en su propia casa.

De vuelta en la oficina de Jan Peters, en la computadora se ve un video de un brazo robótico que tiene que lanzar lo más lejos posible una pequeña pelota con un bate, como en el béisbol.

Con cada nuevo golpe, la máquina va mejorando. «Aprende mediante premio y castigo», afirma Peters. Si la pelota es lanzada muy lejos, hay puntos positivos, y negativos cuando la máquina se mueve demasiado rápido y recarga por tanto sus motores -las articulaciones-. Al robot le basta con un número como recompensa, no necesita un chocolate como un niño.

El robot no tiene por qué encontrar las mismas soluciones que una persona ante determinadas situaciones. Por ejemplo, el grupo de Peters quería enseñar a una mano robótica con tres dedos a agarrar un vaso, y la máquina lo hizo sosteniéndolo entre los dedos y la palma. «Lo inventó ella misma, no hizo caso a lo que nosotros le mostramos», explica el profesor.

Todo eso podría ser muy útil en casa con robots personalizados. «Es factible, el tema es si será posible de pagar», señala el informático. «Aún necesitamos un par de revoluciones en la inteligencia de los robots».

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