Julieta Ponce Sánchez, especialista en temas de lactancia materna, alertó que las fórmulas lácteas poseen azúcar que provoca picos de glucosa en el metabolismo de niños y niñas que hace que el páncreas trabaje más, esto obliga a que se produzca más insulina y finalmente puede provocar obesidad y sobrepeso. Pese a ello, dijo, el Gobierno federal deja que Nestlé se promocione en salas de lactancia en hospitales públicos.
Ciudad de México, 31 de agosto (SinEmbargo).– Organizaciones en defensa de la salud alimentaria y de los derechos del consumidor denunciaron que la Secretaría de Salud (SSA) favorece los intereses de Nestlé: le permite hacer investigaciones, financiar la Fundación Mexicana para la Salud y no le regula la promoción de sus productos que buscan desincentivar la lactancia en el país y promover la adquisición de sus productos como las fórmulas lácteas, e incluso acercarlos a la población más vulnerable a través del programa «Sin Hambre».
La empresa lleva a cabo esta semana el «Cuarto Congreso Nestlé. Nutrición para ella, bienestar para su bebé», al que acuden profesionales de la salud, tanto del sector privado como del público, con la finalidad de recibir capacitación. No obstante, Julieta Ponce Sánchez, especialista en temas de lactancia materna, aseguró que éste se realiza con el propósito de que los médicos mal informen a las madres sobre la alimentación que proporcionarán a sus hijos.
«Es un evento más del papel que está jugando esta empresa que es la principal financiadora de la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud), donde laboró Mercedes Juan López, ex Secretaria de Salud, antes de tomar la titularidad de la SSA y desde donde se dicta parte importante de las políticas públicas en salud», denunció también Alejandro Calvillo Unna, director de la organización El Poder del Consumidor.
En el mismo sentido, Ponce Sánchez plante que la «Funsalud se mantiene de los fondos Nestlé, es el ala ‘académica’ de la industria aplaudida por la Secretaría de Salud».
«Nestlé no tendría porqué hacer esto. Deben ser las universidades, investigadores, las instituciones las encargadas de realizar este tipo de eventos. ¿En qué momento las industrias tienen que estar formando a los profesionales? No tiene nada que hacer Nestlé dando talleres de nada, menos que tengan que ver con salud y nutrición», destacó la especialista.
Además, denunció, la empresa «disfraza» su discurso con profesionales de la salud y se muestra comprometida con ésta «porque utiliza a voceros que a veces se basan en ciencia chatarra».
«En México, muchos de los artículos donde se están informando los nutriólogos y médicos están hechos por las mismas industrias. Nos parece muy grave porque si tienes un producto chatarra y lo anuncias como chatarra, entonces la gente ya decide si se lo come o no. Pero si tú haces un producto dañino que está anunciado por médicos y además te disfrazas con una bata blanca, nos parece que esto es una confusión para el consumidor mexicano», agregó.
También expuso que la relación entre Nestlé y la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) para participar en la Cruzada contra el Hambre supone «un coqueteo político entre la empresa y el Gobierno».
«[Nestlé] está penetrando en las tiendas de población vulnerable a través de las tiendas Diconsa. Con la tarjeta «Sin Hambre», las familias más pobres pueden tener acceso a las fórmulas Nido y NAN», lamentó.
En octubre, el Observatorio Mundial del Derecho a la Alimentación y Nutrición informó que la Cruzada Nacional contra el Hambre otorga cada año 322 millones de dólares [cerca de 5 mil 350 millones de pesos] a 717 mil tarjetas Sin Hambre, con la que las personas tienen acceso a quince productos.
Al inicio de este mes, la empresa presentó el libro «1,000 días que hacen la diferencia», un material dirigido a profesionales de salud; e inauguró dos salas de lactancia en el Hospital Infantil de México Federico Gómez, ubicado en la capital del país.
Al respecto, Ponce aseguró que el Gobierno «al tener pocas buenas noticias que dar en los temas de salud y alimentación en particular con la garantía de los derechos infantiles», se vale de las acciones que la industria privada ofrece para colaborar y así pueda dar resultados en la materia.
Sin embargo, de acuerdo con la experta, con dichas salas Nestlé busca acaparar clientes potenciales, ya que hay panfletos con información «útil» bajo el sello de Nestlé, la marca de biberones Evenflo y «lo peor de todo es que también el Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas (Unicef) firma», dijo.
«Ha penetrado de tal manera el conflicto de interés que para una mujer no es raro encontrar en la sala de lactancia información de estas marcas. No les parece de ninguna manera extraño. No son las madres quienes tienen que vigilar las prácticas comerciales de Nestlé sino el Gobierno», puntualizó.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), «la leche materna es la primera comida natural para los lactantes. Aporta toda la energía y los nutrientes que el niño necesita en sus primeros meses de vida, y sigue cubriendo la mitad o más de las necesidades nutricionales del niño durante el segundo semestre de vida, y hasta un tercio durante el segundo año».
El riesgo que implican las fórmulas lácteas, explicó, radica en que el azúcar que poseen provoca picos de glucosa en el metabolismo de los niños y niñas, lo cual hace trabajar más al páncreas: lo obliga a producir más insulina para meter los excesos de azúcar en la sangre, lo que con el tiempo puede provocar padecimientos como el sobrepeso y la obesidad en edades cada vez más tempranas.
«Es como si la sangre de los niños envejeciera y en la edad escolar su sangre se comporta como si ya fueran adultos, empiezan a tener triglicéridos elevados, a tener colesterol alto, sin que necesariamente tengan sobrepeso», dijo.
¿QUÉ DEBE HACER EL GOBIERNO?
De acuerdo con datos de la SSA, en el país la leche materna ya no es el alimento exclusivo en los primeros seis meses de vida de un bebé. Entre 2006 y 2012, el índice de lactancia materna registró en la República Mexicana una caída de 7.9 puntos porcentuales, que pasó de 22.3 por ciento a 14.5 por ciento, a consecuencia precisamente del consumo temprano de fórmulas lácteas y de agua.
Ponce hizo un llamado a la Secretaría de Salud a rendir cuentas sobre cuál es el comportamiento de la industria y las violaciones que han detectado –de acuerdo con el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna–, así como las sanciones que deben aplicar.
Dicho código establece como objetivo principal «contribuir a proporcionar a los lactantes una nutrición segura y suficiente, protegiendo y promoviendo la lactancia natural y asegurando el uso correcto de los sucedáneos de la leche materna, cuando éstos sean necesarios, sobre la base de una información adecuada y mediante métodos apropiados de comercialización y distribución».
Asimismo, subrayó la necesidad de revisar las condiciones laborales de las madres, capacitar adecuadamente a los médicos, mejorar las condiciones hospitalarias para que las mujeres puedan ejercer el derecho a amamantar, no obstante, –comentó– «en lugar de hacer todo eso, las autoridades están pactando el camino fácil. Nos preocupa el vacío de capacitación que hay en los hospitales».
También urgió a vigilar las promociones de fórmulas lácteas que existen en las farmacias, cómo se realiza la visita médica, cómo las empresas persuaden a los pediatras, así como la información que la industria privada le proporciona a las madres acerca de la nutrición de sus bebés.
«Nosotros sabemos cómo le pagan a los pediatras para que desincentiven la lactancia materna, cómo se meten y dejan muestras médicas, cómo dan regalos. Eso lo sabemos nosotros, pero no hay un portal público donde el Gobierno federal informe cuáles son las violaciones que ha detectado y cuáles son las sanciones que ha puesto a la industria», recriminó.
Otra de las preocupaciones de la especialista radica en la falta de transparencia que existe durante las primeras horas de vida de los bebés.
«Tenemos la sospecha de que Nestlé sabe más sobre lo que pasa en la primera hora al nacer en un ámbito hospitalario que nosotros [las ONGs]. No hay datos oficiales que nos digan cuál es la ruta de la custodia de un niño al nacer», dijo.
«Lo que sí sabemos es que los mismos que trabajan para las empresas tienen mecanismos para meterse a los cuneros, conquistar a las enfermeras y a los pediatras no sólo con dinero, sino con otros incentivos, y ese espacio no goza de transparencia ni de rendición de cuentas; es decir, el Gobierno ha perdido la custodia de los recién nacidos porque sabemos que hay otros que penetran esos espacios. Todo esto nos parece muy preocupante», agregó.