A los candidatos a la Presidencia de la República, les quedan 27 días de campaña política y 30 para llegar a las urnas. Hasta ayer, 30 de mayo, Andrés Manuel López Obrador había visitado 29 de los 32 estados del país; José Antonio Meade Kuribreña 25; Ricardo Anaya Cortés 24 y Jaime Rodríguez Calderón 18, de acuerdo con los datos de sus respectivas agendas y sitios oficiales de Internet.
Un recuento de SinEmbargo muestra que mientras AMLO ha destinado el 48.8 por ciento de sus viajes a estados del norte del país, Anaya ha viajado en un 62.2 por ciento a la zona centro. Meade, en cambio, sigue repartiéndose entre el centro (47.5 por ciento) y el norte de México (34.43 por ciento). Y “El Bronco”, por su parte, ha dado prioridad al norte (56.25 por ciento de sus viajes).
En lo que queda de estas elecciones, plantearon politólogos consultados, López Obrador buscará hacer más competitivos a los candidatos de Morena que no lo están siendo; crecer el voto de Morena en los estados en donde está teniendo dificultades (occidente-bajío); y hacer presencia en los estados donde hay actores importantes que proveerán operación electoral el día de la elección (como en Oaxaca).
Anaya Cortés, en cambio, muestra un andar “caótico” porque no ha logrado levantar como pensó, lo que lo haría actuar para evitar perder peso electoral. Y a la par que Jose Antonio Meade Kuribreña ya no juega a ganar, sino más bien, a no hacer perder más al PRI, “El Bronco”, dijeron, ya es “insignificante”.
Ciudad de México, 31 de mayo.- A 27 días de que acaben las campañas electorales y a 30 de que los mexicanos vayamos a las urnas, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha ido a 29 estados de la República Mexicana; Jose Antonio Meade Kuribreña a 25; Ricardo Anaya Cortés a 24; y Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón (“El Bronco”) a 18, de acuerdo con datos de sus respectivas agendas y sitios oficiales de Internet. El territorio pisado por cada uno de los aspirantes presidenciales refleja su estrategia electoral, e inclusive, el futuro político de sus respectivos partidos, explicaron analistas consultados.
Las entidades federativas más visitadas son la Ciudad de México (recibió el 27 por ciento del total de visitas, en 61 días de campaña) y el Estado de México (10 por ciento), que son las demarcaciones con mayor electorado a nivel nacional. Juntas, suman casi 19 millones de electores, cantidad superior, por ejemplo, al peso electoral de los estados que componen la Circunscripción III (Campeche, Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán), donde habitan 17 millones de electores.
Mientras el centro y norte del país registran los mayores niveles de visita (60.5 y 24.5 por ciento de ellas), el sur de México es menos concurrido por los candidatos presidenciales (12 por ciento). El resto de las visitas se divide entre estados del este y del oeste.
Con anterioridad, SinEmbargo publicó que la disparidad entre centro y el sur se debe a dos principales factores, además del número de electores: que en un país como México los estados del centro concentran a los poderes fácticos (como el empresariado y los medios de comunicación); y que el sur tiene poco atractivo electoral para los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN), considerando el peso del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en la zona.
Parte de esta explicación responde al por qué los cuatro candidatos presidenciales hacen base, sobre todo, en la capital del país. No obstante, cada uno tiene su propio itinerario.
López Obrador, por ejemplo, ha concentrado la mitad de su tiempo (48.8 por ciento) en estados del norte como Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Sinaloa, Sonora y Tamaulipas. Pero en las últimas tres semanas, ha fijado su atención en lugares como Jalisco, Oaxaca y Veracruz (además de la capital y del Edomex).
El paso de AMLO por Jalisco es natural porque es uno de los estados “más difíciles” para él, dijeron Juan Luis Hernández Avendaño, director del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana Puebla, y Enrique Toussaint, analista político de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
En su opinión, Jalisco es una entidad que desconfía del PRI y del PAN, y donde “el peje” puede cosechar algunos votos -es la tercera entidad con más electores, con casi seis millones de votantes- ahora que Movimiento Ciudadano (MC) se perfila como la primer fuerza política.
Según los promedios de las diversas encuestas locales, en Jalisco, AMLO tiene entre 11 y 13 puntos de ventaja por encima del abanderado blanquiazul Ricardo Anaya Cortés, por lo que los especialistas coinciden en que la estrategia del tabasqueño ha funcionado hasta ahora.
En el caso Anaya, los datos de su agenda indican que, en las últimas tres semanas, más de la mitad de su actividad (52 por ciento) estuvo concentrada en la Ciudad de México y en el Estado de México. Esta dinámica coincide con su tendencia en los 41 días previos de campaña política, en que estuvo visitando dichas entidades, además de Puebla y Veracruz (donde el PAN tiene buenas oportunidades de ganar).
La estrategia de Ricardo Anaya, en lo general, concentró sus visitas en estados del centro y en algunos bastiones panistas como Baja California.
También, el abanderado tricolor, Jose Antonio Meade Kuribreña, basó su estrategia en la la Ciudad de México y en el Estado de México, que desde 1929 permanece como un bastión priista. La zona centro del país ha sido el escenario de la mitad (47.5 por ciento) de sus actos de proselitismo político.
A pesar de la movilidad que ha tenido en las últimas semanas, brincando del bajío y del norte hasta llegar al estado de Puebla, gran parte de sus actividades transcurrieron en la Ciudad de México (el 32 por ciento). Y de los bastiones del tricolor, destacan sus tres visitas a Coahuila, que contrastan con una visita a San Luis Potosí y otra a Yucatán, sin haber pisado aún Hidalgo, donde el PRI seguirá impuesto, al menos, hasta el 2022.
Por su parte, el independiente Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón, “El Bronco”, no ha dejado de visitar el norte del país. El 56.2 por ciento de sus viajes son a estados como Baja California, Nuevo León, Chihuahua, además de la Ciudad de México.
Para los analistas consultados, la movida de “El Bronco” es lógica debido a que sus mejores posibilidades se encuentran allá en el norte, porque su presencia a nivel nacional, además de ser muy limitada, casi es invisible con el actual escenario electoral (sus adversarios le llevan mucha ventaja como para poder aspirar a algo, o siquiera, inclinar la balanza a favor de alguien más).
LA ESTRATEGIA ELECTORAL
A menos de un mes de la veda electoral, que inicia tres días antes de la elección del 1 de julio, existen condiciones que definen los pasos de los candidatos presidenciales por todo el territorio nacional.
Para los politólogos Juan Luis Hernández Avendaño y Enrique Toussaint, Andrés Manuel López Obrador está manejando una estrategia dirigida a estabilizar la transición presidencial que viviremos este año. Ricardo Anaya Cortés, por su lado, muestra un andar “caótico” porque no ha logrado levantar como pensó, lo que lo haría actuar para evitar perder peso electoral. Jose Antonio Meade Kuribreña, en cambio, ya no juega a ganar, sino más bien, a no hacer perder más al PRI. Y “El Bronco”, dijeron, ya es “insignificante”.
AMLO tiene mucho peso en el sur de México y en la capital del país. Sin embargo, en la circunscripción II (que incluye a Aguascalientes, Coahuila, Guanajuato, Nuevo León, Querétaro, Tamaulipas, San Luis Potosí y Zacatecas) el ex Jefe de Gobierno capitalino tiene menos presencia que Anaya. Y además del bajío y el pacífico (las baja californias, Nayarit, Sinaloa y Sonora), para las izquierdas y el tabasqueño, los estados del norte siempre han sido un dolor de cabeza.
Por eso, la estrategia electoral de López Obrador irá encaminada a “hacer más competitivos a los candidatos de Morena que no lo están siendo; a crecer el voto de Morena en los estados en donde está teniendo dificultades [occidente-bajío]; y hacer presencia en los estados donde hay actores importantes que proveerán operación electoral el día de la elección”.
Esto explicaría por qué ha visitado Jalisco (donde no es competitivo), Puebla y Veracruz (donde las encuestas dan empate técnico entre PAN y Morena), además de Oaxaca, que aunque «no es tan importante en términos de votos” (tiene 2.9 millones de electores), si es importante en términos de la alianza con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), «que seguro le proveerá representantes de casilla”.
En esto coincidió Toussaint, quien comentó que además de fortalecer los medios para su objetivo, que es llevarse la Presidencia de la República, la mayor parte de las gubernaturas, el Congreso de la Unión y las asambleas locales, AMLO está aplicando la estrategia del «candidato que se sabe arriba en las encuestas”.
Andrés Manuel López Obrador «ya está pensando mucho más en el contexto que se quiere encontrar después del 1 de julio, que en la elección a la presidencial».
Para el académico de la UdeG, que AMLO quiera tener más gobernadores afines, es decir, que esté tratando de impulsar que algunos cuadros de Morena crezcan en las encuestas -como en Chiapas, Puebla y Veracruz- y que quiera más músculo en el Congreso de la Unión, es “buscar la clase de equilibrios que quieren después de la elección”.
En el caso del panista Ricardo Anaya Cortés, Toussaint refirió que “no ha logrado consolidar los bastiones que creía que podía lograr”, como los del centro del país, además del corredor del bajío (Aguascalientes, Colima, Guanajuato, Jalisco, Nayarit, Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas). Y aunque AMLO no está arriba en las encuestas de todos esos estados, “en todas está compitiendo, y por lo tanto, es claro fracaso de la estrategia de Anaya”.
El problema del llamado “niño maravilla” radica en que es capaz de reunirse con las cúpulas (empresariales, políticas, de opinión, etcétera) en ambientes controlados y con poco trabajo de calle. Eso hace que su estrategia sea «difícil de entender”, y que más bien dé la impresión de ser “improvisada”, coincidió Hernández Avendaño.
“Aunque hay una prioridad en los estados del centro, no se aprecia que haya una estrategia para crecer. En todo caso parece que hay una estrategia básica y esencial para no seguir bajando” en las encuestas, indicó el politólogo. Eso refleja sus constantes viajes a Baja California y Puebla, en donde el PAN tiene una presencia considerable.
En lugar de ir a estados “cómodos”, mencionaron los analistas, Anaya debería centrarse en lugares donde podría arrancarle votos a AMLO (Baja California Sur, Morelos, Nayarit, Quintana Roo y Tlaxcala, por ejemplo) y en donde le puede disputar el voto útil al PRI (Chihuahua, Durango, Jalisco, Oaxaca, Querétaro, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas y Veracruz).
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Para Toussaint y Hernández, tanto Anaya como Meade tienen muy claro las zonas que ya están perdidas, como lo es la mayor parte del sur del país. Por eso, de aquí en adelante, no sería raro que ambos candidatos se concentraran en los estados que tienen las listas nominales más abultadas (Estado de México, Ciudad de México, Jalisco, Veracruz, Puebla y Guanajuato) y en estados donde sus respectivos partidos gobiernan.
Sobre Jose Antonio Meade Kuribreña, comentaron que el PRI no esta siendo competitivo, y la estrategia será, en todo caso, “salvar lo salvable”. Esta circunstancia implica, como dijo Hernández Avendaño, la “posibilidad de refugiarse en algunas candidaturas locales y en algunas victorias locales” (Coahuila, Estado de México, Hidalgo, San Luis Potosí, Sinaloa y Yucatán).
Pero en general, los académicos concordaron en que su estrategia tiene “muchos vaivenes” y que es “poco clara”, con una agenda centrada, sobre todo, en los medios de comunicación y en las redes sociales.
“Jose Antonio Meade, más que una campaña para sí mismo, está jugando tiempos extras desde hace un mes. Lo que está haciendo es campaña para la supervivencia del PRI. Yo creo que la encomienda que tiene de parte de Los Pinos, e inclusive de parte del partido, es precisamente pensar qué va a hacer el PRI después del 1 de julio: qué gubernaturas logra retener, cuántos diputados y senadores logra meter en las cámaras… Es decir, qué poder territorial puede, de alguna forma, condensar o compactar de cara a lo que será la post elección”, mencionó Toussaint.
En ese sentido, Hernández explicó que luego del viraje que hubo en la presidencia del PRI, lo esperado era que la estrategia de Meade se enfocara en distanciarse del gobierno actual, aunque sea de su mismo partido (como lo hizo Héctor Yunes Landa, en el 2016, en Veracruz).
Al no hacerlo, no se hizo más competitivo. Ahora lo que le queda es «echar todo lo que esté a su alcance el día de la elección”, es decir, dinero, programas sociales y el empuje de toda su estructura. “Pero con una participación masiva, es muy difícil que el PRI obtenga más del 20 por ciento de los votos, a juzgar como va la elección”, sentenció el académico.
La ironía de todo esto, dijo Toussaint, es que Meade es “un candidato que siempre se vendió como un externo al partido, que terminó con la principal encomienda de mantener a flote al PRI y darle cierto oxígeno, para poder ser un partido fuerte de cara al proceso post electoral”.
Con respecto a “El Bronco”, los especialistas concordaron en que nunca tuvo una estrategia, salvo la posibilidad de que pudiera arrebatarle votos a AMLO, es decir, “que pudiera ser una suerte de francotirador en los debates hacia López Obrador, y al mismo tiempo, un candidato útil al gobierno que jugara a la dispersión del voto”, indicó Juan Luis Hernández Avendaño.
Él y Toussaint explicaron que la coyuntura electoral anuló por completo la posibilidad de que él fuera “útil» al PRI.
“No se puede entender la decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en meterlo a la boleta, sin la presión del PRI, que es el que tiene presión sobre los cuatro ministros del Tribunal Electoral. Está muy clara la captura institucional del PRI dentro del Tribunal Electoral, en ese sentido”, dijo el investigador de la Ibero Puebla.
La intención del voto -recargada en Morena y luego en el PAN- coloca a “El Bronco” en una » posición marginal”, porque la distancia con sus oponentes borra el sentido de su candidatura de dispersar el voto. Así, “lo que haga o deje de hacer va a ser insignificante en el proceso electoral y no tiene ninguna posibilidad de triunfo”, dijo Enrique Toussaint de la UdeG.
Lo que el ex Gobernador de Nuevo León hará, es seguir haciendo ruido mediático y tratar de llamar la atención, generando polémica en el tercer debate. Además, explicó Toussaint, podría buscar “puentes de negociación” con el proyecto de López Obrador, porque sus ataques contra AMLO han ido en decremento.
Más allá, “El Broncó” deberá lidiar con la reciente demanda del Instituto Nacional Electoral (INE) ante la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade), por presuntos actos ilícitos en la recolección de firmas.