Todo ángel es terrible, el ensayo fotográfico de pájaros muertos por José Antonio Martínez, logra el cometido sin tropiezos. La referencia puntual al verso de Rilke es una sugerencia inmediata sobre la travesía de los retratos, acentuada en los límites de la expresión de una fotografía natural.
Por Gerardo Arteaga
Ciudad de México, 31 de marzo (SinEmbargo).- Un lenguaje visual que pueda sustentar una estructura pertinente para la creación de un ensayo fotográfico, basado en el lenguaje metafórico, necesita de la discreción de un formato que pueda capturar, a través de pistas visuales, los elementos contundentes del espectro poético. Sólo así es posible construir puentes entre nomenclaturas distintas, sin miedo a caer en la explicación de los símbolos y las figuras retóricas.
Todo ángel es terrible, el ensayo fotográfico de pájaros muertos por José Antonio Martínez, logra el cometido sin tropiezos. La referencia puntual al verso de Rilke es una sugerencia inmediata sobre la travesía de los retratos, acentuada en los límites de la expresión de una fotografía natural. En ese perímetro se nos presenta un lente obsesionado por los matices, las texturas y las composiciones libres de pequeños cadáveres que juegan a ser las notas (poéticas) al pie de la colección de aves del Museo de Historia Natural, pero que también reproducen desde la sentencia cromática y la distancia focal egoísta, una serie de representaciones visuales que acentúan la paradoja entre el vacío gris del deceso y los colores vívidos y explosivos que quedan petrificados en los pigmentos de las alas y las plumas de aves silenciosas ante los resplandores de luz que captan su sentencia ingrávida.
Pues la belleza no es nada
sino el principio de lo terrible, lo que somos apenas capaces
de soportar, lo que sólo admiramos porque serenamente
desdeña destrozarnos.
Rainer María Rilke
Éste es un ensayo sobre las formas y la concepción de aquello que sólo es catalogado desde ángulos estrictamente descriptivos. La perspectiva de José Antonio Martínez, a través de acercamientos audaces, busca en los pliegues menos insospechados reminiscencias antropomórficas. Al final encuentra en espacios puramente ornitológicos las expresiones más humanas que reflejan el destello de un eco funesto sobre la mortalidad sin tapujos. De los retratos parece emanar un silencio “demasiado ruidoso” dibujado por paletas de colores demasiado seráficas.
El juego literario, dentro del proyecto con Ethel Krauze, funciona por contraste: Si el ensayo fotográfico es un retrato cromático del silencio, el cuento El hombre que habló con los pájaros parece funcionar como la antesala vívida de esa mortalidad con una prosa repleta de detalles que encuadran una vitalidad a través de personajes casi irreales debido a la energía que emanan y que con un final expectante pierden en segundos.
El experimento abre nuevas posibilidades dentro de la experiencia editorial que justo ahora parecería haber agotado sus discursos, pero que en la colección Luz Portátil demuestra, en cambio, una fórmula renovada que basa sus expectativas en lo que sólo puede expresarse en papel: una gama de tonalidades únicas y una yuxtaposición fresca entre literatura y fotografía.
Este texto, en su versión completa, Todo ángel es terrible, se reproduce en Artes de México. Adquiere el libro a través del siguiente enlace y descubre más sobre este ensayo fotográfico. https://catalogo.artesdemexico.com/productos/todo-angel-es-terrible/