México, 31 Ene (Notimex).- La Orquesta Típica de la Ciudad de México, fundada en 1884, ofreció por primera vez una gala operística que incluyó arias de la ópera “Carmen”, de Georges Bizet, y canciones de música popular, bajo la batuta de Arturo Quezadas Luna.
El patio del Antiguo Colegio de San Ildefonso fue el escenario en el que la agrupación continuó los festejos por su 130 aniversario, con un rico y fresco concierto, acompañada por su Coro.
Los músicos ejecutaron algunas arias de la ópera “Carmen” con virtuosismo y técnica, para acompañar a los tenores, barítonos, sopranos y mezzosopranos que participaron.
“Los Toreadores”, “Canción del Toreador”, “Intermezzo de Cavalleria Rusticana”, de Ruggero Leoncavallo y “No nessun dorma”, aria de la ópera “Turandot”, de Giacomo Puccini, y “Brindis”, de “La Traviata”, de Giuseppe Verdi, formaron parte del repertorio.
Además, complacieron al público con temas populares que se consagraron en películas como “Que te ha dado esa mujer” (1952), protagonizada por Pedro Infante, que captaron la atención de los asistentes de principio a fin.
”Que te ha dado esa mujer”, de Gilberto Parra Paz, “Mi ciudad”, de Guadalupe Trigo, y “México es mi país”, de José A. Zavala, dieron un toque popular a la velada.
Momentos antes del concierto, Bertha Cea, coordinadora ejecutiva del Antiguo Colegio de San Ildefonso, agradeció al público por su asistencia y auguró un magno concierto con la música de una de las orquestas más emblemáticas del país.
Agradeció al maestro Quezadas Lunas y a toda la Orquesta por elegir a San Ildefonso para arrancar aquí la larga cosecha de éxitos que “estoy segura que se vislumbra para el resto del 2015”.
La Orquesta Típica de la Ciudad de México, fundada el 1 de agosto de 1884 por el maestro Carlos Curti, es una de las instituciones musicales más antiguas del país. En sus primeros años, su repertorio fue reflejo de las expresiones musicales populares en la época colonial, predominantes hasta la segunda mitad del siglo XIX.
Pero a raíz de la Revolución Mexicana, la agrupación fue revelando su espíritu social, que se consolidó durante las primeras décadas del siglo XX.
Como parte de este proceso, se incorporó el uso de instrumentos típicos como marimbas, salterios, arpas, bandolones, bajo sextos y una diversidad de instrumentos de percusión prehispánicos como el huéhuetl, teponaztli y raspadores.