Nada resuena con tanta profundidad como el comienzo del tema, cuando Cave musita “caíste del cielo / chocaste contra la tierra en un campo / cerca del río Adur”
Ciudad de México, 1 de octubre (SinEmbargo).- No hace falta ser particularmente sensible para que a uno se le ponga la piel chinita cuando Nick Cave canta “con mi voz te estoy llamando” en esa letanía que es el estribillo de “Jesus Alone”, que abre el flamante Skeleton Tree.
Los Bad Seeds, en la línea del antecesor Push the Sky Away, crean un ambiente sonoro con una suerte de zumbido eléctrico al que apenas se le cuelan la voz, algunas líneas de piano y una batería tocada con escobillas.
Sobre el sonido del dolor y la angustia, Cave pasa lista de un elenco de desesperados: un hombre que camina cubierto en sangre ajena, un drogadicto en una habitación de hotel en Tijuana, un médico africano “cosechando surcos de lágrimas” no encuentra consuelo en creer en dios, un anciano del que su creador se ha olvidado… A todos ellos los llama el cantante y les propone sentarse juntos “hasta que el momento llegue“.
Pero nada resuena con tanta profundidad como el comienzo del tema, cuando Cave musita “Caíste del cielo / chocaste contra la tierra en un campo / cerca del río Adur“. Porque, sí, las canciones de Skeleton Tree fueron compuestas -y varias incluso grabadas- antes del 14 de junio de 2015, pero uno las escucha ahora y es inevitable remontarse a ese día.
El día en el que Arthur, uno de los hijos del cantante, de 15 años, compartió unos ácidos con un amigo y terminó muerto al caer de un acantilado cerca de la casa familiar. No hay letras del álbum que hablen específicamente de ese hecho devastador, pero ese fantasma aparece una y otra vez a lo largo de las ocho canciones, enmascarado en cada frase que parece sugerir la referencia.
“Sólo respira, sólo respira / te necesito“, llora Cave en “I Need You” sobre un órgano ominoso, una batería extrañamente vivaz y coros que acentúan el dolor. Habla de un amor perdido, pero no importa: la imagen del duelo trae otra vez la piel de gallina, el nudo en el estómago, las ganas de que el disco termine más rápido…
Claro, no cuesta mucho cambiar a una playlist de melodías más alegres, pero Skeleton Tree no lo permite: hay que atravesar el fuego junto a su creador, como en un luto compartido que no encuentra respiro ni catarsis en todo el álbum. La muerte, siempre tan presente en las canciones de Cave, se muestra aquí en una dimensión demasiado personal como para usarla como metáfora moral o apelar al humor negro.
En otro disco, “Rings of Saturn” hubiese sido una de esos relatos de pesadillas que Cave suele componer y que cargan con un poco más de oscuridad la narrativa. Aquí, en cambio, la historia de esa mujer que la está pasando mal funciona como un (leve) alivio después de “Jesus Alone” y antes de “Girl in Amber”, en la que le dice a una mujer (¿a su esposa Susie Brick?) “si quieres sangrar, sangra“.
En el final, cuando el cantante le pide “no me toques“, el dolor es tanto que la epidermis no soporta el contacto ni siquiera de la persona amada. El aura ominosa continúa en “Magneto”, que con mínima instrumentación carga de sentidos las imágenes aparentemente inconexas que enumera el cantante.
El comienzo de “Distant Sky” parece proponer algo diferente, un nuevo comienzo para una pareja en cielos lejanos. Pero tras la primera intervención de la cantante Else Torp, la voz de Cave sobre otra textura -esta vez con algunas cuerdas incluidas- aclara la situación: “Nos dijeron que nuestros dioses iban a sobrevivirnos / nos dijeron que nuestros sueños iban a sobrevivirnos / nos dijeron que nuestros dioses iban a sobrevivirnos / Pero nos mintieron“. Y entonces, lo que parecía un nuevo comienzo ahora puede ser la metáfora de un pacto suicida: “Vámonos ahora, mi única compañera / Partamos hacia cielos lejanos / Pronto los chicos estarán poniéndose de pie / Esto no es para nuestros ojos“.
En el final, “Skeleton Tree”, una balada guiada por el piano, plantea cierta placidez hallada en la cotidianidad: domingo a la mañana, una vela en la ventana, la televisión agitada… Y si los primeros versos del álbum impactan, los que lo cierran ponen en la superficie una ilusión: “Todo está bien ahora“, repite Cave como si quisiera convencerse a sí mismo.
El hecho mismo de la publicación de este álbum lo desmiente (y, al parecer, también el documental One More Time with Feeling, que documenta la grabación): nada volverá a “estar bien”, pero se sigue adelante. Con la vida, con el arte, con todo lo que no signifique sentarse a esperar a que el momento llegue.
¿Quién es Roque Casciero? (Buenos Aires, 1968) Periodista. Es subeditor de Cultura y Espectáculos de Página/12. Autor de Arrogante rock: conversaciones con Babasónicos (2007). Condujo mytoing.com y Héroes del rock en el canal CM y escribió en La Maga, Rolling Stone y las ediciones argentina y mexicana de Playboy, entre otros medios. Es docente en la UBA, TEA y TEA Arte. Integra el comité editorial de Silencio. (www.silencio.com.ar). Lee la nota original aquí.