México

En el ocaso del sexenio, «El Grito» se vuelve un acto blindado para EPN y el PRI

16/09/2016 - 12:05 am

Entre la marcha de rechazo al Presidente Enrique Peña Nieto, protagonizada ayer por miles de ciudadanos en la Ciudad de México, los gobiernos priistas del Estado de México e Hidalgo, comandaron un acarreo con cientos de autobuses que transportaron a miles de niños, ancianos, mujeres y hombres para llenarle el Zócalo al Primer Mandatario con espectadores a modo. «El Grito» de Peña Nieto se convirtió en una «fiesta» privada, cercada por miles de policías, y a la que sólo tuvieron acceso sus cercanos, los priistas y los acarreados.

Ciudad de México, 16 de septiembre (SinEmbargo).– El “Viva México”, en la persona de Enrique Peña Nieto, se convirtió en “¡Renuncia ya!”. El Mandatario con la aprobación más baja desde que en 1994 se realizan encuestas en México de este tipo ondeó la bandera pero anoche, como las tres noches anteriores desde que tomó posesión, la arenga no le fue respondida. O más bien, sí. Entre los vivas, el Zócalo permite que se cuelen algunos gritos que le indican: “¡Vete!”.

Dice Peña Nieto, en negro y los colores patrios en el pecho: “Mexicanos, ¡Vivan los héroes que nos dieron Patria y Libertad! ¡Viva Hidalgo! ¡Viva Morelos! ¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez! ¡Viva Allende! ¡Viva Aldama! ¡Viva Galeana! ¡Viva Matamoros! ¡Viva Guerrero! ¡Viva la Independencia nacional!”.

Ni medio minuto de arenga. El Grito de 2016 ha concluido fugaz, breve, instantáneo. Pronto, la pirotecnia llena el cielo del Zócalo, el mismo que siempre le ha dicho que «no» al Presidente desde la madrugada del 1 de diciembre, cuando recibió la banda presidencial y afuera de Palacio Nacional lo esperaba ya una manifestación que le reclamó los acontecimientos de Atenco y le puso frente a la mirada una manta que decía «asesino». Pero esta noche es una multitud tranquila, en paz, acomodada desde las 16:00 horas frente al balcón presidencial, proveniente del Estado de México e Hidalgo, los estados gobernados por el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Hombres y mujeres con brazaletes verde y blanco. Y aquí concluye todo porque por razones de austeridad este año, como el pasado, no habrá cena de gala. Cuatro años de Peña Nieto y un grito de la celebración de la liberación de la Corona española que se acaba mucho antes del amanecer.

Y eso que la marcha convocada por usuarios de redes sociales no logró atravesar la avenida Juárez de la Ciudad de México y decidió estacionarse en paz en un sentón a la entrada de Madero. Han quedado decenas de casi dos mil que iniciaron en El Ángel a las 17:00 horas. Son adultos, jóvenes y hasta niños. Portan pancartas por Ayotzinapa, la rotunda tragedia. Cuando marcharon, de muchas maneras pidieron que Peña se fuera. Algunos le pusieron letra al Noa Noa, la canción de Juan Gabriel, quien acaba de morir.

¡Gritemos, fuera Peña! ¡Fuera Peña! ¡Fuera Peña! ¡Fuera Peña! … ¡Peña vas a renunciaaar!

A las nueve de la noche, se han quedado en flor de loto y en paz frente al Palacio de las Bellas Artes. Están cubiertos con impermeables blancos. La lluvia que empezó lenta ya es fuerte, pero no logra deshacer sus posiciones de paz.  Detrás de ellos, cientos de elementos de la Policía Federal los observan. Cientos que se extienden y forman paredes que tapan las entradas al Zócalo por 16 de Septiembre, Madero y Cinco de Mayo. Vistos a unos metros, policías y manifestantes son un solo grupo que se mantiene en silencio. Es la noche del 15 de Septiembre de 2016, la fiesta para celebrar el nacimiento de la Patria.

Al mediodía, la Secretaria de Gobierno del Gobierno de la Ciudad de México, Patricia Mercado, habló de ellos, de los opositores al Presidente. Sostuvo en una entrevista en Radio Fórmula que la manifestación en contra del Presidente Enrique Peña Nieto no sería «masiva» porque quizá, ni se completarían las mil personas. «… Más bien es una discusión en redes, hay una adhesión en redes, pero no tanto movilización», expuso la funcionaria recién «destapada» para ocupar la Jefatura de Gobierno por Miguel Ángel Mancera Espinosa. En lo que concierne al Twitter, tiene razón. Hasta las 11:30 de la noche el #RenunciaYa sigue como la cabecera de todas las tendencias.

El pasado jueves, cuestionado sobre posibles rechiflas o gritos de rechazo en contra del Presidente Peña Nieto, el vocero del Gobierno federal, Eduardo Sánchez, dijo que habría libertad para la crítica en el Zócalo. “El Presidente Peña Nieto ha dado muestra de que hay una absoluta apertura para la crítica, y para cualquier tipo de expresión en ese sentido”, mencionó a Televisa.

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Foto Cuartoscuro
El Presidente Enrique Peña Nieto dio su cuarto «Grito» en el Palacio Nacional. El «Viva México», apenas le fue respondido. Foto: Cuartoscuro

Pero este es el Zócalo y nunca le ha dado buena cara al Presidente. Nunca. Hace cuatro años, la madrugada del 1 de diciembre en que acudió a Palacio Nacional a recibir la banda presidencial de Felipe Calderón Hinojosa, decenas de estudiantes permanecieron sentados en la plancha. Aventaron al aire frases como “Peña no ganó, fue la imposición”, “Seis años más de pobreza, hambre, criminalidad, analfabetismo”, “Asesino de hombres y mujeres de Atenco”, “Asesino, no te queremos de vecino”, “IFE corrige el pinche fraude”, “Peña no ganó, la Presidencia compró”, “Peña no ganó, Televisa lo ayudó”.

Y así transcurrieron cuatro años de peñanietismo. Cuatro vivas a México con una arenga que con dificultad fue respondida. Conciertos musicales de mariachis y bandas que jamás lograron llenar la plaza de la República ni tampoco hacerla bailar. Porque pronto, las mantas con pintas en rojo (para que se vean en la tele) aparecían y cubrían los cuerpos. A veces, le pedían al Presidente que renunciara. Sobre todo, exigían la aparición con vida de 43 estudiantes normalistas secuestrados en Iguala, Guerrero, en 2014. Le exigían que matizara las reformas estructurales en Educación y Energía. Siempre ha ocurrido así. Enrique Peña Nieto ha salido al balcón a gritar “Viva México” y ha tenido que recibir abucheos y ha tenido que ver pancartas con el mismo recordatorio: “Nos faltan 43”, “Renuncia Peña”, “Peña, asesino”.

«Hasta ahora está sordo», dice Manuela, la mujer en traje anaranjado cuyo trabajo es levantar la basura del Centro Histórico.

«Sí, tiene los oídos tapados y el corazón de piedra», dice uno de los jóvenes en el sentón a la entrada de Madero. Aquí ya se sabe que Tomás Zerón de Lucio, el hombre que defendió a toda costa que a los 43 los quemaron en un basurero de Cocula, quien acaba de presentar su renuncia a la Jefatura de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), ahora es asesor de Seguridad en la Presidencia. Aquí se recuerda que después de que Alfredo Castillo Cervantes no logró pacificar Michoacán se convirtió en Director de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) y después de una exhibición con su compañera sentimental en las gradas de un estadio en las Olimpiadas, fue ratificado en su cargo. Se señala que el operador político del Presidente, el hombre que desde la Secretaría de Gobernación contuvo a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), ahora es Secretario de Desarrollo Social.

Parece ser cierto lo de los oídos sordos. Los símbolos aquí no han cambiado. La calle de Palma es, como el año pasado y antepasado, un estacionamiento de camiones con placas del Estado de México e Hidalgo. De ellos, desde las 16:00 horas han descendido decenas de hombres y mujeres con bolsas transparentes que contienen una torta y una bolsa que contiene agua. Son hombres y mujeres que ingresan a un Zócalo que ya está dividido en franjas por rejas. Ellos pueden estar en las zonas marcadas con A1 y B1, justo enfrente del balcón presidencial donde en unos minutos, aparecerá el Presidente, su esposa, Angélica Rivera, y los hijos de los dos.

A la entrada al Zócalo, después de tres filtros de revisión, una mujer entrega una torta de jamón y queso amarillo.

–¿Quién la manda?

–El Señor Presidente.

Dentro, Los Ángeles Azules intentan que «El Listón de tu pelo» levante los ánimos. Luego, aparece Lucero vestida con traje de charra e interpreta «Si nos dejan». El líder de «Los Ángeles» dice: «¡Qué viva el DF!». Este día el Jefe de Gobierno lo eligió para que se instalara la Asamblea Constituyente y con ello, la capital de la República –ahora sí– ha cambiado de nombre. Ahora es Ciudad de México a lo que el cantante de Iztapalapa, por ahora, se resiste.

Por eso la policía trae esa insignia en el brazo. Y la Gendarmería, el proyecto magno de Seguridad del sexenio, simplemente no está. Quienes sí rebosan las calles son los elementos de la Policía Federal. Algunos dicen que vienen de Guerrero, y que no han dormido y mañana, deben asistir al desfile militar.

Ayer, las redes sociales conocieron que Angélica Rivera usaría un vestido del diseñador mexicano Benito Santos, el mismo que portó en la cena con los reyes de España, durante su visita a aquel país. Se trata de un traje de gala azul oscuro con encaje y detalles de pedrería. Y este es el día en que México celebra su independencia de la corona española. Es un detalle añadido a la noche de Enrique Peña Nieto, pero que no logra aplacar el revoltijo de voces y manoteos. Tampoco el «Renuncia ya» que saturó el ambiente.

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